Armenia
Nagorno-Karabaj: la guerra llega al corazón de las ciudades con la población civil como objetivo
Los bombardeos entre Azerbaiyán y Armenia se recrudecen en las zonas urbanas. Francia, EE UU y Rusia piden un alto el fuego inmediato
Los enfrentamientos entre Armenia y Azerbaiyán en la zona separatista del Alto Karabaj entraron ayer en su segunda semana. A pesar de los frenéticos encuentros diplomáticos, un alto el fuego se dibuja lejano. Desde el domingo se repiten los bombardeos cada vez más intensos en zonas urbanas, llevando la guerra al corazón de Stepanakert, capital de la autoproclamada república de Artsaj, y a la segunda ciudad azerí más importante, Ganyá, situada a 60 kilómetros de la línea del frente.
Al menos cuatro civiles habrían muerto del lado separatista y otros cinco en Azerbaiyán, según el último balance. Desde que comenzó la ofensiva el 27 de septiembre se estima que cientos de soldados y decenas de civiles habrían muerto en los combates, a falta de cifras oficiales en ambos lados.
Además, los bombardeos han destruido cientos de hogares e infraestructuras clave como hospitales y escuelas.
Desde Stepanakert, el ministerio de Relaciones Exteriores denunció que fue blanco de “intensos disparos de cohetes” ayer por la mañana. Y según Bakú, los ataques en zonas urbanas de Azerbaiyán también se reanudaron ayer por segundo día consecutivo.
“Las Fuerzas Armadas armenias están atacando con misiles y cohetes las zonas densamente pobladas de Ganyá, Barda, Beylagan y otras ciudades de Azerbaiyán. Barbarie y vandalismo”, denunció en su cuenta de Twitter el asesor presidencial de Azerbaiyán, Hikmet Hajiyev.
Hajiyev insistió en que Armenia dispara desde Jermuk, Ghapan y Berd. Una acusación que fue rechazada por Ereván. Así, el ministro armenio de Defensa declaró que "el bando azerbaiyano proclama victorias imaginarias y difunde “noticias falsas sobre bombardeos armenios de zonas habitadas azerbaiyanas”.
Hacia la guerra total
La intensidad de los bombardeos en los últimos días hace temer una escalada mayor en el conflicto que podría llevar a una guerra regional en la que se involucraría Turquía y Rusia. Mientras Moscú ha elegido el camino diplomático, Ankara ha enviado a más de 500 mercenarios sirios a Azerbaiyán a luchar contra los separatistas del Alto Karabaj y soldados armenios.
El domingo por la noche, el ministro de Asuntos Exteriores ruso trasladó a su colega armenio su preocupación por la reanudación de los combates y la muerte de civiles y reiteró el llamamiento de Rusia, a “un alto el fuego lo antes posible”.
Sin embargo, las declaraciones del presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, no dan demasiadas esperanzas a un cese de las hostilidades. “Azerbaiyán tiene una condición, y esa es la liberación de sus territorios. Nagorno-Karabaj es territorio de Azerbaiyán”, dijo el mandatario en un discurso televisado. Aliyev exigió que Armenia establezca un calendario para retirarse de Nagorno-Karabaj y los territorios azeríes circundantes, y reiteró que no cesará su acción militar hasta que eso suceda.
La postura de Armenia no difiere mucho de la de Azerbaiyán. “No creo que haya ningún riesgo para Ereván (la capital de Armenia), pero estamos en guerra”, declaró el portavoz de Defensa de Armenia Artsrun Hovhannisyan.
Mientras tanto la OTAN intentó presionar a su socio turco, aliado de Azerbaiyán, para poder forjar la paz, pero el apoyo incondicional de Ankara a Bakú dificultará la tarea.
“Espero que Turquía utilice su influencia para calmar las tensiones”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, al jefe de la diplomacia turca, Mevlut Cavusoglu.
“Todas las partes deben detener inmediatamente los combates y avanzar hacia una solución pacífica”, reiteró.
En respuesta al llamamiento de la OTAN, Cavusoglu insistió en que Turquía aboga por el fin de la “ocupación” de Nagorno Karabaj por parte de los separatistas apoyados por Armenia. En este sentido, dijo que la OTAN también debería “pedir a Armenia que se retire” del enclave (separatista) y que respete “la integridad territorial de Azerbaiyán”.
Francia, Estados Unidos y Rusia condenaron el lunes la escalada de violencia en Nagorno-Karabaj y pidieron “un alto el fuego inmediato y sin condiciones” en la zona ante el aumento de operaciones contra civiles fuera de la línea de conflicto.
En una declaración conjunta, los ministros de Exteriores Jean-Yves Le Drian y Sergei Lavrov, y el secretario de Estado Mike Pompeo, afirmaron que los ataques recientes contra instalaciones civiles fuera de la zona de conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, “constituyen una amenaza inaceptable” para la estabilidad de la región.
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