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Súper Mario, al rescate de Italia

Mattarella encarga al ex presidente del BCE Mario Draghi formar un Gobierno técnico que gestione la pandemia y la crisis económica

El presidente saliente Sergio Mattarella, y el actual primer ministro italiano, Mario Draghi, en una foto de archivo
El presidente saliente Sergio Mattarella, y el actual primer ministro italiano, Mario Draghi, en una foto de archivoBoris RoesslerAP

Mario Draghi (Roma, 1947) puede decir que es profeta en su casa. Nadie concita tanto respeto y admiración en Italia que el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE). Hasta los ultraderechistas Matteo Salvini (Liga) y Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) confían en las cualidades del Draghi para sacar al país transalpino de su peor crisis desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Súper Mario tendrá como principal tarea superar la crisis sanitaria y gestionar el fondo de recuperación de la UE (209.000 millones de euros).

El banquero será así el tercer economista prestigioso al que recurren los italianos para evitar caer en el abismo por culpa del caos institucional creado por los políticos. Draghi seguirá los pasos de otros dos primeros ministros ilustres: Carlo Azeglio Ciampi (1993-1994) y Mario Monti (2011-2013). Como sus antecesores, tendrá que tomar las decisiones impopulares que los políticos profesionales no se han atrevido a tomar por su coste electoral.

Tal vez por, eso se hizo querer y puso como condición reunir el consenso de la clase política antes de aceptar el regalo envenado de mudarse al Palacio Chigi (sede del Gobierno italiano). Como todos sus antecesores, en caso de ser elegido por ambas Cámaras legislativas, Draghi será el sexto primer ministro que llega al Gobierno sin pasar previamente por las urnas.

El futuro primer ministro deberá echar mano del pragmatismo que exhibió como presidente del BCE hace una década, durante la crisis de la deuda. Entonces, Draghi prometió “hacer todo lo que fuera necesario” y “créanme que lo haré” para salvar el euro, amenazado en los mercados por la especulación contra los países periféricos (Grecia, España, Portugal e Italia). La masiva compra de deuda evitó la entrada en barrena de la moneda única. Durante su mandato la zona euro disfrutó de unos bajos tipos de interés nunca vistos.

En el retrovisor del que fuera ejecutivo de Goldman Sachs entre 2004 y 2005 y gobernador del Banco de Italia desde 2006 y hasta que se trasladó a Fráncfort para presidir el BCE en 2011, se colará la preocupante deuda pública del 160% del PIB, la mayor de la zona euro tras la griega. En cualquier caso, el economista Draghi ha reconocido en sus últimas intervenciones que es legítimo endeudarse cuando es en aras de poner los cimientos de una nueva economía basada en sólidos cimientos.

El problema es que su horizonte político se vislumbra relativamente corto, un año, hasta la primavera de 2022, un año antes del final de la legislatura. Los cuatro partidos que han sido incapaces ahora de ponerse de acuerdos para mantener en el poder al dimisionario Giuseppe Conte (Movimiento 5 Estrellas, Partido Democrático, Libres e Iguales e Italia Viva) quieren elegir al sucesor de presidente Sergio Mattarella en enero de 2022. Antes de que una nueva cita con las urnas pueda dar todo el poder a la derecha, tal y como anticipan las encuestas.