América del Sur
Colombia inaugura el túnel más largo de Latinoamérica bajo los Andes
Un siglo después de ser concebido, el Túnel de la Línea, de 8.650 metros de largo, agilizará el comercio desde el puerto de Buenaventura
Los pasajero se aprietan en los sillones de metal, otros se asoman por lo barrotes para saludar. En “la mula” –una especie de camión colorido que lleva a la gente- no cabe nadie más. Suena ballenato y las cervezas se reparten desde la cabina del conductor. El trasporte cruje a su paso lento pero el ambiente es de fiesta, los aldeanos y autoridades saludan al pasar. Es un viejo sueño cumplido pero también fue una pesadilla. La travesía más cercana.
Una obra faraónica que costó construir tanto como una pirámide. Varias generaciones de campesinos, empresarios y turistas esperaron por más de un centenar de años este túnel que buscaba acercar atravesar cordilleras de alta complejidad para conectar al país del Centro con el Occidente, de Bogotá el Océano Pacifico. Articular un país desmembrado, roto por riscos, selva y ríos.
Dicho recorrido era demorado y tortuoso, una vía por la que ya no cabían los grandes camiones, que debían compartir el trayecto con los vehículos particulares, lo que lo hacía también un tramo de alta accidentalidad.
Cuando se menciona al Túnel de la Línea se piensa en ese trayecto específico de 8,65 km que es el que ha tomado más tiempo por su magnitud y su envergadura, pero esta obra de alta ingeniería es mucho más que eso: Entre Calarcá y Cajamarca hay 31 viaductos, 25 túneles con una extensión total de 22 kilómetros, 17 galerías de acceso a un túnel paralelo de rescate, 31 puentes, tres intercambiadores y 30 kilómetros de doble calzada.
¿Por qué tardo tanto proyecto?
La Cordillera Central de Colombia es una montaña de complicada geología donde los ingenieros y obreros trabajaron a 2.400 msnm. Por esto, se requirió la construcción, en 2005, de un túnel piloto que permitió conocer las características geológicas e hidrogeológicas de la montaña. De hecho cuando a principios de este siglo se decidió retomar el proyecto, un estudio encontró que la Cordillera central tiene ocho fallas geológicas de particular complejidad y que un tercio del túnel tendría que ser construido en esas grietas de la corteza terrestre. Para que nos hagamos una idea el túnel tardó lo mismo que demoraban las obras en el siglo XIX: 0,7 kilómetros por año, once años más de los que tardaban las obras de esa época.
Además la contratación se trabo por trámites burocráticos –algo que no es inusual en Colombia y suele ir acompañado de otros impedimentos como la corrupción-. De hecho esta obra contó con 24 contratos para las diferentes etapas en las que estuvo concebido el proyecto.
Avances lentos, incumplimientos en el contrato y sobrecostos hicieron que en 2016 la obra se abandonara. Dos años después, el gobierno de Iván Duque la adjudicó a un nuevo contratista que retomó labores.
La justicia no ha esclarecido lo que pasó, pese a que medios locales han reportado sobrecostos de hasta 500% (el total de la obra fue de US$750 millones) y una trama que hizo parte del llamado “cartel de la contratación”, un caso de corrupción que dejó alcaldes y empresarios en la cárcel a cuenta de obras mal adjudicadas.
“No debemos ver esto desde la épica, hay que verlo como una pasión de Cristo, porque fue un proceso muy sufrido” dijo ayer Germán Pardo, presidente de la Sociedad de Ingenieros, durante la inauguración.
¿Cuáles son las ventajas?
Quienes transiten la vía a partir de hoy encontrarán un aumento en la velocidad de recorrido de 15km/h a 60km/h, con una reducción estimada de accidentalidad del 75%, que servirá para reactivar la economía y darle empuje a sectores importantes como la industria, el comercio y el turismo.
Pero básicamente se trata de una de las fórmulas para volver competitiva la economía del país: Mejorar la conexión entre los centros de producción y las costas. Las tres principales ciudades —Bogotá, Medellín y Cali— tienen que superar montañas antes de encontrar el mar. De hecho, Colombia tiene los 6 túneles carreteros más largos de América. Con ello se abriría una puerta comercial hacia Asia para un país de enorme potencial exportador. Es un túnel a la esperanza.
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