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Las cinco claves del nuevo Tratado START para el control de armas nucleares

Estados Unidos y Rusia reúnen el 90% de las ojivas atómicas del mundo. El acuerdo les obliga desde 2011 a limitar sus arsenales a un máximo de 1.550 cabezas y 800 sistemas balísticos

General rehearsal of the Victory Day parade in Moscow
El misil nuclear RS-24 es trasladado durante un ensayo del Desfile de la Victoria en MoscúSERGEI ILNITSKYEFE

En estas negociaciones está en juego el último acuerdo en vigor sobre el control de armas nucleares, el Tratado START. Si no se renueva, expirará en febrero de 2021. Los socios, Estados Unidos y Rusia negocian las posibles condiciones en Viena a desde este lunes. Washington exige incluir a China en el control de armas nucleares. Tanto Pekín como Moscú, sin embargo, se niegan a hacerlo.

¿De qué se trata?

El New START (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas) regula el control de armas nucleares estratégicas entre Rusia y EE UU. Desde el año 2011, ambos países se comprometieron a limitar sus arsenales a un máximo de 1.550 cabezas nucleares y 800 sistemas balísticos -misiles submarinos y bombarderos estratégicos- de más de 5.500 kilómetros de alcance. Este acuerdo de desarme se revisa hasta 18 veces al año. Además, se intercambian regularmente datos al respecto.

El acuerdo fue firmado el 8 de abril de 2010 por los presidentes de Rusia, Dimitri Medvedev, y Estados Unidos, Barack Obama. Expira en 2021, pero puede ampliarse por otros cinco años, a petición de ambas partes.

¿Cuáles son las posturas?

Moscú ya anunció su disposición a prolongar el START. Sin embargo, Washington exige que se incluya a China en las negociaciones y, en última instancia, en el control de armas nucleares.

De hecho, el gigante asiático está expandiendo su arsenal nuclear, pero aún está lejos de tener la capacidad de Rusia y EE UU. Según el SIPRI, el Instituto de Investigación de la Paz de Estocolmo, cada uno de esos países tienen alrededor de 6.000 cabezas nucleares. China tiene unas 300 o más. No hay cifras exactas, y Pekín se niega a ser transparente. Washington argumenta que no se puede hablar sobre control de armas sin la presencia de China.

Si hubiese una carrera armamentista nuclear, asegura Reuters citando a los negociadores estadounidenses, Estados Unidos estaría dispuesto a dejar atrás a Rusia y China. Según Moscú, si Washington quisiera negociar el control de armas con China, tendría que hacerlo bilateralmente. Además, Moscú también pone sobre el tapete las armas nucleares francesas y británicas, alrededor de 500 ojivas nucleares, que también deberían formar parte de un acuerdo.

¿Y qué opina Pekín?

China rechaza categóricamente la participación en las negociaciones sobre el New START. Los propietarios de los arsenales nucleares más grandes del mundo tienen una responsabilidad especial con el desarme nuclear, confirmó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hua Chunying, el 11 de junio, refiriéndose a Rusia y Estados Unidos. Al mismo tiempo, esa portavoz enfatizó su disposición, en principio, a “participar en el esfuerzo global por el desarme nuclear”. Washington tendría la culpa de que no haya progresos, según Hua Chunying.

Sin embargo, un comentario del editor en jefe del “Global Times” chino de principios de mayo causó revuelo. El periodista Hu Xijin escribió que China debería aumentar rápidamente el número de sus cabezas nucleares a 1.000. Esto debería incluir las 100 ICBM DF-41 que podrían alcanzar cualquier punto de Estados Unidos. Esta publicación de Hu Xijin en las redes sociales chinas obtuvo decenas de miles de “me gusta”.

¿Qué quieren los europeos?

Hay consenso entre las capitales europeas: se debe prolongar el Tratado START. En un discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU, en febrero, el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, pidió a Rusia y a Estados Unidos que “muestren liderazgo y extiendan el acuerdo START”. La estructura de control de armas debe preservarse y reformarse en conjunto, advirtió Maas. Dado que expirará a más tardar en 2026, los europeos no entienden por qué habría que deshacerse sin necesidad de esta herramienta de control de armas. Según ellos, el periodo intermedio se podría utilizar para desarrollar acuerdos multilaterales.

El tiempo para que se acabe el mundo por guerras nucleares y catátrofes climáticas sigue corriendo y se acaba.

¿Cuál es el contexto?

Hay nueve países con armas nucleares en todo el mundo. Según el SIPRI, a principios de 2020 había un total de 13.400 ojivas nucleares. Estados Unidos y Rusia tienen más del 90%. En comparación con las casi 70.000 ojivas de la era de la Guerra Fría en la década de 1980, las actuales suponen solo una quinta parte.

Sin embargo, el desarme se vio acompañado de una actualización tecnológica. Las armas nucleares de hoy son mucho más selectivas. La Revisión de la Postura Nuclear fue adoptada hace dos años por Estados Unidos, donde se habla con claridad del regreso de las grandes potencias. Las nuevas tecnologías también permiten el uso limitado de “mini armas nucleares” en el campo de batalla.

En su anuario publicado el 15 de junio, el SIPRI observó que tanto Rusia como Estados Unidos mantendrían “programas caros y extensos para reemplazar y modernizar sus ojivas nucleares” y sus sistemas balísticos. Ambos países también tendrían roles nuevos o ampliados en sus “doctrinas de armas nucleares”. Esto marca “una reversión significativa de la tendencia hacia la marginación gradual de las armas nucleares después del final de la Guerra Fría”, advierten los autores del informe.