Amenaza

Irán clama venganza por el sabotaje nuclear

La Inteligencia israelí dañó el domingo el sistema eléctrico y las centrifugadoras de la central de Natanz. El ataque coincide con el diálogo entre Teherán y Washington

Soldados israelíes durante una ronda de vigilancia en los Altos del Golán
Soldados israelíes durante una ronda de vigilancia en los Altos del GolánATEF SAFADIAgencia EFE

Mientras EE UU e Irán continúan los contactos para valorar un posible retorno al pacto nuclear de 2015, el «premier» israelí, Benjamin Netanyahu, recibió este lunes en Jerusalén al nuevo secretario de Defensa, Lloyd Austin. En el trasfondo, el sabotaje a la central nuclear de Natanz el domingo –atribuido a la inteligencia israelí–, que dañó el sistema eléctrico y las centrifugadoras de uranio de la planta, y que, según expertos de inteligencia occidentales, habría retrasado los planes de desarrollo de armamento nuclear de Teherán nueve meses.

La insistencia de Netanyahu fue clave para convencer al ex presidente Donald Trump en su retirada del acuerdo nuclear firmado entre Irán y las grandes potencias. Hoy, ante la llegada del emisario de la Administración Biden, el líder israelí centró sus primeras palabras en los lazos históricos entre ambos países: «Nuestra alianza se ha expandido durante sucesivas administraciones, y nuestra cooperación es esencial para confrontar las amenazas que afrontan EE UU e Israel». Pero rápidamente «Bibi» saltó a su prioridad, y afirmó que «no hay mayor amenaza para Oriente Medio que el régimen fanático de Irán». Terminó recordando su línea roja: «Nunca permitiré que obtengan capacidades nucleares para poner en práctica su objetivo genocida de eliminar Israel».

Austin, que se convirtió en el primer alto cargo de la nueva Administración en visitar a su mayor aliado en la región, evitó mencionar explícitamente a Irán, y expresó el «deseo de llevar a cabo consultas con Israel, ya que compartimos retos regionales comunes». Además, confirmó que la Casa Blanca continuará apoyando «los esfuerzos diplomáticos para normalizar relaciones entre Israel y naciones árabes y musulmanes», en referencia a los Acuerdos de Abraham impulsados por Trump. «Confío en que unidos podremos lograr una paz duradera en la región y avanzar en un nuevo orden estable», sentenció el secretario de Defensa.

Las buenas palabras en público no esconden las abiertas diferencias de criterio, dada la oposición frontal de Jerusalén a una hipotética reanudación del pacto nuclear. Aparentemente, el sabotaje electrónico de Natanz se produjo apenas horas después de que Teherán activara nuevas centrifugadoras, más potentes y capaces de enriquecer uranio a mucha más velocidad. El día antes del ataque cibernético, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) reveló que nuevamente detectó violaciones por parte de Teherán respecto a los límites de uranio enriquecido.

El ex jefe de la inteligencia militar del Ejército israelí, Amos Yadlin, apuntó que el régimen de los ayatolás dispone de suficiente conocimiento y recursos para continuar con su agenda nuclear, más allá de los daños del domingo. Además, opinó que «la campaña de máxima presión de Trump no logró detenerlos, sino todo lo contrario». Y alertó de que mientras que Irán está tratando de eliminar las sanciones económicas en la negociación, el flanco diplomático israelí está resentido por la crisis política interna. Siguen las negociaciones para formar Gobierno tras las cuartas elecciones, y los juicios por corrupción que afronta el “premier” hebreo.

El pacto nuclear de 2015 estableció que Irán aceptaba desmantelar gran parte de su programa nuclear (limitándose exclusivamente a fines civiles), además de permitir inspecciones internacionales de sus instalaciones, a cambio de relajar sustancialmente las sanciones que ahogan a la economía persa.