EE UU

El «impeachment» abre en canal a los republicanos

Los demócratas llevan al Senado la acusación contra Trump por incitar a la insurrección

El expresidente Donald Trump
El expresidente Donald TrumpCARLOS BARRIAREUTERS

Nadie sabe cómo votarán los senadores republicanos a la hora de pronunciarse ante el segundo «impeachment» contra Donald Trump. Parece que gana peso la idea de la absolución a medida que se aleja el recuerdo del 6 de enero. Desde luego una de las claves será la postura que adopte el líder de la mayoría en Senado, Mitch McConnell. De atender a sus declaraciones de estas semanas parece que el senador responsabiliza a Trump, siquiera moralmente, del asalto al Capitolio del 6 de enero. Fueron quizá más elocuente la dimisión fulminante de su esposa, Elaine Chao, secretaria de Transportes en la Casa Blanca, días antes de concluir su mandato.

En un correo enviado a su equipo, al que tuvo acceso «The Washington Post», Chao comentó que EE UU había experimentado un «un evento traumático y totalmente evitable cuando los partidarios del presidente irrumpieron en el edificio del Capitolio después de una manifestación a la que éste habló». La suya fue la primera señal de una fractura profunda entre los republicanos, dando el pistoletazo de salida a una cadena de dimisiones de miembros del Gobierno, algunas tan destacadas como la de secretaria de Educación, Betsy DeVos, el ex jefe de Gabinete, Mick Mulvaney, o la jefa de personal de Melania Trump, y ex secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham. De las turbulencias acumuladas habla a las claras las peticiones para que la congresista Liz Cheney, hija de un «pope» como Dick Cheney, abandone su puesto como tercera de los republicanos en la Cámara Baja. Cheney abanderó la rebelión y votó a favor del «impeachment», pero sólo la siguieron otros nueve congresistas.

Hay dudas, por ejemplo, respecto a la propia constitucionalidad de procesar a un presidente cuando ya abandonó su cargo. Aunque algunos senadores tan destacados como el ex candidato a la presidencia en 2012, Mitt Romney, están convencidos de que existe una base legal clara para el «impeachment». Al menos los republicanos han logrado pactar con los demócratas el calendario del proceso. Nancy Pelosi, presidente del Congreso, prometió enviar ayer al Senado la acusación del juicio político contra el ex presidente.

Esto es, justamente, lo que había reclamado con insistencia el líder de la mayoría del Senado, el demócrata Chuch Schumer, representante por Nueva York. Al mismo tiempo los republicanos, encabezados por McConnell, logran conceder más tiempo a los abogados de Trump para que preparen sus argumentos. Serán dos semanas. Catorce días de prórroga antes del arranque del juicio político, el segundo que se le hace al inquilino de la Casa Blanca entre enero de 2017 y enero de 2021. Algo que los expertos que asesoran a Trump habían exigido con insistencia, dada la enorme trascendencia del proceso y las consecuencias de todo tipo, políticas y morales, principalmente, pero también legales, que derivarán de la sentencia que dicte el Senado. Motivos de alegría o al menos de optimismo para una bancada republicana que afronta el proceso abierta en canal.

Los tambores de guerra que recorren el partido se hicieron notar este fin de semana en Arizona, donde los republicanos del Estado votaron para censurar a la esposa de ex senador John McCain, Cindy McCain, al gobernador de Arizona, Doug Ducey, y al ex senador Jeff Flake. Cindy ya había pedido el voto para Biden el 3 de noviembre con un tuit que despertó tormentas: «Mi marido vivió con arreglo a un código: el país lo primero», dijo, «somos republicanos, pero por encima de todo somos americanos. Sólo hay un candidato en estas elecciones que representa nuestros valores como nación, y es Joe Biden».

Por su parte el gobernador, Ducey, se negó a ceder a las presiones para no certificar el resultado del Colegio Electoral y lo acusan de haber impuesto unas medidas, a consecuencia de la covid-19, que sus detractores tachan de dictatoriales, mientras que Flake, congresista republicano entre 2001-2013 y senador de 2013 a 2019, llamó a Trump «demagogo peligroso» y acusó a su partido de haber renunciado «a los principios conservadores centrales de mi partido en favor de ese demagogo». La censura provocó que la viuda de McCain haya declarado que es un «gran honor» ser incluida en el grupo de los réprobos» y aseguró que llevaría como una medalla.

De fondo circulan las veleidades públicas de la hija del ex presidente, Ivanka Trump, que podría presentar su candidatura a las primarias al Senado por el mismo distrito en Florida que ahora ocupa uno de los senadores republicanos más influyentes, Marco Rubio. Hay muchas cuentas que zanjar, muchas heridas abiertas, y mucho enconamiento.