Transición en EE UU
El Supremo de EE UU rechaza revertir la victoria de Biden en Pensilvania
La estrategia judicial de Donald Trump no ha dado por el momento frutos y ya acumula medio centenar de derrotas en los tribunales
Los abogados de la campaña de Donald Trump habían repetido en numerosas ocasiones que su táctica pasaba por recurrir al Tribunal Supremo. Todas las demandas en los juzgados de menor rango, incluidos decenas de juzgados federales, no eran sino estaciones de tránsito hasta alcanzar el Tribunal Supremo.
Pero la primera de las grandes demandas alcanzó finalmente el Supremo y el tribunal no dejó resquicio a dudas. Tumbó, por 9 votos a 0, el intento de Trump para que el estado de Pensilvania no reconozca los resultados electorales y deje en manos del Legislativo local, de mayoría republicana, la designación de los votos del colegio electoral.
La derrota resultaba todavía más inapelable no solo porque ninguno de los jueces emitiera una nota discordante. Es que tampoco ofrecieron explicaciones más allá de su rotunda negativa a estudiar el caso. No había pruebas, ni siquiera indicios, y los magistrados del tribunal, de mayoría conservadora, y donde hay tres jueces directamente nominados por Trump, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh, Amy Coney Barrett, certificó lo mismo que muchos jueces antes que ellos. A saber, la nula disposición del Poder Judicial a bloquear la certificación de los resultados electorales y/o a descartar cientos de miles, cuando no millones de papeletas, sin más argumentos que el mero voluntarismo.
Inasequible a los reveses judiciales, Donald Trump celebraba en Twitter el anuncio del fiscal general de Texas, Ken Paxton, de acudir al Supremo para impedir que Georgia, Michigan, Pennsilvania y Wisconsin certifiquen sus resultados en el Colegio Electoral. «Existe evidencia masiva de fraude generalizado en los cuatro Estados (y en más) mencionados en la demanda de Texas», exclamó Trump, «¡Sólo miren todas las grabaciones y las declaraciones juradas!». «¡ELECCIÓN AMAÑADAS!», añadió en una cadena de tuits que casi por sistema llevan ya incorporado el cartel que avisa de noticias falsas.
Para Trump, «pronto aprenderemos sobre la palabra “valentía” y salvaremos a nuestro país. Recibí cientos de miles de votos legales más, en todos los Estados bisagra, que mi oponente. TODOS los datos tomados después de la votación dicen que era imposible que yo perdiera, ¡a menos que FUERA ARREGLADO!».
Las presiones de Trump han sido calificadas por el senador republicano Pat Toomey como «completamente inaceptables». Sus intentos, dijo, «no van a funcionar y el presidente debería dejar de intentar que las legislaturas anulen los resultados de las elecciones en sus respectivos Estados».
Entretanto, el gobernador de Georgia, el republicano Brian Kemp, fue durante meses uno de los gobernadores predilectos de Trump, sigue sometido a la ira presencial y objeto de ataques retóricos después de haber defendido en varias ocasiones la limpieza del proceso.
En una rueda de prensa, Kemp explicó que si las evidencias del teórico fraude electoral son tan abrumadoras, la vía para que la verdad resplandezca y la justicia sea restaurada no pasa por la Cámara de Representantes local ni por la petición de que el legislativo rechace reconocer los resultados el 14 de diciembre. Lo que deberían de hacer los denunciantes, explicó, es acudir a los tribunales, presentar esas pruebas al juez y permitir que sea el juez el que decida.
Georgia ha conducido ya tres recuentos de los votos. En las tres ocasiones con el resultado de la victoria de Joe Biden. Brad Raffensperger, secretario de Estado de Georgia, comentó «Ya sea el presidente de Estados Unidos o un candidato a gobernador fallido, la desinformación sobre la administración electoral debe ser condenada y rechazada. La integridad importa. La verdad importa. Hoy, la oficina del secretario de Estado volverá a certificar los resultados de las elecciones de nuestro Estado».
Por su parte, Mike Gwin, portavoz de Biden, sostiene que la elección «ha terminado». «Joe Biden ganó», dijo, «y prestará juramento como presidente en enero». «Docenas de tribunales han rechazado las reclamaciones, desacreditadas y sin méritos, de Trump y sus aliados, y ahora el tribunal más alto del país se ha unido a ellos, sin un solo desacuerdo, para repudiar este asalto al proceso electoral».
«Si alguien hizo trampa en las elecciones», responde Trump, «y eso es lo que hicieron los demócratas, ¿por qué no se anularían inmediatamente las elecciones? ¿Cómo se puede administrar un país así?».
Nuevo revés en Nevada
Entretanto, en Nevada, el tribunal Supremo del Estado confirmaba la decisión del juez que 4 días antes había desestimado la denuncia del equipo de Trump para tratar de bloquear la victoria de Biden. Por 6 votos a 0 los jueces consideran que «para prevalecer en esta apelación, los demandantes tiene que demostrar un error de derecho, conclusiones de hecho no respaldadas por evidencias sustanciales o un abuso de poder en la admisión o rechazo de evidencia por parte del tribunal de distrito. No estamos convencidos de que lo hayan hecho».
Con los últimos reveses judiciales, no menos de 50, y sobre todo después de lo sucedido en el Supremo, las opciones del equipo legal de Trump son ya casi nulas.
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