Terrorismo

Yihadistas decapitan a niños de 11 años en Mozambique

El Estado islámico ha asesinado a 1.300 personas en el país y provocado 670.000 desplazamientos

Un grupo de niños observa un helicóptero en Mozambique de los que forman parte de las fuerzas que luchan contra el yihadismo02/03/2021
Un grupo de niños observa un helicóptero en Mozambique de los que forman parte de las fuerzas que luchan contra el yihadismo02/03/2021CORBAN LUNDBORG / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTOCORBAN LUNDBORG / ZUMA PRESS / C

Niños de tan solo 11 años de edad están siendo decapitados en el norte de Mozambique, según la ONG Save The Children. «Intentamos escapar al bosque, pero se llevaron a mi hijo mayor y lo decapitaron. No pudimos hacer nada porque también nos matarían a nosotros», relató a la ONG una madre de cuatro niños reconstruyendo el día en que un grupo de yihadistas atacó su pueblo en la provincia de Cabo Delgado, quemó las casas de sus vecinos y mató a su hijo de 12 años.

«Esta violencia debe detenerse y las familias desplazadas deben recibir apoyo para recuperarse del trauma», aseguró en un comunicado Chance Briggs, director de esta organización no gubernamental en Mozambique. «Mi padre, los (tres) niños y yo estuvimos cinco días comiendo bananas verdes y bebiendo agua del banano hasta que conseguimos un medio de transporte que nos trajo aquí», cuenta otra superviviente, que ahora reside en la casa de su hermano después de que hombres armados mataran a uno de sus hijos de 11 años.

El pasado 10 de marzo, el Departamento de Estado de EE UU incluyó a este grupo yihadista denominado Al Shabab –como la milicia homónima somalí pero con la que no mantienen ningún tipo de relación–, en la lista negra de organizaciones terroristas internacionales. Cinco días después, su embajada en Maputo anunció que personal militar estadounidense entrenaría durante dos meses a soldados en Mozambique, además de dotarles de «equipo médico y de comunicaciones», informa Efe.

Al Shabab de Mozambique, también conocido como Ansar Al Sunna, prometió lealtad a Estado Islámico en abril de 2018 y fue reconocido como afiliado en agosto de 2019. Desde octubre de 2017, la organización terrorista está dirigida por Abu Yasir Hassan. Se estima que ha matado a más de 1.300 civiles, según el Proyecto de Datos de Ubicación y Eventos de Conflictos Armados (ACLED, en sus siglas inglesas).

El grupo fue responsable de orquestar una serie de ataques sofisticados a gran escala que concluyeron, por ejemplo, con la toma del puerto estratégico de Mocimboa da Praia, provincia de Cabo Delgado. Los ataques de esta franquicia del Estado Islámico en Mozambique han provocado el desplazamiento de 670.000 personas en el norte de país.

Los orígenes

De acuerdo con estudiosos y académicos mozambiqueños como Salvador Forquilla o João Pereira, los jóvenes que conforman hasta ahora las filas de Al Shabab (que significa, joven en árabe) serían, sobre todo, originarios de Mocímboa da Praia y poblaciones vecinas, si bien algunos «muyaidines» provendrían de células radicales localizadas en Kenia, Tanzania, Uganda y la región de los Grandes Lagos.

El 5 de octubre de 2017, un ataque armado contra dos comisarias en el distrito de Mocímboa da Praia, en Cabo Delgado, encendió las primeras alarmas sobre una nueva insurgencia islamista de la que apenas se sabía nada. Desde entonces, Al Shabab tiene aterrorizada a la población de esa provincia rica en piedras preciosas (rubíes) y yacimientos de gas natural de los que participan multinacionales .

Ya antes de 2015, grupos de jóvenes que profesaban una versión más ortodoxa del Islam comenzaron a irrumpir en mezquitas locales -negándose a quitarse los zapatos- en las ciudades de Mocímboa da Praia, Motepuez y Macomia, entre otras, acusando a imanes y líderes religiosos de interpretar y enseñar de una forma errónea el Corán.

Estos mismos jóvenes se oponían también al Gobierno de Maputo -a más de 1.000 kilómetros de distancia-, responsabilizándole de corrupción, exclusión y de perpetuar en Cabo Delgado una de las tasas más altas de desempleo y analfabetismo. Si los jóvenes aceptaban una interpretación “más pura” de la “sharía” (ley islámica), esos problemas dejarían de existir, proclamaban los yihadistas.