Estados Unidos

Jeffrey Epstein: Asquerosamente depravado

La tela de araña de la red de tráfico sexual de menores que tejió el financiero norteamericano con un “ejército de discípulas” alcanza a casas reales y a líderes internacionales

Una de las últimas imágenes de Jeffrey Epstein en marzo de 2017
Una de las últimas imágenes de Jeffrey Epstein en marzo de 2017larazonAP

“Filthy rich”, la miniserie documental de Netflix dedicada a Jeffrey Epstein, el multimillonario acusado de abusos sexuales y tráfico de menores, es alcohol fuerte. La historia del hombre que apareció ahorcado en su celda de Manhattan comenzó a rodarse antes de que la fiscalía abriera los cajones de multitud de casos y Epstein cayera en desgracia.

Cuando comenzó la producción de la serie Epstein ya había logrado en 2008 un trato increíblemente favorable de la fiscalía del distrito sur de Florida, entonces dirigida por Alex Acosta,que luego fue secretario de Trabajo con Donald Trump.

Entre los abogados de primera categoría que trabajaron en su favor estaba Alan Dershowitz, que también fue abogado de OJ Simpson. Gracias al acuerdo con la fiscalía el nombre de Epstein pasó a figurar en el registro de delincuentes sexuales. También aceptó indemnizar a las denunciantes.

A cambio, eso sí, de que los términos de las sentencias no fueran desvelados a sus víctimas y de recibir el castigo de una sentencia de apenas 13 meses, incluidos permisos para salir de la cárcel de mínima seguridad doce horas al día, seis días a la semana. En Florida, por delitos similares, otras personas han sido condenadas a cadena perpetua.

Trump, uno de sus amigos, dijo entonces que conocía «a Jeff desde hace quince años». En su opinión se trataba de «un tipo estupendo. Es muy divertido estar con él. Dicen que le gustan las mujeres hermosas tanto como a mi, y muchas de ellas caen del lado más joven. No hay dudas sobre eso. Jeffrey sabe cómo vivir la vida».

Igual que Trump debía de pensar buena parte de la aristocracia de Hollywood, científicos de renombre mundial y hasta miembros de las casas reales europeas, habituales de sus casoplones. La presunta esclava sexual del millonario, Virginia Roberts, que entonces tenía 17 años, acusó a Epstein de hacerse enviar desde Francia tres niñas de doce años por su cumpleaños. En su testimonio ante el juez, reproducido por el “New York Post”, Roberts afirmó que «Jeffrey se jactó de que eran niñas de 12 años y que habían volado desde Francia porque allí eran muy pobres, y que sus padres necesitaban el dinero o lo que fuera, y de que eran absolutamente libres de quedarse y volar. Sin dejar de reírse, Jeffrey dijo que era absolutamente brillante lo fácil que el dinero seducía a cualquiera, y que no había nada ni nadie que no pudiera comprarse».

Roberts también asegura que fue obligada a acostarse con el príncipe Andrew, que siempre ha negado las acusaciones. Ahora sabemos que incluso durante los permisos penitenciarios de la sentencia de 2008 Epstein habría aprovechado para reclutar menores y abusar sexualmente de ellas. Según explicó la NBC, Epstein empleó a «un ejército de “discípulas” a través de una compleja red de empresas durante muchos años para reclutar a niñas y mujeres jóvenes para tener relaciones sexuales con él».

La serie de Netflix ha sido dirigida por Lisa Bryant y está basada en el libro de periodismo de investigación escrito por el novelista James Patterson. El guión fue coescrito por John Connolly, reverenciado autor de novela negra, y Tim Malloy.

Bryant ha explicado que el rodaje de la serie estaba muy avanzado cuando Epstein fue detenido de nuevo en 2018. Para entonces su equipo había negociado ya con numerosos abogados y había contactado con muchas de las víctimas. Suficientes para tallar con láser el retrato de un depredador sistemático. Blindado durante décadas detrás de un fastuoso equipo legal y un parapeto de millones de dólares.