Censura en Venezuela

El régimen de Maduro sigue al acecho de la prensa libre

Desde su llegada al poder en 2013, la dictadura venezolana ha forzado al cierre de 84 medios de comunicación en un país donde ser libre es una utopía

Nicolás Maduro en una cobertura de medios oficialistas a su llegada a la Asamblea Nacional electa de forma fraudulenta el pasado mes de diciembre
Nicolás Maduro en una cobertura de medios oficialistas a su llegada a la Asamblea Nacional electa de forma fraudulenta el pasado mes de diciembreMiguel GutiérrezEFE

El régimen que gobierna Venezuela ha hecho mella en el sistema de libertades de sus ciudadanos. La crisis política-económica-social, sumada al grave padecimiento humanitario del país, ha provocado el desplazamiento migratorio de más de 5 millones de personas, según acredita el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Uno de los ámbitos donde más se ha adentrado el movimiento revolucionario es el de los medios de comunicación, procurando el cierre de aquellos espacios de expresión donde el mensaje no fuese alineado a la estrategia bolivariana. Por una razón de facilidad, tamaño y visibilidad, el primer gran medio cerrado por el chavismo fue Radio Caracas Televisión (RCTV). Esta cadena de televisión privada, creadora, por ejemplo, de la famosísima telenovela Kassandra, fue hostigada por el chavismo hasta que el entonces mandatario anunció su cierre en diciembre de 2007.

No obstante, el acecho contra los medios de comunicación se ha pronunciado aún más durante la etapa de gobierno del sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro.

El actual líder del régimen bolivariano ha acrecentado la censura contra aquellos medios de comunicación que no siguen las directrices de información indicadas desde el Palacio de Miraflores. En un primer intento por cercenar la libertad de expresión, creó un monopolio de distribución del papel periódico para ahogar la circulación de varios diarios icónicos del país que tuvieron que echar el cierre. En otros casos, tuvieron que reducir su circulación a determinados días de la semana o a una cantidad de páginas que dejaba atrás el recuerdo de la prensa libre en Venezuela.

Por esa misma razón, muchos medios de comunicación fueron apoyados por otros diarios impresos de todo el mundo, que enviaron bobinas de papel periódico hasta Venezuela para asegurarse la sostenibilidad de la prensa. Por ejemplo, en 2014 el centenario periódico “El Nacional” recibió rollos de papel provenientes de la red Grupo de Diarios América’.

No obstante, y con la evolución (o más bien involución) ideológica del régimen del dictador Maduro, muchas circunstancias han cambiado, además de los notables avances tecnológicos que han pretendido derribar los muros de la censura.

Solo en lo que va de 2021, el aparato madurista en el poder ha acrecentado la persecución contra los medios. La semana pasada se sabía del cierre del Diario Panorama, que a pesar de tener una inclinación proclive al chavismo, fue clausurado por una supuesta problemática fiscal. Se trata de un modus operandi bastante repetido en este tipo de casos. Colocan pegatinas del SENIAT (Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria) y no permiten acceder a las instalaciones. Un cierre político encubierto.

El “fenómeno” censor ya no ocupa únicamente la atención en los medios tradicionales. El internet es uno de los grandes fetiches del régimen a la hora de coartar la libertad de expresión. El año pasado, el dictador daba órdenes para crear una legislación sobre el uso de redes sociales en la ya extinta Asamblea Nacional Constituyente. En los últimos meses advirtió que sus intenciones seguían en pie.

La semana pasada su régimen también confiscaba los equipos e instrumentos de trabajo de la plataforma de video-streaming VPI Televisión. En este caso, más de 100 personas han sido despedidas y uno de los pocos medios que lograba saltarse la censura ha desaparecido.

Esta sobrevigilancia en el internet ha hecho que el chavismo bloquee otras webs como Efecto Cocuyo, o Caraota Digital, medios nativos digitales que desde su creación han sido críticos contra el régimen.

Solo desde el 2014 hasta 2021, el dictador ha cerrado 84 medios de comunicación, entre impresos, digitales, televisivos o radiofónicos. Solo quedan aquellos que han sabido adaptarse a los mandamientos dictatoriales o viven con la eterna preocupación de ser los próximos en la lista del cierre.