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Joe Biden se vacuna en público: “No hay nada de qué preocuparse”

El Congreso de EE UU aprueba un plan de estímulo de 900.000 millones de dólares contra la pandemia

El presidente electo, Joe Biden, y su esposa, Jill, se vacunaron ayer frente a las cámaras. Un gesto concebido para animar a los estadounidenses a vacunarse y diluir temores, extendidos entre ese notable segmento de la población que teme los efectos secundarios del medicamento. “No hay nada de qué preocuparse”, ha afirmado Biden en relación con la vacuna tras recibir la dosis en el Hospital Christiana Care de Delaware. Biden, de 78 años, estuvo acompañado por su mujer, Jill Biden, que se puso la primera dosis antes que él, según explicó. “Creo que merece la pena decir que esto es una gran esperanza. Estoy haciendo esto para demostrar que la gente debe estar preparada, cuando esté disponible, para ponerse la vacuna”, indicó Biden.

Para después de la Navidad está previsto que reciba su dosis la futura vicepresidente, Kamala Harris. Y la semana pasada tanto el vicepresidente, Mike Pence, como su esposa, Karen, hicieron lo propio. Igual que el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, explicó que acaba de recibir su dosis, aseguró que la vacuna es segura y efectiva y añadió que las vacunas son la forma de vencer a este virus.

Para todo lo demás, para paliar las devastadoras consecuencias económicas, tocaba asegurar el paquete de rescate y estímulo. Uno que finalmente llegó a buen puerto a lo largo de la tarde del domingo. Se trata de un plan de cerca de 900.000 millones de dólares, entre los 600.000 millones destinados para los ciudadanos particulares, los 300.000 millones para el desempleo y los 300.000 en créditos para las empresas. Dependiendo de sus ingresos cada ciudadano podrá recibir un cheque de hasta 600 dólares. Los bonos al desempleo ascenderán a 300 dólares. En cuanto al temido "default", el impago del gobierno federal, que abocaría al cierre de servicios, logró conjurarse en el último momento con una nueva prórroga de 24 horas. Pero si las noticias desde el frente económico resultaban mínimamente esperanzadoras no podía decirse lo mismo de lo sanitario.

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, que advirtió del hipotético peligro que entraña la nueva mutación del virus hallada en Reino Unido, había pedido al Gobierno federal que tome medidas severas. Entre otras la suspensión de los vuelos. Mientras los expertos de la OMS mantenían una reunión para estudiar la nueva cepa, el Cirujano General de EE UU, Jerome Adams, le ha explicado a la Fox que las mutaciones son inherentes a los propios virus. Los virus mutan, dijo, eso es lo que hacen. "Hemos tenido docenas de mutaciones de este SARS-CoV-2, solo este año". Al mismo tiempo trató de evitar las especulaciones e insistió en las recomendaciones con las que los especialistas machacan desde hace meses. "Necesitamos usar mascarillas", dijo, "lavarnos las manos, vigilar nuestras distancias y esperar en las reuniones, y necesitamos vacunarnos, cuando estén disponibles".

También, el asesor científico jefe del programa de vacunas, Moncef Slaoui, descartó que las vacunas no funcionen contra la nueva mutación. Otro de los funcionarios del equipo designado por el presidente Trump, el general Gustave F. Perna, reiteró que el Gobierno espera distribuir más de 20 millones de vacunas antes de que acabe 2020.

Un esfuerzo diseñado y calculado junto a los Estados, y que permite que "ejecuten sus planes de manera rítmica y consistente para asegurar que llevamos las cantidades correctas de vacuna a los lugares correctos, de modo que se utilice de manera más efectiva dentro de las estrategias y planes de los gobernadores". Dentro de esa estrategia resulta esencial la aprobación, este viernes, de la vacuna de Moderna. Al igual que la de Pfizer, aprobada hace dos semanas, se trata de un fármaco revolucionario, que usa el ARN mensajero. Pero para conservarse no necesita alcanzar temperaturas más allá de los 20 grados bajo cero, frente a los 80 bajo cero que exige la de Pfizer.

De ese modo, la vacuna de Moderna no necesita una cadena de frío de esa magnitud y podrá distribuirse en las áreas rurales y en todos aquellas zonas que no tienen acceso a los congeladores especiales, que pueden conservar la vacuna. La vacunación comenzó ayer. Todo esto mientras el número de positivos diarios no baja de los 200.000, con 318.563 muertos acumulados desde marzo.