Siria

Qué es la “ley César”, la nueva soga para ahogar a Asad, Hizbulá e Irán

Entra en vigor la nueva ronda de sanciones de Estados Unidos contra Siria que castigará a todo aquel que haga negocios con Damasco

FILE PHOTO: A picture of Syrian President Bashar al-Assad is seen on a door of a butcher shop, during a lockdown to prevent the spread of the coronavirus disease (COVID-19), in Damascus
Una imagen del presidente sirio, Bachar al Asad, en la puerta de una charcutería en DamascoYamam Al ShaarReuters

La “ley César” poco tiene que ver con la bíblica expresión “dad al césar lo que es del césar”, en este caso más bien significaría “quitad a (Bashar) Al Asad lo que es de al Asad”. Hoy entra en vigor la nueva ronda de sanciones contra Siria de Estados Unidos, aprobada en diciembre pasado por Donald Trump, y que los analistas temen que no solo castigará al presidente Asad y su círculo de poder sino a la ya muy castigada población siria.

Este proyecto bipartidista amplía el bloqueo existente contra el régimen sirio y permite, además, sanciones a personas o empresas extranjeras que hacen negocios con el Gobierno de Damasco, específicamente en los sectores de la construcción, la ingeniería, la energía o la aviación. La ley también incluye sancionar a cualquiera que brinde apoyo a las operaciones militares de Damasco o a las de sus principales patrocinadores en Siria, Rusia e Irán.

Tildada como “genocida” por el Gobierno sirio y sus aliados regionales, Hizbulá y la Guardia Revolucionaria iraní, los ecos de la ley Cesar se han hecho notar en esta última semana con la caída al vacío de la libra siria y por ende de la libra libanesa frente al dólar, que ha llevado a manifestaciones sociales en ambos países. Damasco aseguró que Washington no logrará con “el terrorismo económico” lo que “fracasó” en alcanzar en el campo militar.

No obstante, la economía siria continuará con su espiral descendente con o sin sanciones de EE UU, ya que no fluyen dólares del Líbano a Siria, que ha acumulado asombrosas deudas unido a la pandemia del coronavirus y el colapso de los precios del petróleo.

El dictador sirio, Bachar al Asad, en una imagen de archivo
El dictador sirio, Bachar al Asad, en una imagen de archivolarazonAP

Las nuevas sanciones económicas llegan en un momento en el que Asad está negociando con inversores extranjeros para que financien la reconstrucción del país, que él mismo arrasó tras una década de guerra. Siria necesita entre 400 mil millones de dólares a 1.000 millones para ser reconstruida.

Con la “Ley César” se busca “aislar al régimen sirio y sus aliados”, afirmó Omar Alshogre, director de asuntos de detenidos para la Syrian Emergency Task Force (SETF), organización estadounidense que ha trabajado en la redacción de este proyecto de ley, para impedir hacer negocios y proveer financiación para la reconstrucción del país.

Sin embargo, los detractores de la ley creen que afectará gravemente a la población siria.

Uno de los importantes puntos de la Ley César es prohibir la reconstrucción bajo el régimen, no dejándole reconstruir ni dejando a las compañías invertir millones de dólares, usados para construir prisiones políticas o comprar armas”, advirtió el director de SETF.

“¿Por qué castigarnos a los civiles después de que hayamos sido desplazados varias veces?”, exclamó a LA RAZÓN Mustafa Hashim, desde la opositora Idlib, en una conversación por WhatsApp.

Es como echar sal sobre la herida. Ahora no se va a poder reconstruir el país por otros cinco años debido a la ley César”, lamentó, el opositor sirio.

Las exenciones de ayuda humanitarias están incorporadas en esta ley para que los suministros más necesarios, incluidos alimentos y medicamentos, puedan llegar a la población. Sin embargo, a muchos les preocupa que nuevas medidas punitivas puedan tener un efecto negativo en las organizaciones de ayuda humanitaria.

La asistencia humanitaria ya es extremadamente limitada debido al bloqueo de Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que en enero redujo el número de cruces fronterizos que usan las agencias humanitarias para llevar suministros a las áreas controladas por la oposición.

Después de nueve años de guerra civil en el país, la pobreza ha alcanzado máximos históricos, lo que ha llevado a 9,3 millones de sirios a ser considerados inseguros de alimentos, según la ONU.

Las farmacias son cada vez más incapaces de abastecer incluso los medicamentos básicos y el costo del combustible se ha disparado”, denunció Hashim. “La creciente inflación ha significado que con un salario de promedio normal mensual no pueda comprar más de dos sandías”, advirtió.

A medida que la población muere de hambre, los miembros del círculo íntimo de Asad han continuado acumulando enormes cantidades de riqueza al eludir las sanciones estadounidenses y europeas”, se quejó el opositor sirio.