Dinamarca
La reapertura de fronteras enfrenta a Dinamarca y Suecia
Estocolmo multiplica los contactos con Copenhague para evitar ser discriminado frente a Alemania y Noruega por haber registrado más casos de coronavirus
A poco más de un mes del inicio del verano, la primera ministra danesa, la socialdemócrata Mette Frederiksen, negocia con el resto de partidos políticos la reapertura de fronteras con Alemania, Noruega y Suecia para el 1 de junio. Sin embargo, mientras que el Gobierno apuesta por restablecer la libre circulación de personas de manera simultánea, varios partidos a izquierda y derecha apuestan por relegar a Suecia por no presentar la misma situación sanitaria con respecto a la pandemia de Covid-19. En un hecho insólito, las autoridades danesas recomiendan a sus ciudadanos guardar catorce días de cuarentena tras volver de su vecino escandinavo.
Para el líder de la oposición, el liberal Jakob Ellemann-Jensen, “no se debe retrasar la apertura de la frontera con Alemania hasta que también se considere justificable abrir la frontera con Suecia”, dijo. “Si no es justificable desde el punto de vista de la salud abrir la frontera a Suecia, entonces los suecos pueden quedarse donde están”, aseguró el líder liberal.
Desde los social liberales, aliados del Gobierno, se exige información antes de decidir si se aceptan a turistas de los países vecinos. “Necesitamos saber si podemos aceptar turistas alemanes y noruegos. Tenemos el deber de aclarar esa cuestión”, defiende su líder, Morten Østergaard. “Necesitamos tener un plan a largo plazo que indique qué orden [se deben levantar las restricciones]. No debemos quitar nada, es decir, las fronteras, y decir que no se puede incluir en la discusión”, añade Østergaard.
En la misma línea, otro socio del Gobierno, la Alianza Rojiverde, apoya la idea de tratar a los turistas de manera diferente en función de sus pasaportes. “Hay países a cuyos turistas puede recibir y otros a los que no. Es bastante obvio”, señala su portavoz política, Pernille Skipper.
Desde el otro lado del estrecho de Øresund, el Gobierno rojiverde sueco de Stefan Löfven sigue con preocupación el debate en Dinamarca y exige no verse discriminado en la reapertura fronteriza. “En el lado sueco, enfatizamos lo que la Comisión Europea también ha dicho, que no debe haber discriminación contra diferentes países, pero que hay una opinión común al abrirlo”, aseguró la ministra de Exteriores sueca, Ann Linde, el pasado viernes tras una reunión por videoconferencia con sus homólogos de la UE. Con las cifras de contagios de coronavirus en la mano, Linde subrayó a la agencia de noticias TT que “asistimos a una menor propagación de infecciones en Escania [región del sur de Suecia fronteriza con Dinamarca] en comparación con la región metropolitana de Copenhague”.
Esta tensión responde a la estrategia menos restrictiva con la que Suecia se ha enfrentado a esta pandemia en comparación con sus vecinos nórdicos. Aunque todos ellos han logrado aplastar la curva de infecciones, el virus se ha cebado más con la población sueca, con una tasa de mortalidad que triplica a la de Dinamarca. Unos 2.000 enfermos permanecen hospitalizado en Suecia, frente a 149 en Dinamarca y 61 en Noruega. Los 3.679 muertos que se ha cobrado hasta ahora el coronavirus al norte del puente de Øresund contrastan con los 547 del sur.
Con cuatro millones de habitantes, la región trasnfronteriza entre Escania (sur de Suecia) y Zelandia (la mayor isla de Dinamarca) mantiene una fuerte cooperación desde que hace veinte años se levantó el puente de Øresund, que une en apenas media hora las ciudades de Malmö y Copenhague. De ahí que las autoridades locales adviertan de las consecuencias de mantener cerrada la frontera desde un solo lado, dado que los daneses aún pueden viajar a Suecia sin ninguna restricción.
En contra de la discriminación también se manifestó la ministra de Cooperación Nórdica de Suecia, Anna Hallberg, que aseguró que sería “desafortunado” si Dinamarca decidiera discriminar a su país. “Seríamos muy críticos con eso y eso es algo que hemos dejado claro”, dijo al periódico “Sydsvenskan” . “No creemos que sea aceptable que un país discrimine a otro en términos de fronteras abiertas en el mercado interno”, defendió.
Desde el Gobierno danés, el ministro de Asuntos Exteriores, Jeppe Kofod, insistió en que aún no hay nada decidido. “Mantenemos un diálogo con nuestros países vecinos sobre las restricciones de entrada y el tema fronterizo. Todavía estamos muy preocupados y muy cautelosos”, declaró a la cadena DR. “Estamos en el proceso de nuevas fases de reapertura, por lo que hay una serie de elementos a su alrededor. Pero llegaremos a una respuesta antes del 1 de junio”, prometió Kofod.
Lo cierto es que la principal presión al Gobierno viene del sector turístico, que reclama una rápida vuelta a la (nueva) normalidad para detener sus cuantiosas pérdidas económica. Carlos Villaro Lassen, presidente de la Asociación Danesa de Propietarios de Casas de Verano, reclamó en “The Locah” rapidez al Gobierno tras constatar que entre marzo y mayo la falta de turistas había costado a Dinamarca 3.000 millones de coronas (400 millones de euros).
“La gente no puede entender por qué un residente de Copenhague, una gran ciudad con un nivel mucho más alto de contagios, puede ir libremente y reservar una casa de verano en el oeste de Jutlandia, cuando alguien del norte de Alemania, donde la tasa es mucho menor, no puede hacerlo”, se lamenta Lassen.
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