Votación

Argentina legaliza el aborto hasta las 14 semanas de embarazo

La ley obliga a todos los hospitales a tener un médico que esté dispuesto a practicar una interrupción voluntaria del embarazo y a hacerlo en un plazo de diez días tras la solicitud

El Senado de Argentina aprobó ayer la legalización del aborto hasta la semana 14 de gestación, una decisión histórica que convierte el país en uno de los pioneros de las conquistas sociales en América Latina. Sin embargo, entre bambalinas, quedaron las presiones contra los senadores que estaban en contra, además de favores que la oposición, tarde o temprano, se cobrarán en la Cámara. A parte de la enorme presión que los pañuelos verdes ejercían a las afueras del Congreso. Era difícil frente a tal “armado”, que los senadores que votaran en contra no quedaran estigmatizados como los malos de la película.

Al final, la ley se aprobó por más votos de los esperado. Fue un victoria que se gestó entre pasillos, a última hora de una jornada maratoniana. Un punto que se anota Alberto Fernández, sacando cabeza frente a Cristina Kirchner, la vicepresidenta, y ganándose a los jóvenes, grandes artífices de este movimiento. El precio de esta ley: ahondar en la división que ya de por si persiste entre los argentinos.

La legalización del aborto, un proyecto del presidente peronista, había recibido la luz verde de la Cámara de Diputados el 11 de diciembre, y ayer obtuvo el voto a favor de 38 senadores, con otros 29 en contra y una abstención, un resultado bastante más holgado de lo previsto.

La estrategia de los senadores que buscaron la sanción de la ley también apuntó a reservarse información para evitar presiones o cambios. Del otro lado las presiones fueron inevitables. Cada senador recibió decenas de llamados de distintos referentes políticos, de Casa Rosada al Congreso, y miles de mensajes por mail. En un despacho una secretaria borró cada día más de 3.000 para evitar que se saturara el correo del senador, según pudo saber LA RAZÓN.

Fernández celebró ese resultado. “El aborto seguro, legal y gratuito es ley (...) Hoy somos una sociedad mejor que amplía derechos a las mujeres y garantiza la salud pública”, escribió.

El voto en la madrugada fue acompañado por miles de militantes feministas, que saltaban y lloraban de emoción, tras más de doce horas de espera en las afueras del Congreso. Además de las que estaban en la plaza, muchas otras salieron a sus balcones a festejar.

“Después de tantos intentos y años de lucha que nos costaron sangre y vidas hoy por fin hicimos historia. Hoy dejamos un lugar mejor para nuestros hijos y nuestras hijas”, dijo Sandra Luján, una psicóloga de 41 años que hizo vigilia con las jóvenes de pañuelo verde, símbolo de la campaña por el aborto.

Un proyecto para legalizar el aborto había sido aprobado en 2018 por la Cámara de Diputados, pero rechazado en el Senado. El cambio fue posible gracias a la campaña protagonizada por miles de jóvenes y colectivos de mujeres, la llamada marea verde.

Con la aprobación de ayer, Argentina, país natal del papa Francisco, se convierte ahora en el más grande de América Latina en legalizar el aborto, que también está permitido en Uruguay, Cuba y Guyana. En México está permitido en el Estado de Oaxaca y Ciudad de México.

En su última audiencia antes de fin de año, precisamente el Papa afirmó, sin referirse explícitamente a Argentina: “Los cristianos, como todos los creyentes, bendicen a Dios por el don de la vida. Vivir es ante todo haber recibido la vida. Todos nacemos porque alguien ha deseado para nosotros la vida. Y esto es solo la primera de una larga serie de deudas que contraemos viviendo”, dijo.

Vilma Ibarra, secretaria legal y Técnica del Gobierno y redactora del proyecto; dio sus sensaciones “Primero hay que promulgar y hay diez días hábiles para promulgarla. Después seguramente con un trabajo muy importante de las distintas áreas de Mujeres (refiriéndose al Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad), de Salud y demás vamos a trabajar en una buena reglamentación”. La referente del proyecto no dio certezas acerca de cuánto tiempo llevará aplicar la ley. Sin embargo, expresó: “Queremos implementarla con rapidez, con cuidado y con diálogo con los distintos sectores”.

Hasta ahora, en Argentina el aborto solo se permitía en caso de violación o de riesgo de vida para la mujer, según una legislación de 1921. La legalización, que contempla la objeción de conciencia, no cursó por las líneas partidistas. Aunque en el gobernante Frente de Todos se respaldaba el proyecto, no todos sus congresistas lo avalaron.

Y hubo parlamentarios que marcaron su posición a favor de la legalización, al margen de su fe religiosa. “¿Por qué queremos imponer por ley lo que no podemos impedir con nuestra religión?”, preguntó la senadora Gladys González, del opositor Juntos por el Cambio y católica practicante, al anunciar su apoyo al proyecto.

De hecho, el presidente Fernández, cercano a Francisco, había declarado días atrás: “Soy un católico que piensa que el aborto no es un pecado”.

El Gobierno calcula que se practican entre 370.000 y 520.000 abortos clandestinos anuales, en un país de 45 millones de habitantes. Desde la restauración democrática en 1983, hubo más de 3.000 mujeres muertas por abortos inseguros.

En paralelo y en la misma sesión, el Congreso aprobó una Ley de los 1.000 días, para acompañar material y sanitariamente a las mujeres de sectores vulnerables que quieran llevar adelante su embarazo de modo que las dificultades económicas no se constituyan en un motivo para abortar.

La oposición a la interrupción voluntaria del embarazo, que adoptó el color celeste, tuvo como abanderadas a la Iglesia Católica y a la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA), promotoras también de masivas marchas callejeras y de misas al aire libre.

“Hoy, Argentina retrocedió siglos de civilización y respeto al derecho supremo de la vida”, reaccionó ACIERA en un comunicado titulado “Hoy es un día triste”. “La madrugada del 30 de diciembre será recordada de aquí en adelante como una de las jornadas más macabras de la historia reciente”, señaló, por su parte, ayer el colectivo Unidad Provida.

Según una encuesta de 2019 sobre creencias religiosas realizada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el 62,9% de los argentinos se declara católico, el 18,9%, sin religión, y el 15,3%, evangélico.

También en los alrededores del Congreso, en el concurrido bando celeste, muchos esperaron de rodillas el resultado del debate parlamentario, recibido con enorme decepción.

Argentina aprobó el divorcio en 1987. Luego vino una ley de educación sexual integral (2006), una para el matrimonio igualitario (2010), y una de identidad de género (2012). Es el país sin duda más liberal respecto a los preceptos que marca la Iglesia católica. Pero también hay que tener en cuenta que el Papa Francisco ha diferenciado estas cuestiones frente al aborto, con el cual se ha mostrado intransigente.

Sin embargo, recientemente se expresaba comprensivo con las uniones del mismo sexo, e incluso, y según ha podido comprobar y visitar LA RAZÓN, la Iglesia sostiene varios refugios en el país para transexuales abusados.

En cambio, el aborto es una línea roja infranqueable para el Vaticano, con todos sus miembros incluidos los curas villeros –de las barriadas más humildes- mantiene un discurso unísono: “No al aborto”. También varias encuestas demuestran que si hubiera un plebiscito, la contienda sería muy ajustada. Por tanto, la legalización de la ley del aborto ahonda aun más la grieta entre los argentinos.