Asia

“Si China impone más restricciones al sistema electoral de Hong Kong, la democracia morirá”

Allen Carlson, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Cornell, analiza las posibles consecuencias si Pekín logra el control político absoluto sobre Hong Kong

El presidente chino, Xi Jinping, llega a la sesión inaugural de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino en Pekín
El presidente chino, Xi Jinping, llega a la sesión inaugural de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino en PekínCARLOS GARCIA RAWLINSREUTERS

-China busca estrechar aún más su control político sobre Hong Kong. De hecho, Xi Jinping intenta que la antigua colonia británica esté gobernada por “patriotas”. ¿Qué significará esto para Hong Kong y para el movimiento democrático?

-El año pasado fue durante la Asamblea Popular Nacional de China (APN) cuando se aprobó la ley de seguridad nacional de Hong Kong (NSL), que tras ser implementada en julio puso fin a la llamada Ley Básica y al comienzo de “un país, dos sistemas”. Sin embargo, este año en Hong Kong este tema sigue estando muy presente, y se ha hablado mucho sobre cómo el Congreso Nacional del Pueblo (NPC) puede volver a ser un vehículo a través del cual Pekín restringe aún más la autonomía de Hong Kong. Viendo lo claro que ha sido Pekín en términos relacionados con su decisión de silenciar la disidencia en Hong Kong y de reducir la autonomía que había disfrutado bajo la Ley Básica hasta el año pasado, creo que es muy probable que la APN se centre esta semana en aplicar más límites a la democracia de Hong Kong, circunscribiendo aún más el proceso electoral allí. Mirando hacia atrás, el pasado mes de junio, antes de que la NSL entrara en vigor, Joshua Wong, uno de los líderes del movimiento pro-democracia de Hong Kong, dijo que la ley iba a convertirse en el último clavo en el ataúd de la Ley Básica. En aquel momento, algunos pensaron que sus palabras fueron exageradas. Desgraciadamente, el año pasado ha demostrado que no fue así. Si la APN realmente impone más restricciones al sistema electoral de Hong Kong, la democracia en la ciudad-estado también morirá.

-¿Xi es más poderoso que nunca después de la pandemia?

-Sí, a pesar de los primeros pasos en falso que dio su gobierno al gestionar el brote inicial del virus a finales de 2019 y principios del año pasado. Desde entonces, las medidas draconianas de cuarentena y vigilancia que han establecido no solo han terminado con la propagación de la Covid-19 en el país, sino que han erradicado casi su presencia. Al mismo tiempo, el resto del mundo, sobre todo Estados Unidos, ha seguido luchando contra la enfermedad. Tal contraste ha hecho que sea mucho más fácil para Xi pregonar la victoria de China sobre el virus y posicionarse como una figura heroica que ha salvado a su pueblo y a su país de un gran sufrimiento. Tal realidad ha estado acompañada de un esfuerzo generalizado de censura dentro de China para silenciar cualquier crítica al control estatal de la pandemia, una medida que parece haber creado un grado de amnesia colectiva allí sobre lo mal que estaban las cosas a principios del año pasado (y cuánto sacrificio hicieron los primeros denunciantes del virus como Li Wenliang). Sin embargo, el control estatal que ejerce Xi no es del todo hegemónico. La avalancha de críticas hacia él y su gobierno, que apareció temporalmente en la popular aplicación Clubhouse antes de que fuera cerrada, es indicativo de que quedan focos de oposición a Xi dentro de China. Y cuestiones más amplias como la corrupción, la desigualdad económica y las cuestiones medioambientales siguen planteando problemas espinosos para el mandatario chino.

-¿Cómo lidiará Xi con el presidente Joe Biden en su lucha con Estados Unidos por la hegemonía económica?

-Eso aún está por verse. Sin embargo, una cosa que está clara es que a pesar de las tensiones en las relaciones entre Washington y Pekín durante el mandato de Trump, China tenía una especie de camino libre en el mundo mientras él era el presidente de Estados Unidos. En otras palabras, a pesar de la guerra comercial y, eventualmente, del intento de Trump de culpar a China de la pandemia por la covid, la perspectiva de su Administración sobre el país fue tremendamente inconsistente y careció de credibilidad. Al mismo tiempo, la América de Trump alejó al país del mundo y de sus principales organizaciones multilaterales. El presidente Biden ya ha dejado en claro que invertirá dichas tendencias. Curiosamente, sin embargo, si bien su retórica sobre China ha sido mucho menos dura que la de Trump, ha hecho poco para revertir los aspectos más conflictivos del enfoque del país durante la era del magnate en el poder. Los aranceles siguen vigentes, el Departamento de Estado ha enfatizado los abusos de los derechos humanos en China y se habla poco en Washington sobre el regreso a una relación más cooperativa. En otras palabras, es muy posible que Xi termine teniendo mucho menos espacio para maniobrar con la América de Biden que con la de Trump. La pregunta entonces es cuánta impaciencia habrá dentro de ese cambio y si estará dispuesto a trabajar con Biden en temas de interés mutuo como el cambio climático, en comparación con el grado en que los dos países se obsesionarán en asuntos más polémicos como el de Taiwán.

-Dentro del Partido Comunista Chino, ¿hay algún posible sucesor o futuro líder?

-No. Si hay algo que hemos aprendido sobre Xi desde que alcanzó el poder es que es abiertamente ambicioso y políticamente despiadado. Y en este sentido parece que durante la última década, a través de una gran variedad de mecanismos, ha erradicado efectivamente todos las opciones de oposición posibles dentro del partido y ha dejado de lado en gran medida a cualquier otro líder que pudiera aspirar a reemplazarlo. La medida formal que indicó el alcance de su control estatal fue la decisión de la APN en 2018 de eliminar las restricciones en las limitaciones de mandato en la presidencia china, que posteriormente allanó el camino para que Xi extendiera su mandato más allá de su liderazgo actual en dicho cargo. La pregunta ahora no es si Xi buscará seguir siendo presidente de por vida, sino qué pretende hacer con ese nombramiento.