Reino Unido
Boris Johnson impone multas de 1.100 euros a quien rompa la cuarentena y el sector turístico se rebela
El sector de la aviación británica expresa su temor a que la medida termine “matando” los vuelos internacionales
El Gobierno de Boris Johnson impondrá a partir del 8 junio una cuarentena de quince días a todos los pasajeros –tanto británicos como extranjeros– que lleguen a Reino Unido desde un destino internacional. Downing Street quiere implementar poco a poco su estrategia de desescalada, y entre sus planes está incluso la polémica medida de reabrir los colegios a partir del próximo mes. Sin embargo, al mismo tiempo, no quiere dar ningún paso en falso que arriesgue un segundo pico de la pandemia. No en vano, Reino Unido es el segundo país más afectado del mundo por el covid-19, tan solo por detrás de Estados Unidos. El número de fallecidos asciende ya a 36.393. De ahí que el Ejecutivo quiera ahora cerrar de alguna manera las fronteras.
«Ante la situación de emergencia nacional en la que nos encontramos, debemos permanecer en alerta y aunque hayamos pasado el pico de la pandemia, no podemos tirar por la borda los esfuerzos realizados hasta ahora. Con el debido asesoramiento científico, debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para seguir luchando contra el virus», aseguraba Priti Patel, ministra de Interior, al anunciar el plan en la rueda de prensa diaria en el Número 10.
Mediante las nuevas medidas, los pasajeros que lleguen a suelo británico –ya sea en avión, ferri o tren– deberán proporcionar un contacto y una dirección en la que planean aislarse. Si no pudieran confinarse donde tenían pensado alojarse, será el Gobierno el que habilite un lugar en el que deba quedarse durante la cuarentena de quince días, periodo de incubación del virus. Durante el confinamiento, los funcionarios sanitarios podrían realizar inspecciones sorpresa y a los que no cumplan con las normas se les impondrá una multa de mil libras (alrededor de 1.200 euros). Los que se nieguen a pagar, serán llevados a juicio y la cuantía de la multa sería ilimitada. Es más, según Patel, a quien no colabore, se le podrá denegar la entrada o expulsar del país.
Por su parte, Escocia, Gales e Irlanda del Norte podrán llevar a cabo sus propios castigos. Desde el inicio del brote, las diferentes naciones que componen Reino Unido están llevando a cabo sus propias estrategias, lo que está acentuando las tensiones con el Gobierno central en un país que ya quedó tocado por el Brexit.
A principios de mayo, el premier Boris Johnson y el presidente francés Emmanuel Macron mantuvieron una conversación por la que, en principio, dieron a entender que quedarían exentos de restricciones los viajeros procedentes de Francia, debido a las grandes conexiones a ambos lados del Canal de la Mancha. Sin embargo, en la versión final hay cambio de planes. Solo quedarán exentos los procedentes de la República de Irlanda, así como médicos y transportistas. El Ejecutivo revisará la medida cada tres semanas, por lo que no se descarta que pudiera relajarse en julio.
El primer ministro está sometido a gran presión por sus propias filas «tories» para ir suministrando poco a poco oxígeno a la economía. El endeudamiento del Gobierno británico alcanzó los 62.100 millones de libras (68.746 millones de euros) en abril, una cifra mensual récord tras el fuerte gasto realizado por el Estado a raíz de la pandemia, según los datos publicados ayer por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS). No obstante, Johnson pide cautela. Aunque su gestión desde el inicio del brote está siendo muy criticada.
Como era de esperar, la nueva medida no fue bien recibida por las aerolíneas. El sector es uno de los grandes afectados por la pandemia. Los viajes aéreos se han desplomado hasta en un 99%. En este sentido, Tim Alderslade, director ejecutivo de Airlines UK, que representa a la industria, señaló que introducir una cuarentena en esta etapa «no tiene sentido». «En su lugar el Gobierno debería apoyar un enfoque de sentido común que involucre puentes aéreos con países de bajo riesgo que permitiría a los turistas viajar sin necesidad de cuarentena».
El responsable de Ryanair, Michael O’Leary, el mismo que el mes pasado tachó de «tontería» dejar el asiento central libre para ayudar al distanciamiento social, asegura que planea vender tantos asientos como sea posible para este verano. La compañía de bajo coste planea operar cerca de mil vuelos diarios desde julio, en comparación con los 30 que ofrece a día de hoy. O´Lery asegura que tanto tripulación como pasajeros utilizarán mascarillas y que los últimos tendrán que pedir permiso para ir al baño, lo que evitará las colas para garantizar la seguridad.
Por su parte, EasyJet comenzará a mitad de junio a ofrecer vuelos entre Reino Unido y Francia. Para las próximas semanas hay planes de reanudar rutas con Suiza, Portugal y España. El año pasado, España recibió a un total de 83,7 millones de turistas, entre ellos, 18 millones de británicos, lo que supone el 21% de los visitantes. (fin).
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