Diez años de guerra
Europa trata de posicionarse en la multimillonaria reconstrucción de Libia
La UE lanza una ofensiva diplomática para no verse desplazada por Turquía, Rusia, EE UU y China en los más de 450.000 millones de dólares previstos en inversiones
La Unión Europea emprendió esta semana una ofensiva diplomática en Libia con el objeto de posicionarse frente a Turquía, Rusia, China y Estados Unidos en la multimillonaria reconstrucción del país, que según responsables libios supondrá una inversión por valor de más de 450.000 millones de dólares durante los próximos cinco años.
Una ofensiva que abrió el domingo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, tras la visita realizada días atrás por los cancilleres de Italia, Francia y Alemania y que el martes prosiguieron los primeros ministros italiano, Mario Draghi, y griego, Kyriakos Mitsotakis.
Según el presupuesto nacional aprobado el pasado marzo, el nuevo Gobierno Nacional de Unidad (GNU) transitorio, que debe conducir el país hasta las elecciones legislativas de diciembre, destinará cerca de 16.000 millones de dólares al desarrollo y la reconstrucción de infraestructuras, severamente dañadas tras diez años de guerra civil.
Principalmente, “infraestructuras críticas”, como el suministro de electricidad, combustible, gas, agua corriente, además de las telecomunicaciones- que se consideran esenciales para garantizar la tregua y recuperar la estabilidad y para las que el primer ministro, Abdul Hamid Dbaibah, ha pedido ayuda directa a Europa, pero también a sus vecinos árabes, a Moscú, Ankara, Pekín y Washington.
Otros 7.000 millones de dólares -de los cerca de 9.000 millones que se han descongelado tras la reunificación- los destinará la Compañía Nacional de Petróleo libia (NOC) a la rehabilitación, modernización de plantas y de transportes, y seguridad del sector petrolero, que produce cerca de 1,4 millones de barriles de crudo diarios.
En este contexto, el primer ministro italiano llegó ayer a Trípoli en su primera visita oficial con el objetivo de afianzar la presencia de Italia, antigua potencia colonial, y garantizarse una posición económica y diplomática de privilegio en un país que afecta de forma directa a la política nacional italiana y a la estrategia de vecindad de la UE.
Draghi se reunió con Al Debaibah, un empresario de la construcción que se hizo millonario en tiempos de la derrocada dictadura de Muamar al Gadafi y que fue designado el pasado febrero por el llamado Foro de Diálogo Político para Libia (FDPL), un organismo no electo creado “ad hoc” por la ONU.
El jefe el Gobierno italiano, quien también se reunió con el líder del Consejo Presidencial, Mohamad al Menfi, anunció medidas concretas, como reapertura de vuelos directos.
Asimismo, expresó el compromiso común de hacer más efectiva la coordinación para la lucha contra la inmigración irregular en la ruta del Mediterráneo Central, considerada una de las más mortíferas del mundo.
“Estamos ante una oportunidad única para reconstruir una vieja amistad. Esperamos reabrir el espacio aéreo entre Libia e Italia, activar el acuerdo aduanero y abordar todas las cuestiones pendientes con respecto a las inversiones libias en Italia”, afirmó, antes de revelar que las conversaciones giraron en torno a la participación de las empresas de su país en proyectos de reconstrucción “energéticos, de infraestructuras y salud”.
Al Debeibah, por su parte, aprovechó la visita para insistir una vez más en que Libia y Europa “sufren un desafío común, que es la inmigración ilegal, que es un problema europeo, libio e internacional”.
El tráfico de migrantes, que tiene en Libia uno de sus principales trampolines en el Mediterráneo, y la seguridad, con especial atención a la necesidad de apuntalar la tregua y lograr una pronta salida de los miles de mercenarios extranjeros que combaten en el país, fueron igualmente temas claves en la visita que el presidente del Consejo Europeo realizó el domingo.
Michel recordó que la UE “se ha comprometido a apoyar activamente la reconciliación nacional” y recalcó que Libia “tiene una oportunidad única de construir un país unido, soberano, estable y próspero”.
“Pero hay una condición previa: deben abandonar el país todos los combatientes y las tropas extranjeras”, la mayoría de ellas llegadas a través de Rusia y Turquía, los dos Estados que más influyen actualmente en Libia y a los que Bruselas pretende frenar.
Conflicto marítimo
También este martes aterrizó en Trípoli el primer ministro griego, quien anunció la reapertura de la embajada en la capital y espoleó la polémica al pedir la anulación del polémico acuerdo de delimitación de aguas territoriales que el anterior Gobierno libio sostenido por la ONU firmó con Ankara.
Grecia, que expulsó al líder del nuevo Consejo Presidencial libio cuando éste era embajador en Atenas por su supuesta relación con Turquía, cree que el acuerdo, que afecta a la explotación de una gran bolsa de gas en torno a Chipre, viola las leyes internacionales y debe ser inválido, ya que fue rubricado cuando había dos gobiernos enfrentados en Libia.
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