Recep Tayyip Erdogan

El Califato del Sultán: la inquietante deriva islamista de Erdogan

Desde su llegada al poder en 2003, el presidente turco ha creado un régimen autoritario, nacionalista y populista incompatible con Europa

Tayyip Erdogan, presidente de la República de Turquía ha desvelado, por fin, su verdadera condición. Lleva desde 2003 en el poder, cambiando la Constitución cuando le ha parecido para pasar de primer ministro a presidente en 2014. Desde el inicio, Erdogan ha llevado a cabo una política constante de acoso y derribo a los ideales de laicismo e igualdad sobre los que se erigió la República de Turquía de Mustafa Kemal Ataturk.

Un conocido chiste turco habla de un preso en una cárcel que pide el último libro de ensayospolíticos de un importante académico, a lo que el carcelero responde que no tienen el libro en la biblioteca de la cárcel pero que, si le interesa, le pueden presentar a su autor.

Esta es la triste realidad de un país cuya candidatura a entrar en la Unión Europea fue siempre rechazada por la falta de libertades y de respeto a los más básicos derechos. Erdogan, antiguo futbolista y alcalde de Estambul por el Partido del Bienestar de corte islamista, fue encarcelado en 1999 por incitación a la violencia y al odio religioso.

Tras este incidente, Erdogan abandonó, en principio, las posiciones más radicales para fundar el Partido de la Justicia y el Desarrollo con el que fue elegido como primer ministro. Desde su llegada al poder han sido numerosos los episodios de violaciones contra los Derechos Humanos perpetrados por su Gobierno, desde el control de la prensa a la purga y encarcelación de académicos de universidades, algunas de las cuales han sido clausuradas por su oposición al régimen de Erdogan.

Estambul había sido desde hace años uno de los mayores símbolos de concordia entre las principales religiones monoteístas, y Santa Sofía, basílica romana y mezquita después, llevaba 86 años siendo un museo dedicado a la tolerancia y libertad religiosa.

En la era de Erdogan, Turquía ha ido echándose en brazos de un islamismo nacionalista que busca devolver a la república a la gloria del Imperio Otomano y al Califato del Sultán en la Sublime Puerta. En vez de ampliar y proteger las libertades y derechos de los turcos, Erdogan ha creado un régimen autoritario, populista, y nacionalista, que tiene cada vez más las hechuras de una dictadura.

Las nuevas generaciones, sin embargo, no se han rendido y Erdogan tendrá que enfrentarse a una población aún joven que se niega a aceptar los dictados del nuevo sultán.