EE UU
De la secta QAnon a los Proud Boys: los sediciosos
La transición más convulsa de América se salda con cuatro muertos, medio centenar de detenidos y otros tantos heridos
La transición presidencial más violenta de la historia de Estados Unidos se saldaba con cuatro víctimas mortales, medio centenar de detenidos y otros tantos heridos, entre ellos una veintena de policías. El ataque de cientos de seguidores fanáticos y enfurecidos de Trump ponía en jaque la democracia del país, y obligaba a un Congreso a punto de nominar oficialmente al presidente de EE UU a paralizar los votos del Colegio Electoral.
Un proceso formal contemplado por la Constitución y que, hasta ahora, no había tenido mayor repercusión. Pero, a escasas dos semanas de la salida de Trump de la Casa Blanca y todavía sin reconocer su derrota, sus más fieles votantes utilizaron esa histórica jornada para boicotear la certificación e impedir, con violencia, que Joe Biden se convierta en el próximo inquilino de la residencia presidencial.
Entre los detenidos y primeros identificados del asalto al Capitolio, algunos rostros conocidos y otros, aunque anónimos, no menos sorprendentes. La primera víctima mortal del ataque resultó ser una veterana de guerra con más de 14 años de servicio al Ejército, que viajó desde California para «luchar por Trump hasta el final». La ex soldado Ashli Babbit, firme partidaria del presidente saliente, recibió un disparo en el cuello que le causó la muerte durante su traslado al hospital. Se sabe que diversos grupos radicales de violencia participaron en el asalto. Vestidos de militar, con banderas confederas y sin mascarillas, a muchos de los atacantes resulta fácil identificarles por las imágenes.
Unas de las fotografías del asalto que ha dado la vuelta al mundo y ha sido más veces compartida es la de un individuo vestido de bisonte presidiendo el atril central del Senado con su peculiar indumentaria. Se trata de Jake Angeli, un joven de 27 años que vive en Arizona. El «lobo de Yellowstone», como se hace llamar, defiende las teorías conspiratorias del movimiento QAnon a través de su propio canal de YouTube, asegurando que su misión es informar a los americanos. Muchos seguidores de Trump, como él, son ya habituales en sus mítines electorales y manifestaciones.
A menudo con indumentarias particulares, infundados con banderas de EE UU y confederadas, también portan todo tipo de armas, insignias y gritos que llegan casi tan lejos como su movilización. Su presencia ha sido muy notoria durante los meses de pandemia, aprovechando la confusión de las multitudinarias concentraciones pacíficas originadas en Mineápolis en marzo de 2020, extendidas durante meses por todos los Estados del país y generando disturbios raciales y grandes focos de violencia. El crecimiento de la secta QAnon durante el primer y último mandato de Trump ha llegado hasta el punto que en las pasadas elecciones de noviembre una de sus representantes logró un escaño en el Congreso.
Otras dos personas fueron identificadas con facilidad en las imágenes junto al búfalo Jake Angeli, en los pasillos del Capitolio. Un seguidor pro-Trump con un maletín y una bandera de apoyo a su presidente y un joven de pelo largo y con barba y tatuajes en sus manos. Otro asaltante fácil de identificar ha sido Richard Barnett, apodado «Bigo». Al parecer, líder de un grupo en defensa al derecho institucional de portar armas en Arkansas, este hombre de 60 años se tomó fotografías invadiendo el escritorio de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, con los pies sobre la mesa.
A otros atacantes les delató, casi intencionadamente, sus propias creaciones en redes sociales. Un vídeo en directo de casi media hora de duración demostró que otro habitual en los eventos de Trump, el neofascista Tim Gionet, también estuvo presente. Diversos grupos radicales de violencia, como los supremacistas blancos y los Proud Boys, también participaron en el asalto sin precedentes. Su fundador Nick Ochs aparece en una de las imágenes del Congreso.
Pero también el establishment. Un legislador recién electo de Virginia Occidental estaba entre la multitud de partidarios de Trump que irrumpieron en el Capitolio. El legislador Derrick Evans se grabó a sí mismo mientras se encontraba entre la multitud a las puertas del Capitolio, entró en el edificio y deambuló por los pasillos junto con decenas de personas. El legislador publicó el video en su Facebook, donde se llama “Derrick Evans - The Activist».
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