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Erdogan despierta la ira contra Macron en el mundo musulmán

De Pakistán a Marruecos los manifestantes protestan contra el presidente francés por su defensa de las caricaturas de Mahoma

Manifestación contra el presidente Emmanuel Macron en Karachi (Pakistán)
Manifestación contra el presidente Emmanuel Macron en Karachi (Pakistán)SHAHZAIB AKBEREFE

El mundo musulmán le ha declarado la «yihad» al presidente francés, Emmanuel Macron, y esta guerra la lidera el díscolo mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, quien ya le tenía ganas al presidente galo por una serie de disputas y encontronazos por Siria, Libia y Nagorno Karabaj.

Con su habitual tono populista, el «sultan» Erdogan espetó a su homólogo francés: «¿Qué problema tiene Macron con el islam, qué problema tiene con los musulmanes? Macron tiene necesidad de una terapia de atención mental». Unas declaraciones muy desafortunadas, pero que alentaron a otros líderes musulmanes para hacer de las caricaturas de Mahoma una nueva guerra santa.

Desde Pakistán a Marruecos pasando por Jordania, Palestina, Irán y el grupo Hizbulá en Líbano y Qatar, entre otros, piden la cabeza del presidente francés por ofender al islam. Pero en realidad quien ofende al islam son los musulmanes radicales que, en nombre de la religión, juegan a ser verdugos de seres inocentes. Una vez más, la irracionalidad se impone al sentido común como ha demostrado la decapitación del profesor francés Samuel Paty por un joven yihadista checheno. Y, sin embargo en vez de la repulsa, el odio hacia Occidente se extiende como un reguero de pólvora en los países musulmanes.

Boicot a los productos franceses

Desde el lunes Erdogan está a la cabeza de una campaña de boicot a los productos franceses y los líderes de otros países musulmanes se han unido a las criticas.

Desde Islamabad, el primer ministro, Imran Khan, acusó al presidente galo de provocador: «Lamentablemente, el presidente Macron ha optado por provocar deliberadamente a los musulmanes, incluidos sus propios ciudadanos, alentando la exhibición de caricaturas blasfemas contra el islam y nuestro profeta».

En Jordania, el ministro de Asuntos Islámicos, Mohamed al Khalayleh, avisó que «insultar» a los profetas no es «un asunto de libertad personas, sino un delito que incita a la violencia».

En Teherán, el Ministerio de Exteriores de Irán convocó al encargado de negocios francés, Florent Aydalot, para contestar a las declaraciones de su Gobierno en apoyo a las caricaturas.

Irán tildó de «inaceptables» las acciones de las autoridades francesas que «han herido los sentimientos de millones de musulmanes en Europa y el mundo». «Es profundamente lamentable incitar la islamofobia y la propagación del odio en nombre de la libertad de expresión, que debe servir a la comunicación, la empatía y la convivencia pacífica», señaló la nota del Ministerio de Exteriores.

Quien también se ha unido a la polémica incendiaria es el magnate qatarí y presidente del Málaga CF, Abdullah Al Thani. El lunes enviaba un mensaje amenazante a Macron desde Twitter. Al Thani exigió disculpas al presidente galo o atenerse a las consecuencias, en un claro mensaje incitador. «Si no hay una disculpa oficial para todos los países musulmanes con respecto al discurso de racismo, incitación y odio, recomiendo las acciones ofensivas del Mensajero de Dios, así que soporta las consecuencias», advirtió.

En las calles de Bangladés y otros países musulmanes, islamistas radicales protestaron quemando banderas con la fotografía de Macron. Al grito de «Alto a la islamofobia», «Boicotear a Francia» y «amamos al profeta Mahoma» miles de bangladesíes marcharon hacia la embajada francesa en Dacca, donde se había desplegado la Policía para disolver las protestas y proteger la legación francesa.

La actitud de Erdogan, que llamó al boicot de productos franceses, y sus comentarios exacerbados de que «se está llevando a cabo una campaña de linchamiento contra los musulmanes parecida a la de los judíos de Europa antes de la Segunda Guerra Mundial» desvían a Turquía aún más del camino para ingresar en la UE.

Ankara negocia desde 1987 su incorporación a la Unión Europea, pero las relaciones entre el país euroasiático y el bloque comunitario viven momentos de alta tensión. Turquía está llevando una política belicosa contra Europa abriendo varios frentes de guerra en Grecia, Chipre y Armenia, una actitud que ha sido fuertemente condenada por la UE.