Argentina

La ley del aborto llega al Senado argentino

En caso de empate en la Cámara Alta, será el voto de la vicepresidenta Cristina Fernández el que decida

Manifestación de mujeres a favor del derecho al aborto frente al Congreso argentino
Manifestación de mujeres a favor del derecho al aborto frente al Congreso argentinoDPA v�a Europa PressDPA v�a Europa Press

Un movimiento sin precedentes cobra poder en Argentina. Un empoderamiento que no solo abarca el aborto, sino también la violencia de genero, los femicidios. Sin embargo, también hay que resaltar que esta ley ya fue rechaza hace dos años en el Congreso y que, según las encuestas, la mitad de los argentinos está en contra de esta práctica. ¿Se deberían de dirimir estos asuntos tan importantes en un Senado o quizás celebrarse un plebiscito? En cualquier caso, no hay marchas atrás. La ley del aborto está sobre la mesa.

Miles de mujeres vuelven a salir a las calles hoy para hacer oír su exigencia por la legalización del aborto ante el Congreso, donde diputados y senadores deciden si otorgarán ese derecho, en una renovada “marea verde”, hito de la lucha feminista en Argentina.

“La marea verde es una revolución feminista en movimiento y es intergeneracional. Hay una experiencia de transversalidad, de articulación con sindicatos, movimientos sociales, de derechos humanos. No es una moda, hay una historia”, dice María Florencia Alcaraz, autora del libro “¡Qué sea ley!” sobre la lucha por la legalización del aborto en Argentina.

A dos años de ser derrotado en el Senado el primer proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) tratado por el Congreso, otra iniciativa volvió a la Cámara Alta, esta vez con la firma del presidente Alberto Fernández. De hecho, la vicepresidenta y presidenta del Senado, Cristina Kirchner, en un principio se mostró reticente del proyecto de ley, pero, como ella dijo en la anterior votación, al final su hija Florencia le acabó convenciendo de votar a favor. Pero además de los conservadores no todo el peronismo está alienado con la causa.

Aprobada en la Cámara de Diputados el 11 de diciembre, será el Senado el que defina hoy el destino de la ley, aún incierto por un escenario prácticamente de empate. “2018 marcó la salida del “closet” del tema del aborto que había sido tabú durante tanto tiempo para la sociedad argentina. Este 2020, con la despenalización social, es la oportunidad para garantizar los derechos”, asegura Alcaraz, fundadora de Latfem, un medio de comunicación feminista.

Mila Mondello fue una entre las miles de “pibas” que se manifestaron los 10 y 11 de diciembre pasados frente al Parlamento, cuando los diputados aprobaron el proyecto. “El aborto es una situación que puede estar atravesando una compañera al lado tuyo y eso te da empatía y te decís: ¡Loco! el sistema legislativo está hablando sobre mí, de situaciones que puedo llegar a vivir. Si discuten si una chica de 14 a 16 años necesita el permiso explícito de 400 adultos para hacerse un aborto, me toca directamente”, afirma.

Esta joven de 17 años se inició en la militancia cuando la lucha feminista hacía eclosión en Argentina desde el movimiento ‘Ni una menos’, surgido en 2015 con multitudinarias marchas contra la violencia de género. La Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito ya llevaba casi una década de existencia. “Tras un año de muchas frustraciones, si sale va a ser una alegría desaforada”, se ilusiona.

Debido a la pandemia, las masivas marchas de los pañuelos verdes -símbolo de los defensores del aborto legal- dejaron paso a campañas en redes sociales, performances callejeras o “pañuelazos”, a excepción del día del debate, cuando miles se manifestaron frente al Congreso, una escena que volverá a repetirse hoy.

“La masividad es una foto bonita, tiene que ver con la celebración y la ocupación de la calle. Pero la lucha feminista es también el ejercicio de la política, de la estrategia y este año se juega mucho eso”, analiza Alcaraz.

A Guadalupe Passadore, licenciada en Sociología de 25 años, hablar del aborto la remite a sus 13 años, cuando encontró a una amiga llorando en el baño del colegio. Había quedado embarazada. La adolescente abortó de forma clandestina, porque el embarazo no había resultado de una violación ni estaba en peligro su vida, las únicas dos causales para que sea legal en Argentina.

“No teníamos educación sexual y ella salía con pibes más grandes. Después del aborto quedó todo en el secreto, era tabú, no se hablaba. Faltó muchos días a la escuela porque fue con un raspaje, no había misoprostol -fármaco antiinflamatorio-. La escuela la acompañó, pero como lo haría con alguien con una enfermedad, nunca hubo contención”, recuerda Guadalupe.

Desde aquel 2008 “hubo una transformación cultural muy fuerte, un cambio abrupto”, considera. “Se empezó a hablar de patriarcado, de temas de género, de homosexualidad, de cuerpos gestantes. A nosotras nos faltaban palabras para nombrar las cosas y poder pelear por ellas”, dice.

El voto está polarizado. “El Senado es complicado, es un espacio que muestra la vigencia del conservadurismo en la política y en el establishment de nuestro país”, advierte Passadore.

El tema es transversal a las fuerzas políticas. Que lleve la firma de Fernández (peronista de centro izquierda) puede sumar votos reticentes del oficialismo, pero también restar voluntades opositoras en vísperas de un año electoral.

“Esta ley no es de ningún presidente o Gobierno, es una conquista más del movimiento de mujeres”, dice en la Cámara la diputada Silvina Lospennato, activista “verde” del partido PRO del ex mandatario Mauricio Macri (derecha). Macri habilitó el debate parlamentario en 2018, aunque un año después se dijo un “defensor de las dos vidas”, como se definen los que militan contra la IVE.

Sea como fuere, dice Alcaraz, la marea verde no termina con esta votación. “El aborto es parte de la agenda de los feminismos que van por transformaciones sociales radicales en todo los planos”.