Uganda

Bobi Wine, el músico que se enfrenta al dictador Museveni

El cantante de 38 años se ha convertido en el opositor más popular del país

Bobi Wine y su mujer Barbara Itungo Kyagulanyi antes de acudir a votar
Bobi Wine y su mujer Barbara Itungo Kyagulanyi antes de acudir a votarSTRAgencia EFE

Bobi Wine, un músico popular que creció en una barriada de la capital de Uganda, sabe que derrotar en los comicios de este jueves al presidente Yoweri Museveni, en el poder desde 1986, no es un objetivo sencillo. Tras ser detenido, torturado y haber soportado represión y gases lacrimógenos durante su campaña electoral, este cantante de 38 años se ha convertido en el opositor más popular del país y en la principal amenaza al régimen de Museveni.

“En el pasado no estábamos tan unidos. No se trata solamente de mí, yo represento a toda una generación. Todos queremos derrotar a un dictador”, aseguró Wine hace unas semanas en una entrevista con Efe en su residencia en Magere, a 15 kilómetros al norte de Kampala. ”No nos definen nuestras tribus, géneros o religiones, sino el dolor compartido por culpa de la dictadura de Museveni y el sueño de una Uganda nueva”, reflexiona bajo su característica boina roja, símbolo de su partido.

En 2017, poco antes de empezar su carrera política, Wine -nombre artístico- se cortó las rastas y cambió sus ropas holgadas por una colección de trajes, dando a conocer su nombre real -Robert Kyagulanyi Ssentamu- y transformándose en una de las voces más críticas con el Gobierno. ”Echo de menos pasar más tiempo con mis familiares y amigos”, reconoce el artista, “pero no puedo abandonar (ahora)”, reflexiona. “Los ugandeses transformaron mi vida, pagaron por mis conciertos y canciones. Gracias a ello me convertí en quien soy hoy”, menciona quien de niño no tenía una cama propia ni comía todos los días.

EL ARMA DE WINE: UN DISCURSO ORIGINAL

Aunque sus primeras canciones hablaban sobre problemas cotidianos de los suburbios y denunciaban desigualdades sociales, su vida cambió drásticamente en 2017 tras convertirse en una de las figuras más conocidas de la oposición política. ”Mi vida está en peligro todos los días”, asegura Wine con firmeza pese a su rostro ojeroso y apariencia cansada, “lo único que (hasta ahora) me ha mantenido vivo han sido las cámaras y la atención de la comunidad internacional”.

Wine inauguró su carrera política con un discurso revolucionario: en vez de pedir su voto a los ciudadanos, animó a todos los jóvenes a levantarse pacíficamente y participar activamente en política. En un país donde más del 78 % de la población solo conoce a Museveni como presidente, en el poder desde hace 35 años, la legitimidad del proceso electoral es prácticamente nula. Para muchos, especialmente entre los más jóvenes, acudir a las urnas era una pérdida de tiempo, y en el caso concreto de Uganda, a esa desconfianza y desafección política se suma el miedo. En sus mítines, el presidente Museveni califica a los opositores y simpatizantes de “enemigos” y “agentes del caos” contra los que combatir con dureza, y así lo ha hecho durante la campaña.

El pasado noviembre, los cuerpos de seguridad mataron a al menos 54 personas tras usar munición real para dispersar a cientos de ugandeses que, en diferentes puntos del país, protestaron en las calles contra un nuevo arresto de Wine.

Este jueves, en un ambiente marcado por la presencia de vehículos militares blindados y sin acceso a internet o redes sociales -el Gobierno ha bloqueado Facebook, Twitter y WhatsApp, entre otras aplicaciones- Wine sigue animando a los suyos a votar en “unas elecciones históricas” que podrían cambiar el destino de Uganda. “Somos esclavos en nuestro propio país, así que cualquier sacrificio merecerá la pena”, reflexiona el joven opositor que osa llegar a presidente. EFE