Independentismo

Johnson irrita a los nacionalistas al calificar de “desastre” la autonomía escocesa

El “premier” asegura que la concesión de la autonomía había sido el gran “error” del ex primer ministro Tony Blair y descarta ceder más poder al Gobierno de Escocia

El primer ministro británico, Boris Johnson
El primer ministro británico, Boris JohnsonDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Ni siquiera confinado, Boris Johnson evita meterse en problemas. El primer ministro se ha visto de nuevo salpicado por la polémica tras la filtración de una conversación privada con sus filas en las que califica de “desastre” la autonomía de Escocia. El episodio no ha hecho otra cosa que dar más munición a los independentistas del SNP, quienes lideran todas las encuestas de cara a los comicios del Parlamento de Edimburgo el próximo mes de mayo, con su promesa de un nuevo referéndum de secesión.

Johnson se encuentra confinado desde el domingo tras haber estado en contacto con gente de su entorno que ha dado positivo en coronavirus. No obstante, tras la salida de su polémico asesor, Dominic Cummings, el líder “tory” está dispuesto a reconciliarse con sus filas. Los diputados denunciaban que el estratega tenía al “premier” en una especie de búnker. Por lo tanto, con miras a normalizar de nuevo las relaciones, Johnson organizó el lunes una reunión virtual con los diputados del norte de Inglaterra, cuyos escaños fueron claves para garantizar la mayoría absoluta en las elecciones del año pasado.

Pero la Prensa sacó este martes a la luz la reunión y lejos de apaciguar los ánimos en la gran crisis que atraviesa estos días Downing Street, ha empeorado aún más la imagen del excéntrico político.

Además de utilizar la palabra “desastre” para referirse a la autonomía, Johnson calificó ante los suyos de “error” la descentralización incentivada por el ex primer ministro laborista Tony Blair (1997-2007), quien dio luz verde a los referendos que llevaron a la formación del Parlamento de Edimburgo y de la Asamblea galesa.

El ministro británico de Comunidades, Robert Jenrick, trató de restar importancia a la controversia al afirmar que el primer ministro siempre ha apoyado la descentralización, pero que “está muy preocupado por el aumento del nacionalismo y el separatismo” que buscan romper a Reino Unido.

Bajar el tono respecto a Escocia

Uno de los objetivos que Johnson se había propuesto en esta nueva fase de su gobierno tras la salida del oscuro Cummings era precisamente bajar el tono respecto a Escocia. Hasta ahora su postura se había limitado a decir que no habrá un nuevo referéndum independentista. Pero la táctica no funciona y la nueva estrategia estaba encaminada a tomar un discurso más cordial ensalzando los beneficios de la unión.

Sin embargo, su palabras han dado al traste con los planes. La reacción de los nacionalistas escoceses no se hizo esperar. Sturgeon defendió que la mejor manera de “proteger y fortalecer” el Parlamento de Edimburgo es a través de la independencia de la región.

“Merece la pena señalar esos comentarios del primer ministro para la próxima vez que los ''tories'' digan que no son una amenaza para los poderes del Parlamento escocés o, más increíble, que apoyan los poderes autonómicos”, tuiteó la líder del SNP.

Por su parte, el representante de los secesionistas en la Cámara de los Comunes, Ian Blackford, tuiteó que la mejor manera de acabar con la actitud del primer ministro es con la independencia.

Los reproches llegaron también desde la oposición laborista, cuyo portavoz en Escocia, Ian Murray, señaló que la descentralización es uno de los logros de los que su formación está más “orgullosa” y que la opinión de Johnson confirma que éste no cree en la autonomía.

Gestión de la pandemia

“Este Gobierno tendría que haber trabajado en colaboración con los gobiernos autonómicos durante esta crisis (de la pandemia). En cambio, el pueblo de Reino Unido ha pagado el precio de sus fracasos”, declaró Murray al referirse a la grave situación sanitaria del país a causa de la pandemia de coronavirus.

Según los sondeos, el SNP se perfila como claro favorito para las elecciones de mayo de 2021. El partido tiene ahora 61 escaños en un Parlamento autonómico formado por 129 asientos y en el que los conservadores quedan en segundo lugar con 31 y los laboristas con 23.

De cara a esos comicios, los nacionalistas volverán a hacer campaña a favor de un segundo plebiscito, después de que el primero, celebrado el 18 de septiembre de 2014, los escoceses rechazaron la independencia -con un 55,3 % del “no” y un 44,7 % del “sí”. La victoria del Brexit ha dado un nuevo impulso a las aspiraciones nacionalistas, después de que Escocia votase a favor de la permanencia del país en la UE.