China
El imparable avance militar de China en la frontera con India
Imágenes satelitales muestran el despliegue del Ejército chino en la conflictiva área del Himalaya
China parece haber agregado nuevas estructuras militares cerca del lugar fronterizo en el que se produjo un choque mortal con India, en el Himalaya occidental. Así lo muestran nuevas imágenes satelitales a las que ha tenido acceso Reuters, lo que aumenta las preocupaciones sobre nuevos enfrentamientos entre los países vecinos, ambos con armas nucleares.
Los comandantes militares indios y chinos acordaron el lunes retirarse de un enfrentamiento de varias semanas en varios lugares a lo largo de su frontera en disputa tras el enfrentamiento del 15 de junio en el Valle de Galwan, en el que murieron 20 soldados indios. Las imágenes de satélite sin embargo, muestran una nueva actividad y construcciones en la semana posterior al brutal combate cuerpo a cuerpo, por lo que se subraya el desafío de la retirada y el riesgo de que el acuerdo aún se desmorone debido a las reclamaciones de este árido territorio.
Las imágenes tomadas el lunes por la firma estadounidense de tecnología espacial Maxar Technologies muestran lo que parecen ser extensas estructuras chinas en una terraza elevada con vistas al río Galwan. Según informa Reuters, India asegura que el área donde han surgido las estructuras está en su lado de la Línea de Control Actual, una muy poco definida frontera de facto entre los dos gigantes asiáticos.
Lo cierto es que India tiene un nuevo enemigo territorial, que no es el histórico vecino Pakistán, al otro lado de la frontera este. La disputa por una franja de tierra inhóspita en el Himalaya ha vuelto a enfrentar a Pekín y Nueva Delhi, dos potencias nucleares.
La escalada que comenzó hace unas semanas llegó a su punto más álgido el pasado lunes, después de que soldados chinos mataran a 20 uniformados indios en una sangrienta batalla en el valle de Galwan, cerca de Aksai Chin, el área reclamada por ambos países y que domina China. Pekín se ha negado a confirmar bajas, pero según la prensa local, al menos 40 soldados habrían muerto o resultado gravemente heridos.
Se trató de una batalla muy poco épica, literalmente, unos 600 soldados indios y chinos se enfrentaron, a casi en la oscuridad total, a pedradas, pelotazos de nieve y palazos, que ha servido para poner más tensión a la volatilidad de las fronteras de India.
La pregunta que surge de nuevo es qué interés tienen ambos países por mantener una guerra territorial por más de cuatro décadas sobre una árida y fría tierra, ubicada a 4.200 metros de altitud.
India afirma que la región de Aksai Chin es parte de Ladakh, un territorio remoto y montañoso en el valle oriental de Cachemira que fue hasta el año pasado parte del estado semiautónomo Jammu y Cachemira, la parte de la región disputada más amplia del Himalaya, que terminó bajo el control indio después de la guerra de 1947 con Pakistán.
Ambas partes han acusado a la otra de sobrepasar la frontera de facto, la Línea de Control Actual (LCA) que se extiende a lo largo del sector occidental del valle, en el Himalaya. La mal definida frontera ha servido a ambos países para tratar de expandir su territorio, y encontrar excusas para un conflicto.
La nueva escalada de las tensiones vino después de que India acusara a China de intentar “cambiar unilateralmente” el status quo en la zona, lo que originó el incidente del lunes. Esto ha llevado a China a trasladar un gran número de soldados y armas a la región del Himalaya, mientras que India también ha reforzado su posición, aunque su fuerza militar allí es menor. Nueva Delhi cree que el alto número de bajas militares por su lado se debió en parte a “las temperaturas bajo cero en un terreno de gran altitud”.
No obstante, ni el Gobierno de Modi ni Pekín están interesados en nuevos choches y han intentado poner en marcha la maquinaria diplomática para una desescalada.
“India quiere paz pero, si se le provoca, es capaz de dar una respuesta adecuada bajo cualquier circunstancia”, declaró recientemente el jefe de Gobierno indio.
Protestas contra China
Sin embargo, los llamamientos a la calma no llegaron a oídos de muchos indios. El choque fronterizo desató protestas antichinas en varias zonas de India, como en Nueva Delhi, Bangalore o Jammu (cercana al valle de Galwan), donde varias decenas de personas se concentraron en rechazo de la actitud del país vecino y quemaron fotografías del presidente chino, Xi Jinping.
El último acto de “buenas intenciones” llegó el pasado viernes por parte de Pekín China liberó a diez soldados indios capturados durante el incidente en el Himalaya.
La crisis actual podría originarse en la decisión de Narendra Modi de revocar el año pasado el estatus especial otorgado a Jammu y Cachemira. China tradujo esa decisión como una ofensiva de Nueva Delhi para convertirse en la potencia regional dominante.
Esta estratégica región conecta a China con Pakistán, donde tienen el corredor económico. El gigante asiático ha invertido más de 60.000 millones en el corredor paquistaní, como parte de su proyecto de la nueva “Ruta de la Seda” del presidente Xi Jinping.
La última gran crisis en la región, un enfrentamiento de un mes sobre el territorio en disputa de Doklam en 2017, también estuvo relacionada con la construcción de infraestructuras al lado de la frontera. No hubo un gran número de víctimas mortales y, al igual que en el incidente fronterizo de ahora, ambos gobiernos se comprometieron a evitar una escalada. Pero estos movimientos tácticos si vienen desde China quieren dar a entender una reafirmación del poder de influencia regional de la República Popular.
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