Dinamarca

EE UU corteja a Groenlandia para frenar la influencia de China y Rusia en el Ártico

Meses después de que Dinamarca recordara a Trump que su territorio autónomo rico en materias primas no está en venta, la millonaria ayuda estadounidense despierta las críticas de la oposición en Copenhague

FILE PHOTO: A general view of the port of Nuuk
Vista del puerto de Nuuk, la capital de GroenlandiaAlister DoyleReuters

Inmerso en la gradual vuelta a la normalidad tras su exitosa gestión de la crisis del coronavirus, el Gobierno danés de la socialdemócrata Mette Frederiksen se ha visto envuelto en una agria polémica política tras anunciarse el jueves las millonarias ayudas de Estados Unidos a Groenlandia. El territorio autónomo danés en el Ártico que aspiraba a comprar Donald Trump el pasado agosto para explotar sus ingentes materias primas y Frederiksen tuvo que recordar que “no está en venta". En venganza, el inquilino de la Casa Blanca anuló un viaje oficial a Dinamarca.

Precisamente los 12 millones de dólares de ayudas estadounidenses van dirigidas a la extracción de minerales, el turismo y la educación, según un comunicado del Gobierno groenlandés, que informaba que la cooperación se centrará en asesoramiento de expertos y consultoría. “Esta buena noticia ha confirmado que nuestro trabajo para construir una relación constructiva con Estados Unidos está dando sus frutos”, se felicitaba el primer ministro de Groenlandia, Kim Kielsen. “Es positivo que la mayor cooperación entre Groenlandia y Estados Unidos se haya reflejado en un resultado tangible en forma de financiación para proyectos”, aseguraba Kielsen.

Sin embargo, en Copenhague el acuerdo se percibe como “insultante” y “provocativo” por los partidos de la oposición. En opinión de Rasmus Jarlov, diputado conservador y ex ministro de Finanzas, Washington “está trabajando abiertamente para socavar la unidad del Reino” de Dinamarca. “Siempre han tenido una larga correa, pero hay un límite, y al final pueden no estar presentes en Groenlandia a menos que pongan esta agenda en el estante”, escribió en su cuenta de Twitter.

Por su parte, Soeren Espersen, del ultraderechista Partido Popular danés (DF), tercera fuerza del “Folketing” (Parlamento), comparó el plan de ayuda estadounidense “con los países del tercer mundo” “Este tipo de oferta es un insulto para Groenlandia y para la nación”, criticó Espersen.

Desde la extrema izquierda, Karsten Hønge, político del Partido Socialista, socio parlamentario del Gobierno socialdemócrata en minoría, defiende que el acuerdo de ayuda fue una continuación por otros medios del plan fallido de Trump de comprar Groenlandia. “Esto está claramente sobre la línea. La primera ministra debe tomar medidas para garantizar que establezcamos unos límites limpios en relación con Estados Unidos” -exigió el miércoles en Parlamento- “porque esto simplemente no está bien. Necesitan dibujar una línea en el hielo”.

“No pueden amenazar a Groenlandia. No pueden comprar Groenlandia. Ahora están tratando de atraer al público groenlandés, de modo que en algún momento elegirán naturalmente a Estados Unidos como socio”, declaró más tarde en la televisión pública DR.

En un vano intento de acabar con la tormenta política, el ministro de Asuntos Exteriores danés, Jeppe Kofod, acogió con beneplácito el acuerdo y adelantó que era solo la primera parte de un paquete de 83 millones de dólares. “Éste es un primer paso en esta cooperación, y también es algo que el Gobierno de Groenlandia celebra”, dijo. Si bien reconoció que “no era ningún secreto que EE UU tiene interés en Groenlandia”, el jefe de la diplomacia danesa descarta que este hecho pudiera perjudicar al país y opina, por el contrario, cree que “la unidad del Reino se está fortaleciendo aquí”.

Washington no parece ya estar interesado en comprar Groenlandia, sino en aumentar su influencia para contrarrestar a China y Rusia, que también confían en sacar tajada del petróleo, gas, oro, zinc o diamantes que esconde el 80% de la superficie helada de la mayor isla del mundo. “Queremos un Ártico seguro y estable donde se protejan los intereses de Estados Unidos”, señaló un alto funcionario del Departamento de estado a la Prensa antes de reconocer que “también nos preocupa la acumulación militar de Rusia en el Ártico. Su presencia ha crecido dramáticamente en los últimos años”.

Muestra del interés creciente de Washington en Groenlandia da buena cuenta el acuerdo alcanzado con Copenhague en diciembre para reabrir un consulado en la capital de la isla, Nuuk. Y es que si bien Groenlandia es un territorio autónoma de Dinamarca que no pertenece a la Unión Europea, sus relaciones diplomáticas y militares dependen de la metrópoli. Desde tiempos de la Guerra Fría, EE UU dispone de una base militar en Thule.

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El 80% de Groenlandia es hielo, pero eso está empezando a cambiar por el calentamiento globalLA RAZÓNLA RAZÓN

La embajadora estadounidense en Dinamarca, Carla Sands, había adelantado ya el propósito de ofrecer el paquete anunciado con el objetivo de “ayudar a impulsar el crecimiento” en la isla. En un comunicado el lunes, Sands señalaba que el objetivo de Estados Unidos es “un Ártico estable y seguro” y alertaba de los avances de Rusia y China en la región. En este sentido, el diario “The Wall Street Journal” describía la asistencia como parte “de la estrategia por contrarrestar la influencia china y rusa en el Ártico”, mientras la agencia Reuters aludía directamente a que el paquete busca impulsar la presencia militar estadounidense en el área.

En opinión de Jon Rahbek-Clemmensen, profesor del Royal Danish Defense College, la cooperación estadounidense contribuirá a mejorar la “precaria situación económica” de Groenlandia, al tiempo que permite a EE UU proteger sus intereses en el Ártico. “Al invertir en educación, turismo y extracción de recursos, Washington espera fortalecer su relación con Groenlandia para contrarrestar lo que ve como invasiones rusas y chinas”, explica Rahbek-Clemmensen. La isla de 56.000 habitantes (la mayoría inuits) vive principalmente de la pesca, pero depende de los 576 millones de euros de ayuda financiera que cada año le transfiere Copenhague.

Entre los políticos locales, no existe consenso sobre si la ayuda americana es una oportunidad o una amenaza para la isla. Según la diputada groenlandesa en Copenhague Aaja Chemnitz Larsen “tenemos que aclarar si ellos [EE UU] pagan ahora y nosotros [daneses] estamos en deuda mañana”.