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Cuando los hornos crematorios colapsaron

Lombardía, epicentro de la pandemia en Europa. El 20 de febrero descubrieron el primer contagio en Italia, pronto se saturarían los hospitales de Bérgamo

La noche del 20 de febrero una muestra llegada del Hospital Sacco de Milán al municipio lombardo de Codogno puso en marcha el contador. Mattia Maestri, un hombre de 38 años, deportista, sano y de buena salud, se convirtió en el primer positivo local por coronavirus en Italia. Desde ese momento pasó a ser denominado el ‘paciente uno’, ya que ‘enfermo cero’ nunca se encontró.

En la prehistoria de la pandemia, todavía los médicos buscaban a la desesperada una conexión con China, que quizás existió, pero mucho antes de ese 20 de febrero. El equipo médico-científico responsable en Lombardía descubrió que en enero había ya al menos 1.200 contagiados en la región con símbolos asociados a la covid-19, aunque en ese momento no se identificaron. Ahora, otro estudio del Instituto Superior de Sanidad italiano, realizado a través de las aguas residuales, ha confirmado lo que todos los expertos sabían: que el virus circulaba al menos desde diciembre en Milán o Turín.

Desde entonces han pasado 34.610 muertos y 238.000 contagiados. La gran mayoría en Lombardía, cuya capital es Milán, seguida muy de lejos de Emilia Romaña y Piamonte (Turín). La primera reacción del Gobierno fue confinar Codogno y una decena de pueblos colindantes, aunque no ocurrió lo mismo con Alzano Lombardo, un municipio de la provincia de Bérgamo, desde donde el virus se propagó sin control.

A mediados de febrero, en su hospital se acumulaban pacientes con extrañas neumonías, pero nadie les hacía las pruebas del coronavirus. Los médicos dieron la voz de alarma unos días después de que Codogno pusiera la epidemia en el radar, pero el Ejecutivo no reaccionó hasta el 8 de marzo, cuando decretó ‘zona roja’ toda Lombardía.

El Gobierno y la región llevan meses culpándose del retraso, cuando las dos administraciones podían haber ordenado el confinamiento y ninguna lo hizo. Distintas investigaciones periodísticas han apuntado que las presiones de la potente patronal lombarda para continuar con la actividad fueron determinantes. La Fiscalía de Bérgamo indaga lo sucedido e incluso el primer ministro, Giuseppe Conte, ha tenido que prestar declaración como testigo, aunque no hay ningún imputado por el momento.

Primero en Milán y después en Bérgamo se pusieron en marcha sendas campañas, que fueron respaldadas por los industriales y políticos de todos los partidos, para presumir de que el virus no iba a parar su frenético ritmo de vida. Pero vaya sí lo hizo.

Varias páginas con esquelas en el periódico local "Eco di Bergamo" el pasado 17 de marzo
Varias páginas con esquelas en el periódico local "Eco di Bergamo" el pasado 17 de marzoLuca BrunoAP

La noche del 18 de marzo, el Ejército tuvo que utilizar decenas de camiones militares para sacar los féretros de Bérgamo, que se acumulaban en su cementerio sin que el horno crematorio pudiera dar abasto. La imagen se convirtió en el símbolo más duro de la catástrofe, Italia se adentró en un sentimiento de aflicción generalizado y Bérgamo era su epicentro. Ese día habían fallecido ya casi 2.000 personas en Lombardía.

La mortalidad en Bérgamo en marzo se multiplicó por cinco con respecto al año anterior, mientras que en Alzano Lombardo fue diez veces mayor. Lombardía sólo ha realizado estudios serológicos parcelados, pero el más concluyente de cuantos se han presentado hasta ahora, en la provincia de Bérgamo, revela que el 57% de la población ha desarrollado anticuerpos y, por tanto, ha estado expuesta al virus.

Las residencias fueron también aquí el punto más oscuro. Se calcula que unos 5.500 ancianos han fallecido en estos centros en Lombardía, es decir, cerca de un tercio del total de víctimas mortales. Sin embargo, se trata de un cálculo aproximado, pues centenares de personas han perdido la vida sin que les hicieran un test.

Familiares de víctimas han creado organizaciones desde las que denuncian negligencias por parte de las residencias y las distintas administraciones. Los tribunales han recogido ya al menos medio centenar de querellas, si bien los procesos judiciales serán largos.

Aunque dejó cierta libertad a las regiones para que adoptaran decisiones más duras, el Gobierno italiano decidió que todo el país iría de la mano a la hora de recuperar la normalidad. Es decir, la actividad ha vuelto por completo a Lombardía y sus ciudadanos pueden salir libremente de su región desde el pasado 3 de junio. Este territorio sigue concentrando cada día unos dos tercios de los nuevos contagiados, que Italia no logra reducir de unos 300 diarios.

Sin embargo, es cierto que no se ha producido ningún rebrote significativo y el índice de personas que cada enfermo contagia, con el que los expertos miden la incidencia, se mantiene bajo control. Simplemente, en Lombardía la circulación del virus ha sido muchísimo más grande que en el resto del país y por eso, explican los doctores, sigue existiendo un alto número diario.

Distintos científicos de universidades lombardas creen que la carga viral actualmente es más baja, por lo que provoca menores daños, aunque todavía faltan certezas. “Hay casos positivos cuya carga viral es tan baja que no es contagiosa”, señaló Giuseppe Remuzzi, epidemiólogo del Instituto Superior de Sanidad y director del centro milanés Mario Negri, en una entrevista en el ‘Corriere della Sera’.