América Latina

Cómo reconstruir un Perú hundido: las prioridades del nuevo presidente Sagasti

El recién elegido mandatario tiene como objetivos combatir la corrupción y mejorar la economía en uno de los países más desiguales del continente

-FOTODELDIA- AME9098. LIMA (PERÚ), 17/11/2020.- Manifestantes protestan en los exteriores del Congreso peruano pidiendo una nueva constitución hoy, tras la posesión Francisco Sagasti como nuevo presidente del país, en Lima (Perú). En medio de una grave crisis política, social, sanitaria y económica, Perú comenzó este martes a encauzar el camino democrático hacia el bicentenario de su independencia con la toma de mando del político liberal Francisco Sagasti como tercer presidente del país andino en tan solo ocho días. EFE/Aldair Mejía
-FOTODELDIA- AME9098. LIMA (PERÚ), 17/11/2020.- Manifestantes protestan en los exteriores del Congreso peruano pidiendo una nueva constitución hoy, tras la posesión Francisco Sagasti como nuevo presidente del país, en Lima (Perú). En medio de una grave crisis política, social, sanitaria y económica, Perú comenzó este martes a encauzar el camino democrático hacia el bicentenario de su independencia con la toma de mando del político liberal Francisco Sagasti como tercer presidente del país andino en tan solo ocho días. EFE/Aldair MejíaAldair MejíaAgencia EFE

La Plaza Mayor, también conocida como la Plaza de Armas, fue el lugar preciso en el que se fundó Lima, pensada por el propio conquistador extremeño Francisco Pizarro, y donde decidió ubicar el Palacio de Gobierno, y la Catedral. Pizarro se había enamorado de un princesa inca y embaucó a los diferentes reyes, cortándoles la cabeza e imponiendo caciques de medio pelo, convertidos en títeres de la corona española. Nunca habría podido conquistar un imperio con tan pocos caballos, bandidos y pólvora. Cuando vio la ciudad, Lima, y a sus a aguerridos contendientes dijo: “El día que se unan, no los podremos parar”. Ese día llegó. El Congreso convertido en una corte de nobles para súbditos se ve vigilado, amenazado, por un pueblo al que le acabó la paciencia. Las cabezas podrían empezar a rodar de nuevo si la frágil tregua se rompe.

El pacificador y unificador es “un elegido”, una “especie” de extraño dentro de la política peruana, Francisco Rafael Sagasti Hochhausler, ingeniero industrial, investigador, escritor y político peruano-costarricense. Apodado “el maestro” tomó posesión este pasado martes como presidente del Perú en su condición de líder del Congreso. En líder del único partido, el Morado, que no participó de la pantomima que intentó en el la destitución o “autogolpe” de Manuel Vizcarra, el anterior mandatario.

Sagasti, congresista desde el pasado 18 de marzo con el Partido Morado, asume así la misión de liderar el gobierno de transición hasta el 28 de julio de 2021, momento en que tomará el poder el ganador de las elecciones generales del próximo 11 de abril. Político de centro y con fama de ser hombre de consensos, Sagasti es el tercer mandatario que de riendas del gobierno peruano en una semana.

En el centro de la capital se encuentra el Hotel Bolívar, una palacio venido a menos, decadente, donde otrora se hospedaban presidentes y otras figuras de alta alcurnia, y donde asegura uno de los camareros Ramón, “hay una fantasma gringa que se aparece por las noches, de cabellos rubios y ojos azules, se suicidó en la habitación frente al espejo” por esos pasillos infinitos, tapizados de rojo y armaduras. Mientras en el bar, la terraza de abajo, se juntan bohemios, políticos y analistas.

Allí nos atiende por teléfono Jaime Costeño, politólogo de la universidad Pontificia de Lima, mientras degusta el que dicen, mejor pisco de la ciudad, mirando a la luna, y el incesante ruido del tráfico que rodea la plaza. El ruido de la comunicación vía telefónica, es borrosa.

Lo más urgente es aplacar la profunda crisis política que llevó a la renuncia de su predecesor, Manuel Merino”, afirma -después la una ola de protestas en el país que dejó dos muertos y decenas de heridos y que estalló por la destitución en el Congreso, el lunes pasado, del popular presidente Martín Vizcarra- “Por supuesto la economía es el otro gran reto” añade. ¿Qué paso con la perla del Sudamérica? Un milagro comparado a veces con Chile: La corrupción y la pandemia se lo comieron.

Lima “la Gris”

El escritor peruano Mario Vargas Llosa, quien incluso se postuló como candidato a presidente frente a Alberto Fujimori, bautizó a su capital, en sus novelas más jóvenes, como Lima la Gris, toda una metáfora de un país techado por nubarrones desde tiempos infinitos. Más de seis ex presidentes entre presos y procesados, por no hablar de los actuales diputados, la mitad en la mira de la justicia que por momentos pareciera funcionar. Todo un récord en América Latina, donde “los tentáculos” de la constructora brasileña Odebrecht estrecharon los endebles gobiernos de turno, derecha e izquierda incluidos.

El nuevo presidente del Perú Francisco Sagasti tiene por delante una reto estoico. Combatir la corrupción y mejorar la economía en uno de los países más desiguales del continente. El mandatario anunció las primeras medidas económicas que tomará al asumir la Presidencia de la República.

Sagasti señaló que el Estado peruano deberá endeudarse en más de S/30,000-70.000 millones de euros- para poder cubrir el presupuesto del 2021, esto debido a que la recaudación fiscal cayó 30% a consecuencia de pandemia de coronavirus.

Durante los últimos 15 años y hasta el 2019, la pobreza en el Perú se redujo hasta en 20 por ciento. Sin Embargo, el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) estima que este año la cantidad de peruanos pobres aumentará hasta el 27 por ciento.

En la ciudad colonial de Arequipa los fuegos se encienden por la noche. La luz amarillenta se refleja como en espejo en los empedrados. Allí varios jóvenes miran como bailan los cóndores. “Dicen que solo tiene una pareja de por vida, y la cortejan dando círculos” describe Juan Fernán, profesor de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa mientras observa los pájaros carroñeros con unos prismáticos. “En algo somos como los cóndores, un pájaro enorme y orgulloso”. Lima creció mucho durante el 2000, pero nunca hubo chorreo hacia las clases más pobres. Pero en algún momento nos tiene que llegar la hora” añade.