Colapso hospitalario
Macron amplía el confinamiento “suave” a toda Francia ante el avance de los contagios
El presidente francés, acorralado por la tercera ola, anuncia nuevas medidas para hacer frente a la expansión del coronavirus
Tras una gran presión del sector médico durante los últimos días ante el número de contagios desbocados que sufre Francia, el presidente Emmanuel Macron ha decidido de nuevo aumentar las restricciones con las que vivirán los franceses las próximas cuatro semanas, pero sin llegar a decretar un confinamiento general estricto. Una forma de actuar intermedia por la que el mandatario galo ha optado en otras ocasiones durante esta crisis sanitaria.
Aún con todo, Macron ha decidido actuar sobre uno de sus elementos «intocables» que habían caracterizado el enfoque de sus medidas anteriores: las escuelas. Convertidas en un gran foco de rebrotes en Francia, los establecimientos escolares deberán echar el cierre por tres semanas, parte de este tiempo será destinado a clases a distancia y otra parte, a vacaciones escolares. Hasta ahora, mantener las escuelas abiertas, había sido la «excepción francesa», defendida con orgullo por el presidente, en comparación con otros países del entorno. Cerrar las escuelas tiene un efecto inmediato en la economía. Porque no todo el mundo tiene la posibilidad de teletrabajar.
Además, el mandatario galo ha decidido cambiar la estrategia de actuación local para ampliarla a toda Francia. El confinamiento suave que ya se aplicaba en 19 departamentos del país, se extiende desde este sábado por cuatro semanas a toda la Francia metropolitana. Además, desde el próximo lunes día 5, queda prohibido cualquier desplazamiento interregional por el mismo periodo de tiempo. Aparte del confinamiento suave, que permite desplazamientos en un radio de 10 kilómetros desde el domicilio, se mantiene el toque de queda en toda Francia desde las 7 de la tarde hasta las 7 de la mañana.
Junto a las nuevas restricciones, Macron ha querido mandar un pequeño mensaje de esperanza y fechando, a partir de «mediados de mayo» una nueva fase de reapertura en el país, teniendo en cuenta el ritmo de vacunación, prometiendo, en fases sucesivas, ir reabriendo sectores entre «mediados de mayo y el inicio del verano». Macron ha defendido su acción aunque, por primera vez, ha admitido «errores». Eso y el tono sereno y menos grandilocuente que otras veces, es una rectificación notoria.
Macron llevaba días soportando fuertes presiones del mundo médico, con las unidades de cuidados intensivos superando el pico de la segunda ola, para adoptar medidas mucho más drásticas porque sino, según los especialistas de las UCIs parisinas, pronto tendrían que elegir a qué pacientes salvar la vida. Hablar de escoger entre enfermos impacta a la ciudadanía e incluso el propio titular de Economía, Bruno Le Maire, nunca partidario de medidas drásticas que asfixie la actividad del país, ha afirmado que «esa era la línea roja. ¿A qué espera?». El titular de portada del diario «Libération» del martes, que mostraba a Macron sentado de brazos cruzados, resume la frustración que responsables sanitarios manifiestan desde hace días por la situación, a punto de desbordarse, dicen, de la pandemia en Francia.
La pregunta apremiante se producía cuando Francia acababa de superar el pico de la segunda ola en materia de ocupación de camas en cuidados intensivos, con 4.974 el lunes y más de 5.000 el martes, frente a 4.903 en el peor momento del otoño pasado. La pregunta que llega ahora es sin con estas nuevas restricciones, que no llegan a un confinamiento estricto, se corregirán estos datos en las próximas semanas. Macron ha alertado que el país está próximo a la cifra de las 100.000 muertes. Se han registrado 95.337 desde el inicio de la pandemia de
hace ya más de un año.
El problema principal es la incidencia de la variante inglesa muy mayoritaria que golpea sobre todo 3 regiones: la norte, la parisina y los Alpes marítimos. La tasa de incidencia en la región parisina llega a los 641 casos por 100.000 habitantes (en medición semanal) frente a la media nacional de 371. Y en algunos de sus departamentos, como el de Seine-Saint-Denis, uno de los más afectados del país, se dispara hasta los 761 casos por 100.000 habitantes, acompañado de una tasa de hospitalización del 160% y de una de las proporciones de vacunación más bajas de Francia.
Quienes ingresan en las UCIs son ahora mucho más jóvenes que en la primera y la segunda ola. Otro motivo de inquietud durante los últimos días han sido las escuelas. Han tenido que cerrarse miles de aulas por toda Francia debido a los casos positivos. Para el Gobierno, la clausura de los centros escolares era un último recurso. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, había pedido al Gobierno el cierre de escuelas después de haber cifrado en 20.000 el número de niños parisinos que este miércoles ya no podían ir a clase debido al cierre de aulas por casos de coronavirus.
Por si toda esta situación límite no fuese suficiente, una nueva variante que lleva el nombre del hospital donde ha sido descubierta a pocos kilómetros de la capital, el hospital Henri Mondor, circula ya por varias regiones del país aunque todavía no hay estudios que demuestren su poder de contagio.
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