Presión hospitalaria
El grito de auxilio de Portugal: se plantea trasladar pacientes de covid-19 a otros países de la UE
El sistema sanitario portugués no puede resistir más el avance del coronavirus. Es el peor país del mundo en número de contagios y muertes por habitantes
La situación en Portugal no mejora. La nueva cepa de coronavirus, la variante británica, ha desatado un brote que resulta prácticamente incontrolable en nuestro país vecino. Portugal, que en la primera ola manejaba cifras envidiables y gestionó la situación con más calma y previsión que otras naciones, ahora se ha visto sacudido por una tercera ola que está fuera de control. Es más, Portugal es ya el líder mundial de muertes y contagios por millón de habitantes.
De ahí que, ante el caos y la saturación en las UCIs y hospitales, ayer la ministra de ministra de Sanidad de Portugal reconociera que las autoridades están considerando ya pedir ayuda a otros países de la Unión Europea por el aumento de contagios de COVID-19.
La ministra de Sanidad, Marta Temido, ha defendido que enviar pacientes a otros países de la UE no es infrecuente en el bloque. Se hizo con pacientes italianos y franceses en Luxemburgo o Alemania. O incluso ocurre de manera “natural” en hospitales transfronterizos como el de Cerdaña, entre españoles y franceses como pudo comprobar LA RAZÓN.
Pero la titular de Sanidad explica que Portugal tiene la desventaja de ser geográficamente remoto y los hospitales de todo el continente están también bajo la presión de la pandemia. Por lo que una buena solución sería pedir que las naciones de la UE enviaran trabajadores médicos.
Temido aseveró a la emisora pública RTP que los hospitales portugueses se encuentran bajo una gran presión. “Tenemos camas disponibles. Lo difícil es encontrar personal”.
Según datos del diario “Publico”, 22.000 profesionales de la salud han sido infectados con el nuevo coronavirus desde el inicio de la pandemia en Portugal.
Sin embargo, la situación en el resto de países de la UE tampoco es de lo más halagëuña. Por lo que la solicitud lusa puede ser difícil de cumplir, porque todos los países del bloque de 27 naciones están lidiando con sus propias cepas pandémicas, que ahora se han vuelto más difíciles debido a la aparición de variantes del virus.
¿Qué ha pasado en Portugal?
En la primera semana de diciembre, el primer ministro de Portugal hizo un regalo de Navidad anticipado a los portugueses, hastiados de la pandemia: las restricciones a las reuniones y los viajes debido a la COVID-19 se levantarían del 23 al 26 de diciembre para que pudieran pasar la temporada navideña con la familia y amigos.
Poco después de esas visitas y celebraciones, la pandemia se descontroló rápidamente. La nueva cepa ya había sido descubierta en Reino Unido y ya había entrado en territorio portugués.
Para el 6 de enero, el número de nuevos casos diarios de COVID-19 en Portugal superó los 10.000 por primera vez. A mediados de enero, con las campanas de alarma sonando a medida que cada día traía nuevos registros de infecciones y muertes, el Gobierno ordenó un confinamiento durante al menos un mes y una semana después, cerró las escuelas del país.
Pero fue muy poco y demasiado tarde. Portugal ha tenido durante casi una semana la mayor cantidad de casos y muertes diarias por cada 100.000 personas en el mundo, según estadísticas recopiladas por la Universidad Johns Hopkins.
Fuera de los hospitales saturados del país ahora, largas filas de ambulancias esperan durante horas para entregar a sus pacientes con COVID-19.
Los problemas de Portugal ilustran el riesgo de bajar la guardia ante una pandemia cuando una nueva variante de rápida propagación acecha sin ser vista.
La propagación de la pandemia por Europa está siendo impulsada cada vez más por una mutación de virus especialmente contagiosa detectada por primera vez el año pasado en el sureste de Inglaterra, dicen los expertos en salud. La amenaza está impulsando a los gobiernos a introducir nuevos cierres y toques de queda más duros.
Viggo Andreasen, profesor asistente de Epidemiología Matemática en la Universidad de Roskilde, al oeste de Copenhague, aseguró a la agencia AP que la nueva variante supone un cambio de juego.
“En la superficie, puede parecer que las cosas están bien, pero en el fondo, la (nueva) variante ya está amenazando”, explicó Andreasen. “Todos en el mundillo sabemos que se avecina un nuevo juego”.
En las últimas horas, se han registrado 6.923 nuevos contagios y 252 fallecidos en Portugal, de tan solo 10,28 millones de habitantes.
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