Joe Biden
Biden sale del búnker para disputar los estados clave
Esta semana hará campaña presencial con actos en estados como Michigan y Pensilvania
Los candidatos del Partido Demócrata a la presidencia y vicepresidencia de EE UU se alejan del mundo virtual que les ha conectado con sus votantes estos meses de pandemia y deciden apurar sus últimas semanas de campaña con un frenético horario de visitas en persona a lugares clave donde la diferencia de votos podría definir su victoria el próximo 3 de noviembre.
Con esa finalidad, Joe Biden y Kamala Harris han optado por apostarle a una apretada agenda de viajes de última hora, planificados a la misma velocidad que la campaña electoral 2020 llega a su fin.
Menos de dos meses para la cita decisiva en las urnas y después de varios meses de una campaña virtual sin precedentes por el brote de la covid-19, los demócratas son conscientes de que cuentan con muy poco tiempo para arrebatarle la presidencia a Donald Trump, temerosos de que pueda suceder algo parecido a 2016, cuando la aparente victoria de Hillary Clinton se esfumó en las urnas.
Tanto que miembros de su propia campaña aseguran, según información publicada por el «New York Times», que algunas de las visitas programadas en el último momento en estados del campo de batalla no cuentan con las garantías de seguridad suficientes ni las precauciones adecuadas.
Tras la visita de Biden a Kenosha la semana pasada, nuevo epicentro de las protestas raciales que siguen recorriendo con indignación las calles del país, su candidata a vicepresidenta acudirá al mismo estado este lunes festivo, Día del Trabajo en Estados Unidos. Mientras Kamala Harris esté en Wisconsin, Biden tiene previsto visitar los vecinos estados de Michigan y Pensilvania.
La campaña demócrata sigue viendo esta lucha final de batalla como un referéndum sobre el presidente Donald Trump, más que como una carrera de fondo por alcanzar la Casa Blanca. Así lo reconoce el jefe de estrategia de Biden, Mike Donilon, quien considera como un hecho positivo que el ex vicepresidente y candidato demócrata haya entrado en la contienda de otoño con su posición en la carrera prácticamente sin cambios.
La multitud de voces e ideologías internas ahora presentes en el Partido Demócrata, con más candidatos que nunca en la fase inicial de las primarias para estas elecciones presidenciales, tendrán el gran desafío de ponerse de acuerdo si consiguen superar juntos la única meta ahora mismo en común: quitar a Trump del poder y evitar que prolongue su mandato cuarto años más.
En una amplia sesión informativa con medios de comunicación, miembros del equipo de Biden expresaron su optimismo al conocer algunos resultados de recientes encuestas elaboradas de cara a la noche electoral del 3 de noviembre, que muchos esperan caótica.
El estratega jefe de Biden, Mike Donilon, aseguró en una conferencia telefónica con los medios que, a pesar de la arremetida del presidente Trump y los republicanos durante la convención de su partido a fines del mes de agosto, la campaña de Biden vio al demócrata entrar en la contienda de otoño con una posición sin apenas cambios, lo que califican como algo positivo.
Los principales asesores de Biden detallaron algunas claves de la estrategia en la siguiente fase y describieron la recta final de la campaña como estable, a pesar de la volatilidad del entorno de noticias. Por su parte, el presidente Donald Trump está tratando de superar a su rival demócrata con una estrategia de polarización racial, imponiendo «ley y orden» en los estados del Medio Oeste de mayoría blanca, incluso mientras los demócratas avanzan en el sur y el oeste de tendencia republicana.
Según recientes sondeos privados realizados por ambos partidos, Trump habría recuperado parte del apoyo de los votantes rurales de tendencia conservadora que perdió durante los meses de mayor brote de la pandemia, mientras que Biden continuaría destacando con ventaja sobre el resto de los grupos, especialmente en áreas urbanas donde el virus sigue presente como tema central de preocupación para los potenciales votantes.
A punto de finalizar el verano y ya a las puertas de un otoño que estará definido por la fase final de campaña hacia las elecciones del 3 de noviembre, ninguno de los dos candidatos a la presidencia de EE UU ni tampoco sus respectivos partidos ven su victoria con claridad. Las encuestas los posicionan a la par y el conocido como «voto escondido» resulta difícil de prever a quién favorecerá.
El sorprendente triunfo de Trump en 2016 ante una Hillary Clinton que lideraba todas las encuestas sigue muy presente en los demócratas, que afrontan con temor que la historia se repita, pero también en los republicanos que apoyan al presidente y que no pierden la esperanza de verle cuatro años más en el poder.
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