Superdomingo en América Latina
Perú elige presidente sin un claro favorito en un clima de desafección política
El voto indígena decidirá la segunda vuelta de las presidenciales en Ecuador con un empate entre el correísta Arauz y el banquero Lasso
Las urnas se abren hoy en dos países de América Latina. La segunda vuelta de las presidenciales en Ecuador marcará el futuro del ex presidente Rafael Correa, condenado a ocho años de prisión y residente en Bélgica desde 2017. Perú afronta las elecciones presidenciales y parlamentarias más igualadas de su historia. La desafección ha dispersado el voto a seis aspirantes que recogen entre el 6% y el 11% de apoyos.
El economista progresista Andrés Arauz, afín al ex presidente que gobernó de 2007 a 2017, y el banquero conservador Guillermo Lasso se disputan ser el próximo presidente ecuatoriano. Las últimas encuestas señalan un empate técnico. Lasso ha recortado distancias enfatizando el peligro de que la vuelta del correísmo convierta a Ecuador «en una nueva Venezuela». La victoria de Arauz en primera vuelta con el 32% de los votos le señala como favorito. Los ecuatorianos eligen entre la vuelta del proyecto progresista o la mayor continuidad que represen Lasso. El candidato indígena, Yaku Pérez, ha denunciado «fraude» a favor del banquero para apartarles de esta elección. El recuento otorgó a Lasso la segunda posición frente al aspirante indígena por apenas el 0,35%.
El presidente Lenin Moreno, antiguo vicepresidente de Correa, viró hacia políticas liberales tras llegar a la Presidencia hace cuatro años. Nadie reclama su legado. Su popularidad está por los suelos.
La evolución de las encuestas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Perú refleja el movimiento de un acordeón que ha ido reduciendo la distancia entre los candidatos. La igualdad hace imposible una predicción fiable del resultado. La opción moderada del ex futbolista George Forsyth ha reducido su intención de voto desde el 20% en noviembre hasta el 8% perdiendo la primera posición en los sondeos. El candidato centrista Lescano lidera la disputadísima contienda con el 10,5%.
El candidato ultraconservador López Aliaga, que rechaza los confinamientos por «marxistas» ha despegado desde el 0,6% en febrero a ser el sexto candidato con el 6,8% de intención de voto. Keiko Fujimori, la hija del ex presidente Alberto Fujimori, suma el 7,2%. Representa el regreso del fujimorismo que gobernó entre 1990 y 2000. La izquierda peruana afronta los comicios con una previsión del 7,4% para su candidata Verónika Mendoza tras años de irrelevancia.
La crecida por la derecha de Hernando De Soto completa un cuadro electoral inédito. Seis candidatos con menos de cuatro puntos de distancia. Ninguno de ellos aglutina más del 11%.
Perú ha tenido cinco presidentes en los últimos cuatro años. Seis han sido acusados de corrupción en los últimos 30 años. La gran cantidad de proyectos políticos con opciones se explica por el hartazgo de la sociedad peruana ante la corrupción y la desconfianza hacia los partidos tradicionales. La nación inca de 32 millones de habitantes afronta las elecciones presidenciales y parlamentarias en un momento delicado de la pandemia que ha colapsado los servicios de salud.
La crisis social y política que vive el país se ha agravado por el escándalo de las «Vacunas VIP» protagonizado por el ex presidente Martín Vizcarra. Su destitución y el nombramiento del presidente Merino en noviembre provocaron protestas en las que dos personas fallecieron. Jimena Esquivel, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana, explica a LA RAZÓN la distancia entre la ciudadanía y las élites. «El rechazo a la clase política no es novedoso. Este choque se ha extendido a las élites de poder de todas las esferas. Incluso la Iglesia católica ha sufrido un desgaste cuando era una institución que seguía teniendo una gran aprobación. La crisis institucional que vive Perú se refleja en esa sobreoferta de opciones», asegura.
La dispersión del voto certifica una segunda vuelta. Los seis candidatos tienen opciones de pasar. Por ello, existe la posibilidad de una contienda entre dos candidatos del mismo bloque. Para Camilo Cruz, académico de Ciencia Política en la Universidad Nacional Autónoma de México, «Forsyth viene del mundo del fútbol. Tiene experiencia como administraciones locales. López Aliaga es un empresario del Opus Dei cuyo discurso de ultraderecha no tendría respaldo en otro momento político más estable».
Aliaga asegura que se flagela con cilicio, una cadenilla de hierro con puntas, y aceptó ser el cerdito Porky de los Looney Tunes tras ser comparado con el dibujo animado por el polémico presentador Phillip Butters. El candidato ultra aceptó la comparación física y lo convirtió en un reclamo de su campaña con Porky junto a él en sus mítines.
Chile debía votar este domingo, pero la pandemia obligó a un aplazamiento. Las citas electorales en Ecuador y Perú pueden variar la balanza entre las fuerzas conservadoras y progresistas en América Latina. “Perú ha sido históricamente un actor que promueve acuerdos de libre comercio, especialmente con los Gobiernos afines ideológicamente. Los pactos en la región están más condicionados por la cercanía política entre los Ejecutivos que en Europa”, recalca Cruz.
Los electores decidirán si Perú continúa ejerciendo su rol tradicional en la región. La falta de liderazgos sólidos deja todo abierto. El gran reto es la integración latinoamericana que este académico ve como un sueño que se aleja: “A principios de siglo hubo un debate. Estuvo en boga. Ahora no veo interés”.
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