Despedida
El último aplauso a Tom Moore, el gran héroe de la pandemia
Los británicos rinden el último tributo al centenario veterano de guerra convertido en un símbolo de la lucha contra el coronavirus en Reino Unido
En los peores momentos, los países necesitan héroes. Héroes que ayuden a guardar la esperanza. Héroes que mantengan unida a la nación. Héroes que permitan al ciudadano seguir soñando. Y eso es exactamente en lo que se convirtió Thomas Moore. En abril, cuando Reino Unido vivía su primer confinamiento con el miedo a una amenaza de la que aún no se conocían muchos detalles, este veterano de 99 años del Ejército británico se propuso un reto para recaudar fondos para el Sistema Nacional de Salud pública.
Para el 30 de abril, con motivo de su 100 cumpleaños, tenía que recorrer con ayuda de su andador el camino del jardín de su casa cien veces. La familia lo puso en redes. Si lograban recaudar 1.000 libras habría sido todo un triunfo. Pero la historia cautivó a los británicos y Moore acabó recaudando casi 34 millones de euros.
Poco a poco, sus caminos por el jardín iban generando más y más expectación. Hasta el punto de que el día que consiguió su objetivo, el 16 de abril, la vuelta fue retransmitida por todas las televisiones británicas como si se tratara de un acontecimiento histórico. Y lo era. Porque Moore se había convertido en el gran héroe de Reino Unido. El anciano, que siempre lucía impecable con su traje y sus condecoraciones militares, realizó los últimos pasos escoltado por los soldados del Regimiento de Yorkshire.
Miles de ciudadanos comenzaron a seguir su ejemplo. Personas mayores, niños con dificultades motoras... Moore se había convertido en una fuente de inspiración, en un motivo para seguir soñando en medio de una pandemia horrible y una criticada gestión de la crisis por parte del Gobierno. Cada día, el veterano del Ejército recibía centenares de cartas.
Todo el mundo quería entrevistarle. Los músicos le dedicaban sus canciones, las televisiones sus programas. Y el capitán del equipo nacional de criquet, deporte que Moore adoraba, también quiso agradecerle su labor. El efecto Moore se convirtió en una locura, una locura maravillosa. Llegó hasta tal punto que en julio, la reina Isabel II, aislada durante meses en el Castillo de Windsor por la covid-19, salió para celebrar una íntima ceremonia donde invistió a Moore como caballero.
Se llegó incluso a publicar una biografía del gran héroe, donde se contaba, entre otros, que durante años había vivido retirado en la Costa del Sol española, pero la demencia padecida por su esposa obligó al matrimonio a regresar a Reino Unido. Enviudó en 2007, y se fue a vivir con sus hijos a Berdfordshire.
Tras contraer neumonía, Moore ha fallecido este martes en el hospital por coronavirus. El Palacio de Buckingham ha mandado un mensaje de condolencia a los suyos donde la soberana «reconocía el modo en que inspiró ánimo a esta nación y a todo el mundo». Por su parte, Downing Street ha puesto a media asta la bandera. «En los días más oscuros de la Segunda Guerra Mundial luchó por la libertad, y en la peor crisis vivida por este país después de la guerra, nos unió a todos, nos animó y personificó el triunfo de la voluntad humana», señaló Boris Johnson.
Los ciudadanos salieron ayer a las calles a las 18:00 horas para aplaudir por última vez su héroe.
«El último año de la vida de nuestro padre fue excepcional. Se sintió rejuvenecido, y vivió cosas que jamás había podido soñar. Aunque ha estado en el corazón de tanta gente por un breve tiempo, vivirá para siempre en los nuestros», explicaban sus cuatro hijos en un comunicado.
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