Emmanuel Macron
Perfil: Édouard Philippe, el hombre que se salió de la sombra de Júpiter
Durante estos tres años, la relación entre el presidente y su primer ministro ha estado llena de altibajos
La elección de Edouard Philippe como primer ministro de Francia en 2017 fue el primer acto disruptivo de Emmanuel Macron al frente del Elíseo. El presidente de centroizquierda elegía a un hombre de derechas como jefe de Gobierno. Philippe creció políticamente dentro de la UMP, el partido de Nicolás Sarkozy, pero bajo el ala de Alain Juppé.
Macron hizo una campaña contra el bipartidismo tradicional y la elección de Philippe casaba con esa idea de transversal de fusionar la derecha y la izquierda en un movimiento con sensibilidad social pero firme defensor de la economía de mercado y alejado de las viejas premisas del socialismo. Su elección provocó más de un sarpullido dentro de la formación de la República en Marcha que veía en Edouard Philippe un Caballo de Troya.
Durante estos tres años, la relación entre el presidente y su primer ministro ha estado llena de altibajos “ups and downs”, como dicen los ingleses.
El diario francés Liberation se preguntaba recientemente si para comprender la figura de Edouard Philippe había que mirar a George Pompidou. El propio primer primer ministro francés lo ha sugerido en más de una ocasión, para confirmar su cuestionada lealtad a Emmanuel Macron. Igual que su predecesor como jefe de Gobierno, Philippe conoce cuál es el lugar que ocupa. Liberation asegura ahora que se confirma su relevo en el Palacio de Matignon, regresará a la ciudad portuaria de Havrais para tomar posesión como alcalde.
Igual que Pompidou con el general De Gaulle. El primer ministro mantuvo su fidelidad al presidente pero se convirtió a su vez en un látigo para parte de su entorno. ¿Ha hecho lo mismo Philippe con el macronismo?
En los mentideros de París se rumorea que más que los desencuentros el gran motivo de distanciamiento ha sido el creciente perfil político que ha ido ganando el primer ministro hasta el punto de disputarle la popularidad al mismo presidente. Macron, bautizado como el dios romano Júpiter por su carácter omnipotente, parece no contemplar la posibilidad de que alguno de sus súbditos le haga sombra.
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