Europa
El epidemiólogo jefe sueco desprecia al Sur: “Deberíamos haberlo hecho mejor que Italia"
El embajador italiano en Estocolmo replica a Anders Tegnell que el sistema sanitario de su país es el segundo mejor del mundo
La gestión del coronavirus ha provocado un rifirrafe entre Suecia e Italia después de que el epidemiólogo jefe del país nórdica, Anders Tegnell, asegurara en una entrevista que el sistema sanitario sueco “debería haberlo hecho mejor que Italia”.
Unas declaraciones que han irritado profundamente al embajador italiano en Estocolmo, Mario Cospito, que respondió que la sanidad de su país es “considerada unánimemente entre los mejores del mundo” y que quienes trabajaban en él merecían “respeto y admiración [...] en Italia y en el extranjero”.
Lo cierto es que el Gobierno sueco de Stefan Löfven ha reconocido que ha fallado a la hora de proteger a la tercera edad frente al virus. De hecho, el 70% de las víctimas murió en residencias de ancianos con una edad media de 82 años. Según la Dirección de Asuntos Sociales, unas 11.000 personas fallecieron en las residencias de ancianos suecas entre enero y abril de este año, un millar más que en el mismo período de 2019.
Precisamente, el fracaso a la hora de proteger a este grupo de riesgo, uno de los objetivos que se marcó la Agencia de Salud Pública, ha llevado a Annika Linde, la antecesora de Tegnell, a dejar de apoyar la política menos restrictiva contra el Covid-19 seguida por Suecia en contraposición al resto de Europa. “Un poco de humildad no estaría fuera de lugar. Quizás otros países simplemente son mejores para controlar el virus que nosotros, y aún podríamos ajustar algunas de nuestras políticas en consecuencia. Pero primero tendríamos que reconocer que podríamos haber tomado algunos giros equivocados”, señala Linde, quien gestionó la respuesta de Suecia a la gripe porcina y al SARS como epidemióloga jefa entre 2005 y 2013, en una entrevista a “The Local”
En Italia, la mayoría de las muertes en residencias de ancianos no están incluidas en el balance de muerte oficiales, y la Policía ha informado de casos de negligencia, falta de limpieza y “muertes sospechosas” en hogares de cuidado en todo el país.
En una dura declaración, el embajador italiano reprocha que “el desafío de Covid-19 no es un juego de fútbol, ni hay fanáticos opuestos en las gradas que esperan la victoria de su equipo: es un desafío común y generacional garantizar la salud de todos”.
Cospito se hace también eco de las denuncias del personal sanitario sueco de que algunos pacientes no recibieron cuidados intensivos pese a haber camas disponibles: “[En Italia] No se han mostrado casos en los que se haya denegado atención a personas infectadas o gravemente enfermas. Además, existe una estructura integral de hospitales y clínicas privadas listas para ofrecer apoyo al sistema nacional de salud”.
Según un estudio de la televisión pública sueca SVT, más de la mitad de las quejas enviadas en marzo y abril de los asilos al Servicio de Inspección de Sanidad aluden a la falta de material para el personal. Una encuesta entre los responsables de los asilos en las regiones de Estocolmo y Sörmland, dos de las más afectadas, señala, en cambio, al personal asintómatico y al que acudió a trabajar con síntomas como el principal causante.
Aunque el sistema sanitario sueco no ha colapsado y un 35% de las camas de cuidados intensivos permanecen libres, muchos trabajadores critican al Gobierno por no proveerles del equipo de protección necesario. En el Hospital Clínico de Uppsala, por ejemplo, se han llegado a reportar 300 sanitarios infectados de coronavirus.
Según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sistema sanitario italiano ocupa la segunda posición frente a la 26º del sueco. El embajador italiano recordó que su país tiene 5.000 camas de cuidados intensivos (en una población de 60 millones), con capacidad para crear “miles más” si es necesario. Suecia, con 10 millones de habitantes, ha doblado las 1.000 de las que disponía antes de la crisis sanitaria.
En cambio, el gasto sanitario per cápita en ambos países es muy divergente. Mientras que el país nórdico gasta 4.273 euros por persona al año, Italia se coloca a la cola de Europa con 1.900 euros. La pandemia ha atacado más virulentamente al país meditérraneo, que suma 33.072 muertos, que Suecia, que alcanza los 4.220. Si bien el país escandinavo fue durante la semana pasada el país europeo con una mayor mortalidad por millón de habitantes. En términos globales ocupa la sexta posición.
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