Michel Barnier
Monsieur Brexit, al rescate de la derecha francesa
La derecha francesa busca cabeza de cartel para enfrentarse a Macron y Le Pen en 2022 tras una larga travesía por el desierto después del escándalo que en 2017 apartó del Elíseo a François Fillon, el favorito hasta que estallara el caso del empleo ficticio de su mujer. A partir de ahí, y en estos cuatro años, el entonces ganador y hoy presidente, Emmanuel Macron, ha ido fagocitando parte de los argumentos (y del electorado) de la derecha tradicional con una agenda de reformas liberal que ha sido detenida por causa de fuerza mayor, la crisis sanitaria.
Muchos analistas consideran que desde entonces, la parte más centrista de los electores de Los Republicanos ya vive en comunión con Macron, mientras que la más derechista se ha dejado conquistar por los llamados de Le Pen. La pregunta no sólo es si el espacio que hoy en día queda entre ambos es suficiente para llegar al Elíseo en 2022 sino también quién podría agrandarlo.
En este contexto y desde inicios de año se observa con atención la vuelta de Michel Barnier a Francia tras otra larga travesía, la del Brexit. Barnier fue la cara y la voz de los gobiernos europeos durante más de cuatro años de negociaciones con el Reino Unido. Ahora, una vez que acaba de cumplir sus 70 años, las reglas comunitarias (de las que sólo son excepción los comisarios) hacen que abandone Bruselas y aterrice en París con una agenda plagada de actos y un ruido mediático importante.
Liberal clásico y europeísta comprometido
El centroderecha vería en la candidatura de Barnier los requisitos perfectos: corte liberal clásico y europeísmo comprometido frente a Le Pen y veteranía en tiempos de incertidumbre para desactivar a Macron.
Un editorial del diario ‘Le Monde’ decía en Navidad: “El francés con la mayor carrera política en Europa desde Jacques Delors”, probablemente el presidente de la Comisión Europea recordado con más cariño, el impulsor del euro y de Schengen. Su interés y ambición por la candidatura ya no son ningún secreto en París y él ya no lo esconde. De hecho su “maquinaria” electoral ya está en marcha: en los próximos días se fundará su propia asociación política afiliada a la familia de Los Republicanos con la que espera trazar una hoja de ruta que debería presentar a finales del mes de abril, justo coincidiendo con la publicación de su libro, una especie de diario de las lecciones que ha aprendido con el Brexit y que promete ser un alegato contra los populismos que acechan a la UE.
Gana en credibilidad
La incógnita a despejar en los próximos meses es si existe en Los Republicanos una mayoría decidida a apoyar una candidatura moderada tras varios años de coqueteos con candidatos que parecían más bien competir con Le Pen que con Macron.
“Es un candidato con mucha credibilidad” decía la semana pasada entusiasmado un diputado conservador a la emisora France Info. El partido decidirá el mecanismo para la elección de candidato una vez celebradas las elecciones regionales del mes de junio pero ya han descartado unas primarias clásicas. Fuentes de Los Republicanos señalan que lo ideal sería que un candidato natural se impusiera cerrando filas detrás, pero ahora mismo no existe una figura de peso comparable al expresidente Nicolas Sarkozy. En caso de que esto no se produjera, se establecerá un sistema de voto con militantes que sólo se activaría seis meses antes de las presidenciales, es decir, a finales de este 2021.
Quebradero de cabeza para Macron
La apuesta moderada de la candidatura de Barnier supondría un gran quebradero de cabeza para el actual inquilino del Elíseo. De hecho, Macron lleva tiempo intentando desactivar la “vía Barnier” y siempre deseó una derechización de Los Republicanos que le permitiese dominar todo el espectro centrista. Incluso llegó a orquestar una maniobra para desactivar la amenaza de Barnier cuando en el Parlamento Europeo se empezaban a dibujar las líneas de la futura Conferencia para el Futuro de Europa y el presidente francés, cuya delegación en la Eurocámara es la más numerosa de los liberales, tanteó a Barnier para que este presidiera esa convención. La propuesta fue rechazada.
El currículum político de Barnier es abrumador. Saboyano y montañero, fue elegido diputado por primera vez en 1978. Ha sido cuatro veces ministro: Medio Ambiente, Asuntos Europeos, Exteriores y Agricultura y Alimentación. Y dos veces comisario europeo: Política Regional y Mercado Interior y Servicios Financieros. En 2014 intentó alcanzar la presidencia de la Comisión Europea pero fue finalmente adelantado por Jean-Claude Juncker. De 2016 hasta ahora ha sido la cara europea frente a Londres. Ahora ya prepara el salto al Elíseo.
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