Caso Madeleine McCann

“Tengo pruebas para evitar que Brueckner vaya a juicio por la desaparición de Madeleine McCann”

Así lo afirma su abogado, que indica que tienen al hombre equivocado y dice que puede demostrarlo

Madeleine McCann y el sospechoso de su desaparición, Christian Brueckner
Madeleine McCann y el sospechoso de su desaparición, Christian BruecknerBildLa Razón/Diario Bild

El fiscal principal alemán Hans Christian Wolters anunció hace tres meses la reapertura del caso de la desaparición de Madeleine McCann porque tenían a un sospechoso al 90 por ciento: Christian Brueckner, un pedófilo alemán condenado y encarcelado por otro delito en Alemania que el día de las desaparición de la menor británica estaba cerca de los apartamentos de Praia da Luz en los que veraneaban sus padres. Así lo demostraba el posicionamiento de su teléfono móvil y la declaración de su ex novia, que indicó que el día anterior le avisó de que tenía que hacer algo importante, que le obligaría a estar desaparecido durante un tiempo. Wolters también ha dicho en más de una ocasión -la última el pasado fin de semana en una televisión portuguesa-, que tiene pruebas físicas que corroboran que “Maddie” está muerta.

Son muchas las declaraciones sobre el caso y las informaciones que relacionan a Brueckner con presuntas violaciones a mujeres y a menores en el Algarve en esos años pero no hay ninguna prueba concluyente contra él.

El abogado del pedófilo alemán, Friedrich Fulscher, cansado de que no recibir ningún tipo de información por parte de los investigadores alemanes, ha viajado a Portugal en varias ocasiones, donde -según afirma- ha logrado pruebas concluyentes que evitarán que su cliente se siente en el banquillo de los acusados.

Fulscher insiste en que tienen al hombre equivocado: “No puedo entrar en detalles, pero la información que hemos conseguido es muy importante e involucra a alguien que ha proporcionado información vital”, dijo a “The Sun”.

“Cuando te lo revele, te caerás de la silla. El fiscal dijo hace más de tres meses que mi cliente era responsable pero desde entonces nada y ni siquiera hemos podido ver sus expedientes. Encontré nuevos detalles en mi primer viaje y he vuelto para darle seguimiento. “Estoy seguro de que este caso no se sentará en el banquillo y los medios británicos perderán interés en mi cliente”, añadió.

El caso ha entrado en una vía muerta y los medios alemanes han comenzado a criticar a los investigadores por no avanzar en el caso después de haber informado de que Brueckner era el principal sospechoso de la desaparición de Madeleine en mayo de 2007.

Esta nueva declaración de Fulscher además va a generar aun más daño a la familia McCann, que ha visto cómo los medios publicaban que había pruebas de que su hija estaba muerta pero nadie se había puesto en contacto con ellos para compartirlas.

Brueckner tenía 30 años en el momento de la desaparición de Madeleine y ha sido condenado dos veces por delitos sexuales contra niñas. De hecho, con 18 años fue encarcelado en Alemania por abusar de un menor y cuando salió de la cárcel viajó directamente a Portugal, país en el que pasaba largas temporadas. De hecho, sobrevivía gracias a su capacidad para “escalar” edificios y entrar en los apartamentos turísticos para robar. También aprovechaba alguno de estos asaltos para abusar de mujeres y de menores de edad. Precisamente por la violación de una mujer norteamericana de 72 años fue condenado a siete años de prisión, condena que tiene pendiente de cumplir. Anteriormente estuvo encarcelado durante 15 meses después de abusar de un joven en un parque en Braunschweig, Alemania, en 2013. Actualmente cumple 21 meses de condena por un delito de drogas.

Helge Busching, de 48 años, fue la primera persona en informar a la policía sobre Brueckner en 2017. El hombre de 43 años vivía en el Algarve en el momento de la desaparición de Madeleine y las nuevas pistas encontradas por la defensa podrían tener que ver con su credibilidad como testigo. Si fuera desacreditado, el caso se desvanecería como un castillo de naipes si el fiscal Hans Christian Wolters no lo impide.