El presupuesto de la UE
«Sin la ayuda europea no podríamos haber investigado»
Las cifras millonarias del fondo de recuperación se invertirán en proyectos de economía verde y digital. LA RAZÓN habla con una empresa que desinfecta superficies con luces LED y con dos jóvenes emprendedores que han creado un sistema de sensores para las residencias de ancianos
Mientras las instituciones de la UE buscan fórmulas para que Hungría y Polonia levanten su veto al presupuesto comunitario para 2021-2027 (1,074 billones de euros) y el fondo de recuperación (750.000 millones), España aguarda con impaciencia un maná europeo imprescindible para superar la grave recesión provocada por la pandemia de coronavirus. Solo del último fondo, conocido como Next Generation EU (NGEU), nuestro país será el Estado miembro más beneficiado después de Italia, con 140.000 millones de euros.
Para la eurodiputada socialista Eider Gardiazábal, una de las ponentes del informe sobre el plan de recuperación, en el nuevo marco financiero plurianual «se han mejorado partidas que para España son esenciales como el programa de investigación Horizonte Europa, del que somos uno de los grandes beneficiarios, así como el programa de transición justa, que apoya a los sectores productivos para avanzar hacia una economía verde».
Lejos de las cifras millonarias de Bruselas, sin embargo, lo cierto es que las ayudas europeas moldean la realidad cotidiana con su apoyo a la formación, las pymes o la investigación. Europa no solo ayuda a construir carreteras en España. De hecho, el NGEU tiene como prioridades la economía verde y la revolución digital. En opinión del eurodiputado del PP Esteban González Pons, «es una dificultad añadida, pero debería suponer un incentivo para que hiciéramos la transformación económica que nosotros necesitamos». «Que Europa nos esté marcando el camino de la economía del futuro debería ser un reactivo para la economía y las empresas españolas», opina el eurodiputado popular.
En este sentido, Gardiazábal subraya que “el fondo nos va a permitir que programas que teníamos previstos para los próximo diez años podamos ejecutarlos en tres. Todo un salto al futuro.”
Para Gonzalo Guerrero, directo general de SUTELCO, la ayuda de la UE permitió a esta empresa de componentes electrónicos con 60 años de vida a sus espaldas investigar cómo se pueden desinfectar superficies a través de luz. Algo que ha adquirido una urgente relevancia bajo la pandemia de coronavirus. «En nuestro caso, las ayudas han sido de alrededor de 200.000 euros en cada uno de los dos proyectos y es dinero del que normalmente no dispones ni con unas condiciones de préstamo tan favorables», explica.
«Los préstamos están bastante bien planteados. Te prestan un dinero que puedes devolver en un largo plazo y sin intereses a cambio de investigar, contratar a gente y colaborar con instituciones como universidades o los ministerios de Defensa, y Sanidad», cuenta Guerrero sin ocultar su satisfacción por lo que califica como “una experiencia muy buena que debe conocer la gente”.
Un primer préstamo de 197.000 euros hace tres años les permitió poner en marcha un proyecto para comprobar los efectos de la luz sobre las bacterias y los virus, al que ha seguido un segundo de 232.5000 euros y bautizado como ILEDES para el coronavirus.
«La luz ultravioleta de tipo C se utiliza para desinfectar aguas y tuberías desde hace tiempo descomponiendo el ADN y eliminando así virus y bacterias. Pero esa radiación es dañina para la piel y los ojos», explica el director general de SUTELCO. «Sin embargo, hace tres años, vimos que otra luz ultravioleta tiene los mismos efectos, pero es menos agresiva. En lugar de atacar el ADN, ataca la pared de las bacterias, lo que impide que se reproduzcan».
La tecnología de SUTELCO es especialmente indicada para desinfectar lugares con mucho tránsito de personas como colegios, hospitales o gimnasios de instalaciones deportivas.
Guerrero destaca que el proyecto no se limita a su empresa o a un sector económico concreto, sino que crea sinergias más amplias: «Generamos un efecto dominó gracias al cual se está moviendo el dinero y la inversión».
Internamente, ambos proyectos han creado empleo en SUTELCO, que ha necesitado contratar a un especialista en química y biología y a otro para integrar el proceso en una luminaria.
Pero Europa no solo ayuda a empresa consolidadas a crecer y buscar nuevos horizontes, sino que también contribuye a que jóvenes emprendedores puedan poner en marcha sus ideas innovadoras. Éste es el caso de Jaime y Miguel, dos estudiantes madrileños de Administración y Dirección de Empresa (ADE) de 21 y 20 años que han fundado Indotem.
Estos aficionados a las robótica han creado un sistema de sensores capaz de ayudar a monotorizar las residencias de personas mayores. Ofrecen un mapa en 3D en el que se ilumina en rojo la habitación donde se detecta alguna anomalía.
Ambos estudiaron en la Escuela de Organización Industrial (EOI), uno de los 17 centros que desde 2016 imparten formación a jóvenes emprendedores en trece países de la UE. La EOI ha disfrutado de una subvención de 4,5 millones de euros.
«En Administración y Dirección de Empresa nos forman muy bien para trabajar en empresas de otros, pero no para crear nuestra propia empresa», lamenta Jaime. «Hemos conseguido arrancar un proyecto piloto y un intento de negocio que aún no nos da dinero, pero esperamos que en el futuro ayude a mucha gente».
Los sensores instalados en las camas que han creado alertan a los responsables de la residencia a través de una aplicación de móvil, lo que evita que el anciano que se cae por la noche permanezca tendido en el suelo durante horas. El sistema no invade la intimidad de los residentes, puesto que no graba ningún tipo de imagen o audio, sino que registra exclusivamente el movimiento.
«Queremos dar un balón de oxígeno a las residencias para que puedan ofrecer un servicio eficiente y acabar con las sujeciones. Hay formas de evitar que las personas mayores sean atadas a las camas o las butacas», recuerda Jaime.
Indotem aspira a poder ofrecer su servicio también en los hogares. Se trata de «un nicho que nos interesa, ya que cada día vive más gente sola», explica Miguel. Precisamente, una caída en casa de su abuela despertó en ambos la brillante idea de concebir un sistema para proteger a sus seres queridos.
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