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Suecia reconoce que debió actuar antes frente al coronavirus

El epidemiólogo jefe asegura que en las mismas circunstancias “nuestra respuesta estaría a medio camino entre lo que hicimos y lo que hizo el resto del mundo”. El Gobierno promete una comisión de investigación

Sweden high school graduation
Estudiantes suecos de un instituto de Estocolmo celebran su graduación tras una ceremonia en la que solo pudieron acudir dos familiaresJessica Gow/TTEFE

Con 4.468 muertos y 38.500 positivos, Suecia ha sido el país nórdico más golpeado por el coronavirus con unas restricciones más suaves. Visto en perspectiva, el epidemiólogo jefe y “cerebro” de esta estrategia, Anders Tagnell, hace autocrítica y reconoce que se pudo actuar antes y más contundentemente contra la pandemia.

“Si nos encontrásemos otra vez con la misma enfermedad y con el conocimiento que tenemos ahora, creo que nuestra respuesta estaría a medio camino entre lo que hizo Suecia y lo que hizo el resto del mundo”, asegura en una entrevista a Radio Suecia.

Tegnell, que desde el principio de la crisis sanitaria ha venido insistiendo en que la Agencia de Salud Púbica revisaba constantemente sus recomendaciones frente a un virus desconocido, alude a “potenciales mejores”, pero no precisa si debieron adoptarse medidas más duras o durante cuánto tiempo. “Suecia es uno de los pocos países que fue cerrando más y más, el resto empezó con mucho a la vez. El problema es que no se sabe qué medidas tienen más efecto, probablemente lo sabremos cuando empecemos a levantarlas”, afirmó.

El país nórdico cerró institutos y universidades, no así guarderías y colegios, mantuvo abiertos bares y restaurantes con fuertes restricciones y prohibió las reuniones de más de 50 personas. El Gobierno confió en la responsabilidad individual y colectiva de sus ciudadanos para evitar limitar su libertad de movimiento como en otros países que impusieron el confinamiento, y se limitó a recomendar evitar los viajes no esenciales, teletrabajar, quedarse en casa si se advertían síntomas o no visitar las residencias de ancianos.

Así esperaba lograr que el sistema sanitario pudiera absorber a un creciente número de pacientes sin colapsar, pero no contaba con la masiva mortalidad que se ha registrados entre la tercera edad, precisamente el grupo de riesgo que la Agencia de Salud Pública se había marcado como prioridad.

De hecho, el 70% de las víctimas murió en residencias de ancianos con una edad media de 82 años. Según la Dirección de Asuntos Sociales, unas 11.000 personas fallecieron en geriátricos suecos entre enero y abril de este año, un millar más que en el mismo período de 2019.

“Todavía creemos que la estrategia es buena, pero siempre se pueden hacer mejoras, especialmente cuando se mira hacia atrás”, matizó Tegnell durante su rueda de prensa diaria. “Personalmente, creo que sería bastante extraño que alguien respondiera algo más a esa pregunta. Siempre se pueden hacer las cosas mejor”, zanjó tratando de quitar importancia a sus declaraciones previas. Pero esta no es la primera vez que epidemiólogo reflexiona en voz alta. La semana pasada provocó la ira del embajador italiano en Estocolmo al declarar en otra entrevista que “Suecia debería haberlo hecho mejor que Italia".

Lo cierto es que Tegnell ya no despierta el consenso político de los últimos meses y, ante la presión de la oposición, el primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven, ha prometido, crear una comisión de investigación antes de que empiece el verano. “Necesitamos adoptar un enfoque general para ver cómo ha funcionado [la gestión] a nivel nacional, regional y local”, asegura al diario “Aftonbladet”. “Debemos admitir que la parte que se ocupa del cuidado de ancianos, en términos de propagación de la infección, no ha funcionado. Es obvio. Tenemos demasiadas personas mayores que han fallecido”, reconoció Löfven.

El Parlamento sueco aprobó en abril una ley temporal de urgencia que permite al Ejecutivo rojiverde cerrar puertos, aeropuertos, estaciones de tren, centros comerciales y restaurantes, además de redistribuir material y medicinas sin pasar por la Cámara, pero esta normativa, vigente hasta el 30 de junio, no ha sido puesta en práctica. Löfven ha preferido acatar las recomendaciones de la independiente Agencia de Salud Pública.

La tasa de mortalidad sueca está a la cabeza de los países nórdicos
La tasa de mortalidad sueca está a la cabeza de los países nórdicosLA RAZÓNLA RAZÓN

Su particular vía contra la pandemia ha costado a Suecia ser excluida de la “burbuja nórdica” después de que Dinamarca y Noruega hayan excluido a su vecino de la reapertura de fronteras por su situación sanitaria.

Desde marzo Suecia ha sido vista con una mezcla de admiración y pavor por el resto del mundo por su estrategia contra el coronavirus. En este sentido, Tegnell asegura al diario “Dagens Nyheter” que “siempre ha habido cierta ambivalencia hacia la forma sueca de manejar la pandemia, a veces piensan que es emocionante aprender de ella y otras veces puede verse como una pequeña amenaza porque indirectamente podría socavar algunas medidas drásticas que tomaron ellos mismos”.

Tras no registrar ningún muerto por primera vez en dos meses el domingo y apenas ocho el lunes, ayer las autoridades suecas comunicaron 65 más, lo que mantiene la media diaria actual en unos 50, con la curva de contagios y muertes en descenso lento desde principios de abril, y la tasa de reproducción por debajo de uno. En todo caso, la tasa de mortalidad per cápita sueca cuadriplica la de Dinamarca y es ocho veces superior a la de Noruega y Finlandia.

Con 449 muertes por millón de habitantes, Suecia está a la cabeza del Norte de Europa (Noruega, 45; Dinamarca; 100; Finlandia, 58). Sin embargo, la cifra sueca aún sigue siendo baja si se la compara con la de otros países que sí impusieron cuarentenas estrictas como Italia (555), España (581) o Reino Unido (593).

“Los casos en cuidados intensivos han llegado a una especie de meseta en todo el país. El número de muertes recientemente reportadas es bajo, aunque, por supuesto, todavía hay demasiadas personas que están muriendo”, explica Tegnell, que hizo un llamamiento a la población para no confiarse. “Vemos una estabilización y no la caída continua que esperamos, por lo que es muy importante quedarse en casa cuando esté enfermo, evitar grandes reuniones sociales, limitar su viaje, evitar contactos sociales si está en un grupo de riesgo”.