América del Norte

Biden sí se reúne con la familia de Jacob Blake en Kenosha

El candidato demócrata a la Casa Blanca acude al epicentro de las protestas raciales para atraer al voto negro a su candidatura

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Kenosha, a la orilla del lago Michigan en Wisconsin, se ha convertido en el epicentro de la mayor crisis de violencia policial y protestas raciales que atraviesa EE UU en las últimas décadas.

Según el censo de la población de Kenosha, cerca del 80% es blanco y apenas el 10% de sus ciudadanos es de raza negra. Sin embargo, las cifras de abuso policial hacia este colectivo muestran una realidad muy distinta.

Marcar la diferencia entre esta desproporción de la que Wisconsin no es una excepción, así como compensar las polémicas decisiones que está tomando el presidente Donald Trump hacia esa dirección en la recta final de la campaña electoral en la que aspira a conseguir el apoyo suficiente para su reelección, podría ser el objetivo principal del candidato demócrata, Joe Biden.

«Donald Trump está decidido a infundir miedo y dividirnos, pero lo que no entiende es que el miedo nunca construye el futuro, la esperanza sí», dijo Biden. El candidato demócrata a la Casa Blanca, acompañado por su esposa Jill Biden, se reunió ayer con la comunidad de Kenosha «para reunir a los estadounidenses a sanar y abordar los desafíos que enfrentamos», confirmó su equipo de campaña antes del viaje.

Durante la visita a la ciudad a la que se dirigen ahora todas las miradas, situada en uno de los Estados clave en las próximas elecciones presidenciales, Biden también organizó un encuentro con el padre de Blake, Jacob Blake Sr., y otros miembros de su familia, según aseguró un portavoz de la familia.

El viaje del ex vicepresidente se producía apenas dos días después de que Trump visitara Kenosha, ignorando las objeciones de los líderes locales. Entre ellos, el gobernador demócrata, Tony Evers, quien emitió un comunicado dando a conocer en una carta a Trump que estaba «preocupado de que su presencia solo obstaculice nuestra curación».

Pero el magnate no solo desatendió su petición, sino que además planificó varias visitas enmarcadas en una agenda no exenta de polémica. En ellas, el presidente estadounidense puso de manifiesto su apoyo incondicional a las Fuerzas de Seguridad ante cualquier actuación policial a la que se enfrenten, así como a su defensa en actuaciones injustificadas contra repetidas acciones desproporcionadas contra personas de raza negra.

Para contrarrestar su polémica visita a Kenosha, la de Joe Biden pretendió comparar las decisiones llevadas a cabo por el presidente Donald Trump en su justificación del uso de la fuerza policial y trata de potenciar las grandes diferencias que marcan la prioridad en la agenda demócrata contra la de su contrincante, un Trump que está dispuesto a llegar tan lejos como sea necesario por ganar la reelección.

El reciclado lema de la campaña republicana, «ley y orden», y la estrategia electoral de Trump de actuar ante un caos del que le acusan a él mismo de haber propiciado con sus incendiarias maniobras de actuación, podrían reforzar su apoyo en las urnas o, por el contrario, provocar su derrota electoral.

Por ahora, las encuestas vuelven a sonreírle. Un radical recoerte de distancia con su rival demócrata le ha posicionado esta semana a la par de Biden tras la celebración de las convenciones nacionales de ambos partidos y la crispación originada en Wisconsin con las consecuentes protestas raciales por el tiroteo múltiple de la Policía contra el joven Jacob Blake.

«Si le damos a Donald Trump otros cuatro años más en la Casa Blanca, es posible que nuestro planeta nunca se recupere», aseguraba Biden horas antes de su visita a Kenosha para encontrarse con la víctima y sus familiares y a dos meses exactos de la decisiva cita con las urnas del 3 de noviembre.