Reino Unido

Johnson rechaza una investigación parlamentaria sobre el amiguismo en el Gobierno

Concluye que será suficiente la que él mismo ha encargado sobre la relación de varios altos cargos con la financiera anglo-australiana Greensill Capital

El primer ministro británico, Boris Johnson, durante el debate semanal en el Parlamento
El primer ministro británico, Boris Johnson, durante el debate semanal en el ParlamentoREUTERS TV

El “premier” Boris Johnson rechazó este miércoles la iniciativa de crear una investigación parlamentaria sobre el amiguismo en el Gobierno, al concluir que será suficiente la investigación independiente que él mismo ha encargado para abordar el escándalo que rodea a la empresa financiera Greensill Capital.

El actual Ejecutivo ha pedido una investigación sobre el papel desempeñado por el ex primer ministro David Cameron como asesor de esta compañía de la City -ahora en quiebra- después de mandar mensajes de texto y correos electrónicos al actual titular Economía, Rishi Sunak, y a otros dos miembros del Gabinete, para que la financiera tuviera acceso a determinados préstamos.

Cameron dimitió como primer ministro en 2016 tras el triunfo del Brexit y no comenzó a asesorar a la compañía hasta 2018, respetando así los dos años que se piden de margen a los políticos antes de entrar en el sector privado. El que fuera líder “tory”, no obstante, reconoce que ha aprendido “lecciones importantes” y explica que debería haber utilizado “los canales más formales” en lugar de mensajes de teléfono para asegurarse de que “no hay lugar para malas interpretaciones”.

Johnson -rival de Cameron desde sus años en Eton y Oxford- se ha negado a respaldar a su viejo colega, asegurando que la investigación independiente tiene “carta blanca” para llegar hasta el fondo de la cuestión. La comisión estará presidida por Nigel Boardman, un experto jurista que fue durante años socio del bufete internacional Slaughter and May y en la actualidad es director no ejecutivo del ministerio de Comercio, Energía y Estrategia Industrial.

Con todo, la oposición laborista considera que eso no es suficiente por lo que su líder, Keir Starmer, presentó hoy una moción para crear un comité parlamentario que examine los casos de cabildeo y posible tráfico de influencias entre funcionarios y miembros del Ejecutivo. Pero Johnson se negó recalcando que eso “no aportaría nada bueno”. La moción se sometió a votación en la Cámara de los Comunes, donde los conservadores cuentan con mayoría absoluta, y fue rechazada por 357 votos frente 262.

“El escándalo Greensill es solo la punta del iceberg”, sostuvo Starmer, durante la sesión semanal de control al Ejecutivo en los Comunes, donde acusó al primer ministro de “bloquear una investigación adecuada” y lamentó que haya un retorno a los trucos “sucios” de los conservadores.

En los últimos días, los medios han revelado además que otros altos cargos tenían vínculos con esta empresa de financiación de la cadena de suministro, quebrada en marzo, que llegó a infiltrarse en varios departamentos del Gobierno.

Entre otras cosas, se ha sabido que el que fuera jefe de contrataciones públicas del Ejecutivo, Bill Crothers, empezó a trabajar para la financiera en septiembre de 2015, con aprobación de la Oficina del gabinete, antes de dejar su puesto gubernamental dos meses después. Por su parte, el australiano de 44 años Lex Greensill, fundador de la empresa, llegó a tener acceso a las altas esferas del poder.

Aunque Cameron fue exonerado por el regulador de haber violado las actuales normas de cabildeo, sus maniobras han reabierto el debate sobre tráfico de influencias y llevado a la oposición a pedir un endurecimiento de la ley.