Dinamarca
La efímera fuga del descuartizador del submarino
Peter Madsen, que mató y diseccionó a una periodista sueca en 2017, logró salir de prisión durante tres horas
Peter Madsen, el inventor danés encarcelado por el sangriento asesinato de una periodista que fue a entrevistarle, vuelve a ser noticia. Esta vez por un intento de fuga más propio de una película que de la vida real. El preso logró escapar ayer de la prisión en la que cumple cadena perpetua desde abril de 2018 tomando a una psicóloga como rehén y amenazando a los guardias con lo que parecía una pistola real. No lo era, pero los guardias no quisieron arriesgarse.
No llegó muy lejos, apenas unos 400 metros más allá de la cárcel, a un suburbio del oeste de Copenhague. Su «escapada» duró menos de tres horas. Una efímera libertad que dejó imágenes de él, agazapado y rodeado. Coches de Policía, francotiradores, perros adiestrados y un robot desactivador de bombas acabaron con la fuga del asesino de la joven reportera, quien además amenazó a los agentes con que llevaba puesto un chaleco de explosivos. «Nadie ha salido herido físicamente, indicó el jefe de la prisión, Hoegh Rasmussen, pero sí reconoció que algunos de sus trabajadores necesitarán ayuda psicológica. Parece que no fue una idea impulsiva, Madsen había estado en régimen de aislamiento en la prisión de Herstedvester debido a sus planes para evadirse.
Ingeniero autodidacta, Madsen nunca fue a la universidad. Comenzó a construir cohetes durante su tiempo libre hasta que en 2008, diseñó su submarino casero. La reportera sueca Kim Wall, de 30 años, atraída periodísticamente por el excéntrico personaje, quiso entrevistarle en agosto de 2017 en su «Nautilus» y ya nunca salió con vida de él.
Madsen salió a navegar el 10 de agosto de 2017 por la tarde con Wall. El novio de ésta alertó horas después a las autoridades de su desaparición y se puso en marcha un dispositivo de emergencia que acabó al día siguiente, cuando el inventor reapareció solo en el submarino en la bahía de Køge, sur de Copenhague. El inventor, de 49 años, fue condenado a cadena perpetua en 2018 por el macabro crimen que horrorizó al mundo. Torturó y mató a la periodista y después descuartizó su cadáver y lo esparció en el mar Báltico durante una travesía en su submarino que él mismo había construido. Madsen primero negó el asesinato y después cambió su versión de los hechos varias veces: que dejó a Wall, viva, en una isla cercana, que la joven se golpeó la cabeza con la escotilla, que se asfixió por una fuga de gas...
La autopsia del cuerpo, encontrado en el mar en varias bolsas con pesos para que se hundiera, demostró sus mentiras. Wall fue estrangulada o le cortaron la garganta, y fue apuñalada en los senos y en los genitales con un cuchillo o un destornillador. La jueza danesa que lo condenó consideró que se trataba de una «agresión sexual planificada y un brutal asesinato de una mujer al azar». Durante la investigación se descubrió que el inventor estaba obsesionado con películas en las que aparecen mujeres empaladas, ahorcadas o decapitadas y que Wall no era la primera mujer a la que trataba de invitar a bordo de su submarino. El excéntrico inventor acabó confesando, pero mucho después del juicio, en un documental que se emitió el pasado septiembre: «Solo hay un culpable, y ese soy yo».
Lo curioso (o no, porque no es el único preso con comportamientos psicópatas a quien le pasa) es que Madsen cuenta con admiradoras que le escriben y se comunican con él. Hasta el punto de que hace menos de un año se casó con una de ellas.
Una joven rusa que asegura estar «orgullosa» de su marido salvo «por ese día» y que ha colocado de foto de portada de su cuenta de Facebook una imagen de la cárcel en la que se encuentra su esposo. «La prensa lo ha demonizado», asegura...
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