Francia

Macron impone un segundo confinamiento ante el colapso sanitario

Así lo ha anunciado el presidente francés en su discurso a la nación. “La segunda ola será más dura y mortal”, ha advertido. “El virus circula a una velocidad que ni los pronósticos más pesimistas habían anticipado”

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El presidente francés, Emmanuel Macron, se resistió hasta el último minuto. Pero ante un nuevo récord de más de 1,2 millones de contagios y la mitad de las camas de terapia intensiva ocupadas por pacientes de COVID-19, el reconfinamiento se volvió inevitable.

Sin muchas opciones en la mesa, el presidente francés decidió asumir la palabra prohibida y anunciar, en la noche de este miércoles, lo que todos temían: un nuevo confinamiento. Menos rígido que el aplicado en marzo, cierto, pero encierro al fin.

En esta nueva etapa, que se iniciará a la medianoche del viernes, se autorizará que las guarderías, colegios de primaria y liceos permanezcan abiertos en todo el país, lo que garantiza la libertad de desplazamiento de unos 12 millones de alumnos, sus padres y profesores.

El resto, las únicas razones para poder salir de casa serán ir al trabajo, asistir a una cita médica, ayudar a un enfermo, comprar víveres o tomar aire cerca de su domicilio.

Es preciso aclarar que no basta la palabra empeñada. Este nuevo confinamiento implica un regreso a la “attestation de déplacement”, un documento suministrado por el Ministerio del Interior en el que se especifica el motivo de salida y que, en caso de control, deberá mostrarse obligatoriamente a la Policía.

Los viajes entre regiones estarán igualmente prohibidos.

Las fronteras con los países de la Unión Europea seguirán abiertas, pero se cerrarán con todos los demás países fuera del bloque.

A diferencia del primer confinamiento, los servicios públicos, las fábricas, las granjas y la construcción continuarán sus actividades “en estricto cumplimiento de los protocolos sanitarios”.

Quizás los que llevan la peor parte –como ya se ha vuelto costumbre- son los propietarios de bares y restaurantes, que ya habían recibido a regañadientes el toque de queda iniciado el pasado 17 de octubre (de 9 de la noche a 6 de la mañana) y ahora deberán cerrar completamente sus puertas.

Los dueños de estos locales se quejan especialmente de no ser informados con certeza y antelación de los planes gubernamentales. Lamentan haber hecho una inversión importante para implementar las restricciones sanitarias y sentir ahora que todo fue inútil: la instalación de separaciones de acrílico entre las mesas, la reducción de comensales, la limitación de horarios, la instalación de mesas en terrazas abiertas improvisadas, la desinfección frecuente de los locales y un largo etcétera, son ahora una serie de medidas aplastadas por un nuevo confinamiento.

Gregory Reibenberg es propietario de cinco bares en la ciudad de París y aunque asegura sentirse satisfecho de la cobertura de desempleo que el Estado francés ha dispuesto para sus empleados, también se confiesa perdido y molesto: “Yo le puedo hacer un recuento de todos los anuncios que se han hecho desde el Gobierno: que si cerramos, que si sólo podemos abrir a ciertas horas, que si volvemos a cerrar en 24 horas, en 72 horas… es insoportable”, dice Reibenberg.

“Estamos en medio de una enfermedad que nos deshumaniza. Si hay gente muriendo, pues… eso forma parte de la vida, pero vivir así no es vivir”.

El 19 de octubre de 2020, la Cámara de Comercio e Industria de París entrevistó a más de 300 dueños de restaurantes en la zona capital para evaluar el impacto y el estudio arroja que siete de cada diez han visto caer su facturación en, al menos, 50%.

¿Cómo recibe la población el nuevo confinamiento?

Con resignación y cansancio, aunque con un leve respiro de alivio por tratarse de una medida que no paraliza completamente a Francia. María Carolina, quien reside en Paris y es madre de dos niñas de 14 y 10 años, considera que este confinamiento es una medida que no le gusta a nadie pero que debe aplicarse: “Al menos es mucho más flexible que el que tuvimos en primavera, cuando cerraron las escuelas. Lo de hoy es una medida que tranquiliza a los padres porque tanto primaria como secundaria seguirán funcionando. El primer confinamiento fue muy largo –de cuatro meses- y exigía una organización muy fuerte para los padres”.

Para Melissa, funcionaria de 30 años en París, el sentimiento predominante es la incertidumbre: “Lo más angustiante es no saber hasta qué punto vamos a estar encerrados. Es posible que nos pidan a nosotros que sigamos trabajando, pero no sé si los transportes públicos van a seguir funcionando normalmente. Creo que los ciudadanos no tenemos toda la información para saber si esta decisión es correcta o no. El Gobierno a veces dice que hemos sido “necios” por no respetar las consignas y quizás nos está castigando así, encerrándonos en casa”.

En su alocución, Macron asegura que el objetivo es reducir la curva de contagio de la cifra actual -40.000 nuevos casos por día– a sólo 5.000. El reconfinamiento parcial se extenderá desde el viernes 30 de octubre hasta el 1 de diciembre. Aunque, como ya es sabido, puede ser prolongado según la situación.

“Estamos abrumados por la rápida aceleración de pandemia”, señaló Macron. “La segunda ola será más dura y mortal”, ha advertido el mandatario.

Y es que “el virus circula a una velocidad que ni los pronósticos más pesimistas habían anticipado”. En este contexto, “mi responsabilidad es proteger a todos los franceses y, a pesar de las polémicas, a pesar de las dificultades de las decisiones a tomar, lo asumo plenamente", detalló el presidente de la República.

CLAVES DEL RECONFINAMIENTO FRANCÉS
  • Reconfinamiento parcial
  • Escuela abiertas
  • Cierre de bares, restaurantes, comercios no esenciales
  • Viajes prohibidos entre regiones francesas
  • Fronteras abiertas con países de la UE
  • Industrias, granjas y construcción no se detienen