Covid-19

Los turistas franceses huyen de las duras restricciones de Macron a Madrid en busca de ocio

Aterrizaron en la capital atraídos por medidas Covid más relajadas, como la amplitud del toque de queda y los horarios de la hostelería

Noticias de última hora en La Razón
Última hora La RazónLa RazónLa Razón

Muchos turistas franceses, cansados de su estricto bloqueo nacional, optaron por cruzar la frontera rumbo a Madrid, donde los bares y restaurantes están abiertos y la gente puede permanecer al aire libre hasta las diez de la noche, incluso cuando la Covid-19 sigue azotando a Europa en una virulenta tercera ola.

“Aquí hay vida, ¡pasa de todo!”, explica Clara Soudet, de 22 años, al acudir a un evento de música en vivo cerca de la bulliciosa Gran Vía de Madrid. Soudet llegó justo antes de la víspera de Año Nuevo para visitar a su novio y de paso experimentar cómo es este ambiente tan diferente. “Está todo abierto. Incluso con toque de queda, todavía se pueden hacer muchas cosas, así que las aprovechamos al máximo... Sentí un gran alivio cuando me senté en mi primera terraza”, añade.

Última hora La Razón
Última hora La RazónLa RazónLa Razón

Con todos los centros culturales de Francia cerrados, los restaurantes no pudiendo servir comidas en los locales y con un toque de queda a las 18:00, los buscadores de ocio encontraron en la capital de España una buena opción para escaparse.

A pesar de que hizo obligatorio el uso de mascarillas y redujo drásticamente el aforo de los espacios públicos a la mitad, la Comunidad de Madrid cuenta con uno de los toques de queda más flexibles de España, desafiando así las recomendaciones del Gobierno de cerrar lugares de ocio y tiendas no esenciales.

“Ver los restaurantes abiertos fue un poco impactante, porque en París es deprimente... todas las persianas están bajadas”, asegura Adrien Durand, estudiante de la Sorbonne, mientras saborea su primera comida en una terraza.

Última hora La Razón
Última hora La RazónLa RazónLa Razón

Las políticas a contracorriente de Madrid destacan en España que, al igual que Francia, está siendo golpeada por una tercera ola de contagios. España alcanzó el viernes los 2,95 millones de casos y 61.300 muertes por coronavirus, mientras que Francia registró 3,29 millones de casos y 78.600 fallecidos.

“Sin turismo...no tenemos a nadie”, afirma Lucio Burgos-Céspedes, quien administra un restaurante en la plaza de Santa Ana de Madrid. En la misma línea está el jefe de camareros Edu Luna, que trabaja en un bar de tapas al otro lado de la plaza. Ahora de cada diez mesas, seis están tomadas por los franceses.

Luna se siente cómodo con esta llegada de extranjeros debido a las buenas medidas de seguridad en el lugar de trabajo, la desinfección, el uso de mascarillas y la ocupación reducida. “Creo que es genial para los negocios. Sin turistas, no comemos”.

“Como volver a 2019″

Los turistas galos superaron con creces a los británicos y a los alemanes el pasado mes de diciembre, según un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) la semana pasada. Uno de cada cuatro visitantes extranjeros en diciembre se trataba de un ciudadano francés.

De los aproximadamente 650.000 turistas que visitaron España en diciembre, más de 164.000 eran franceses y entraron principalmente en avión, aunque algunos lo hicieron en coche. “He vuelto a aprender a vivir, como si fuera 2019”, indicó Clementine Julien, de 23 años y estudiante de Derecho. Julien, que no había salido de Francia en un año, ahora se sienta contenta en una terraza de Madrid esperando a que le traigan su bebida.

Última hora La Razón
Última hora La RazónLa RazónLa Razón

“Estaba cansado de no poder hacer nada”, reconoció Theo Perucci, de 22 años, mientras tomaba una cerveza y jugaba a las cartas con su hermana. “(Queríamos) hacer un viaje y también vivir con normalidad... así que vinimos (a Madrid) por capricho. La vida aquí es buena”.

De la terraza al exceso

Sin embargo, la gran afluencia de turistas jóvenes en busca de entretenimiento puede suponer un gran problema. La Policía ya ha disuelto dos fiestas organizadas por ciudadanos galos que reunieron a decenas de juerguistas sin mascarilla en apartamentos de alquiler, pese a la prohibición de que los no convivientes no se pueden juntar en los hogares.

La Policía se encuentra investigando si el hecho de que los organizadores de ambas fiestas fueran franceses fue una simple coincidencia, lo que hizo saltar las alarmas en algunos medios sobre una posible red de turismo de fiestas dirigida por ciudadanos franceses.

Más allá de su vida social, Madrid fue el destino por el que se decantó una estudiante de negocios llamada Clemence Berna por la seriedad de sus establecimientos. “Me sentí segura porque ... el uso de mascarillas se respeta mucho más aquí que en Francia o Reino Unido”, explicó Berna mientras salía del bar de una azotea. “Había pasado casi un año, y lo recordaré durante mucho tiempo: al sol, en una terraza en España con una cerveza. Me sentí mucho mejor”, agregó.