Medio ambiente

El resultado electoral en Groenlandia amenaza la fabricación de móviles

El partido ecologista Inuit Ataqatigiit se impone en las urnas con su promesa de suspender un controvertido proyecto minero para explotar uranio y tierras raras, usadas para las baterías de los “smartphones”

Los miembros de Inuit Ataqatigiit celebran su victoria electoral en Nuuk, la capital de Groenlandia
Los miembros de Inuit Ataqatigiit celebran su victoria electoral en Nuuk, la capital de GroenlandiaEmil HelmsEFE

Un partido ambientalista de izquierda que se opone a un controvertido proyecto minero obtuvo una clara victoria en las elecciones parlamentarias de Groenlandia celebradas este martes, según los resultados publicados ayer.

Con el 36,6% de los votos, Inuit Ataqatigiit (IA) superó a los socialdemócratas de Siumut, que han dominado la política en el territorio autónomo danés desde 1979.

“Gracias a las personas que confiaron en nosotros para trabajar con las personas en el centro durante los próximos cuatro años”, aseguró el líder de IA, Mute Egede, en la televisión pública KNR después de que se anunciaran los resultados.

Se espera que IA, que anteriormente estaba en la oposición, obtenga 12 de los 31 escaños en el “Inatsisartut” (Parlamento), frente a los ocho actuales. Pero sin una mayoría absoluta (16 escaños), el escenario más probable es que IA una sus fuerzas con partidos más pequeños para formar una coalición.

Siumut, que encabezó el gobierno saliente, se vio debilitado en parte por las luchas internas. Obtuvo el 29,4% de los votos, todavía dos puntos porcentuales más que en las elecciones de 2018. Su líder Erik Jensen, si bien se felicitó de que el partido “avanza”. subrayó que “respeta el veredicto del votante” y que la democracia “ha hablado”.

El centrista Naleraq quedó tercero con el 12%, seguido por Demokratiit (social liberal), con el 9,1% y el liberal Atassut, con el 6,9%, mientras Nunatta Qitorna y el Partido de la Colaboración no alcanzaron esta vez la barrera mínima del 3% para entrar en la Cámara.

La línea divisoria entre las dos partidos era la autorización de un controvertido proyecto de minería de uranio y tierras raras, que actualmente es objeto de audiencias públicas.

El depósito de Kuannersuit, en el sur de la isla, es considerado uno de los más ricos en uranio y minerales de tierras raras del mundo, un grupo de 17 metales que se utilizan como componentes en todo, desde teléfonos inteligentes hasta automóviles eléctricos y armas. IA ha pedido una moratoria sobre la extracción de uranio, lo que efectivamente detendría el proyecto.

Las divisiones sobre Kuannersuit desencadenaron originalmente las elecciones anticipadas en el territorio danés después de que uno de los partidos más pequeños abandonara la coalición con los socialdemócratas.

Los opositores dicen que el proyecto, liderado por el grupo australiano de propiedad china Greenland Minerals, tiene demasiados riesgos ambientales, incluidos los desechos radiactivos.

La ubicación geoestratégica de Groenlandia y las enormes reservas minerales han despertado el interés internacional. Tanto es así que el ex presidente de EE UU llegó a ofrecer a Dinamarca comprar su región autónoma. Una invectiva que fue rechazada de forma contundente desde Copenhague por la primera ministra, la socialdemócrata Mette Frederiksen.

Negociaciones de coalición

Egede declalró a KNR que comenzaría inmediatamente las discusiones para “explorar diferentes formas de cooperación” antes de formar un Gobierno de coalición. El joven de 34 años, miembro del Inatsisartut desde 2015, tomó las riendas del partido de izquierda verde hace poco más de dos años. El centrista Naleraq, que también rechaza el proyecto minero, se perfila como el socio preferente de Inuit Ataqatigiit.

La campaña electoral también se centró en la pesca, el principal motor de la economía de Groenlandia. Y en un momento en que los jóvenes groenlandeses se están reconectando con sus raíces inuit y cuestionando su herencia colonial danesa, las cuestiones sociales y la identidad cultural también han formado parte del debate.

Una economía local fuerte es crucial si la isla de 2 millones de kilómetros cuadrados y 57.000 habitantes quiere obtener la independencia total de Copenhague algún día. Dinamarca, que no se opone a la independencia de Nuuk, otorga a la isla subsidios anuales de alrededor de 526 millones de euros, lo que representa alrededor de un tercio de su presupuesto.

Groenlandia planea desarrollar sus sectores de pesca, minería y turismo, así como la agricultura en la parte sur de la isla, que está libre de hielo durante todo el año.

Para Marc Jacobsen, especialista en el Ártico de la Universidad de Cambridge, mantener abierta la opción de la minería a gran escala es la razón por la que Groenlandia no ha firmado el acuerdo climático de París.

El tratado permite a los Estados decidir sus propias medidas para alcanzar el objetivo común de mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados centígrados. “La firma del Acuerdo de París no les permitiría desarrollar ningún gran proyecto minero”, señala Jacobsen.

Y, sin embargo, el Ártico se ha estado calentando dos veces más rápido que el resto del planeta desde la década de los noventa, lo que afectó dramáticamente la forma de vida tradicional de los inuit, que representan más del 90% de la población de Groenlandia. IA se ha comprometido a firmar el Acuerdo de París si llega al poder.