Segunda lectura

Un dividido Senado vota la ley del aborto en Argentina

El Papa Francisco rechaza la interrupción del embarazo en su país

Grupos a favor de la vida se manifiestan con sus icónicas banderas azul celeste
Grupos a favor de la vida se manifiestan con sus icónicas banderas azul celesteJuan Ignacio RoncoroniEFE

Una marea verde inundó literalmente le mítica plaza del Congreso. Miles de mujeres bailaban, tocaban el bombo y, en realidad, celebraban quizás antes de tiempo lo que ellas interpretaban como una avance en lo que los derechos de las mujeres supone. Tiraban polvos de pintura y entonaban cánticos desde el escenario que se erigía frente a la cámara del Senado, donde se realizaba la histórica votación.

La paridad de fuerzas entre los senadores a favor y en contra de convertir en ley la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) hasta la semana 14 de gestación anticipaba una sesión tensa y un final imprevisible para un decisivo debate en Argentina.

La discusión en la Cámara Alta comenzó ayer a las ocho de la tarde (hora ibérica) y se prevé que terminase hoy al amanecer –12:00 española–, en el país natal del papa Francisco, que ya en 2018 rechazó una iniciativa similar para legalizar el aborto. De hecho, el propio Papa, ratificó su rechazo en un mensaje publicado en sus redes sociales: «El Hijo de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo de Dios. Vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura», indicó. La palabra del sumo pontífice representa el último intento de la Iglesia para evitar la aprobación de la iniciativa.

En sintonía, ayer el obispo Marcelo Sánchez Sorondo utilizó una recordada frase del ex presidente Néstor Kirchner para pedir a los senadores que rechacen el proyecto. «Senadores de Argentina, les pido que sigan el ejemplo de un gran presidente nuestro: no dejen sus convicciones profundas en las escalinatas del Senado. Sepan defender la vida como él la defendió», afirmó desde el Vaticano.

Volviendo a la plaza, un grupo de chicas acampa junto a la estatua del pensador creada por Rodín. Uno de los pocos «hombres» que vimos en los alrededores del Congreso. Pareciera que el género masculino no estaba invitado a la fiesta. «Claro que sí, son bienvenidos todos los que apoyen la causa», nos dice una de las jóvenes. «Esto no es solo el aborto, es también un movimiento que se extiende denunciando el feminicidio, más de 300 mujeres mueren por violencia de género, el movimiento LGTBI y, ahora, salvar la vida de las mujeres que perecen abortando ilegalmente», añade.

Por otro lado, militantes identificados con los colores «celestes», en contra de la iniciativa, realizan desde la noche una vigilia frente al Congreso. Entre ambos grupos –verdes y celestes– existe una separación de cien metros, mediante un vallado montado y controlado por la Policía local. Desde la «Unidad Provida» –que agrupa a unas 150 organizaciones de la sociedad civil que están en contra del aborto– llamaron a congregarse en la esquina de Hipólito Yrigoyen y la avenida Entre Ríos. Olga de unos 50 años recuerda «ahora luchan por la libertad de las posibles madres, pero quien lucha por la vida de esos niños. Ellos no puede elegir. Es una bestialidad pensar que a la semana el feto no es persona pero a las semanas sí».

La oposición al proyecto de ley ya el lunes por la noche desfiló por el centro de Buenos Aires en contra del proyecto, enarbolando figuras de la virgen y muñecos ensangrentados.

El presidente de centro izquierda Alberto Fernández fue esta vez el impulsor de la iniciativa, inspirado en los principios de la organización Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. «Soy católico, pero tengo que legislar para todos. Cada año se hospitalizan alrededor de 38.000 mujeres por abortos y desde la recuperación de la democracia [en 1983] murieron más de 3.000 mujeres por esa causa», señaló Fernández. El Gobierno calcula que hay entre 370.000 y 520.000 abortos clandestinos anuales, en un país de 45 millones de habitantes.

En cualquier caso los contendientes colmaron la plaza, pese a las medidas de distancia social por la pandemia, que se ha cobrado más de 42.000 vidas y casi 1,6 millón de contagios. Además, el mismo día que comienza el proceso de vacunación en un país que espera en breve una segunda ola aun más virulenta que la primera. Es la segunda gran concentración de gente tras el velatorio de Maradona en la Casa Rosada.

Sobre la votación, la gobernante alianza Frente de Todos posee 41 de las 72 escaños en el Senado, pero no todos los peronistas apoyan el proyecto. La oposición de centro derecha se encuadra casi mayoritariamente en contra. «En el Senado hay muchos votos que aún no están definidos. Se conocerá al final», admitió la senadora oficialista Nancy González.

Las conjeturas sobre el desenlace de la sesión contemplan la ausencia de dos declarados senadores contrarios a la legalización de la IVE. Uno de ellos está de permiso tras ser denunciado por acoso sexual y el otro, el ex presidente Carlos Menem, de 90 años, está hospitalizado grave con dolencias cardíaca y renal.

En caso de igualdad, el reglamento marca que desempata la titular de la Cámara, la senadora oficialista y ex presidenta Cristina Kirchner, quien se declaraba antilegalización hasta 2018, cuando cambió su postura. Los analistas sostienen que la ley podría aprobarse por tres o cuatro votos de diferencia, pero no es seguro.

Concesiones peronistas

Precisamente, para evitar dichas “tablas” hubo retoques de última hora. El anuncio de un acuerdo que sumaría a ambos senadores, y quizás a alguno más, fue realizado en el inicio del debate en el Senado por Norma Durango. Con acuerdo del Poder Ejecutivo se prometió el veto parcial del artículo 4 inciso B, que habilita la posibilidad de la realización de un aborto después de la semana 14 en caso de violación o en el caso de que estuviera en riesgo la vida o “la salud integral” de la persona gestante.

La palabra “integral” generaba preocupación y tras consultar al Poder Ejecutivo el Frente de Todos se comprometió a un veto parcial que significaría quitar la palabra “integral” del texto. Básicamente, algunos senadores indecisos consideran demasiado ambigua la palabra integral y que, por tanto, podría dar lugar a futuras interpretaciones que permitieran abortos tras las 14 semanas.

La propuesta llega al Senado tras la media sanción de los diputados, el 11 de diciembre pasado, alcanzada con 131 votos positivos y 117 negativos y seis abstenciones.

Hasta ahora, en Argentina el aborto solo se permite en caso de violación o de riesgo de vida para la mujer, legislación que rige desde 1921. En América Latina, el aborto es legal solo en Cuba, Uruguay y Guyana, así como en la Ciudad de México.

La iniciativa prevé la objeción de conciencia individual o de un establecimiento de salud, aunque los objetores tendrán obligación de derivar a la paciente a otro centro hospitalario.

Junto al proyecto para la interrupción voluntaria del embarazo, el Senado evaluó también en esta sesión una propuesta complementaria del Gobierno, el Plan de los 1.000 días, destinada a apoyar material y sanitariamente a mujeres de sectores vulnerables que deseen ser madres, para evitar que motivos económicos induzcan a un aborto. Es la contraparte que Fernández ofrece para suavizar el proyecto abortista.