Europa

Elecciones en Reino Unido

Starmer, en la cuerda floja solo un año después de su elección como líder laborista

Los «tories» podrían arrebatar otro feudo de la izquierda en el «Muro Rojo»

El líder laborista, Keir Starmer, visita un club de boxeo
El líder laborista, Keir Starmer, visita un club de boxeoDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

El “Superjueves” se presenta como un auténtico desafío para el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, ante unas encuestas que anticipan un avance de los conservadores en el llamado “Muro Rojo”, del norte de Inglaterra, donde tradicionalmente siempre se había votado por la izquierda.

Recuperar la confianza de estos votantes es el gran objetivo para Starmer, quien hoy se enfrenta a su primer gran examen con las urnas desde que fuera elegido líder de la oposición, justo hace ahora un año. Tras el radical Jeremy Corbyn, que llevó a la formación a cosechar uno de los peores resultados de la historia, la moderación de Starmer, un reputado abogado de los derechos humanos, llenó a las filas de optimismo.

Comenzó con fuerza. Sus análisis cuasi forenses en las sesiones de la Cámara de los Comunes dejaban `ko´ a un Boris Johnson aturdido por aquel entonces por su criticada gestión ante la pandemia. Starmer llegó a convertirse en el político más popular de Westminster y muchos veían material para un futuro primer ministro. Pero, en los últimos meses, su efecto ha ido perdiendo fuelle.

Lo habitual en Reino Unido es que el partido en el poder sufra un revés en los comicios locales, pero el viento sopla a favor Boris Johnson, gracias ante todo a la exitosa campaña de vacunación contra la covid, por lo que la izquierda teme una nueva debacle electoral.

“No creo que nadie pensara de manera realista que fuera posible llevar al Partido Laborista de sus peores resultado en unas generales desde 1935 a una posición ganadora en el plazo de tan solo un año”, se justificaba Starmer, como dando por hecho su derrota. El laborista asegura que la pandemia le ha impedido salir a la calle a “reconectar con el electorado”. Pero el argumento no convence a sus filas.

Y decisiones como la de presentar a un “remainer” (que abogó por la permanencia de Reino Unido en la UE) como candidato en el distrito de Hartlepool, que votó masivamente a favor del Brexit, han puesto en cuestión su estrategia. En caso de que Starmer pierda finalmente un escaño que lleva en manos de los laboristas desde su creación en 1964, estaría en serios problemas.

Precavido, el responsable laborista ha preferido rebajar las expectativas para que los malos resultados no amenacen su liderazgo. A Starmer se le echa en cara su falta de contundencia para plantar cara a Johnson -más aún tras su desastrosa gestión al inicio de la pandemia- y la falta de una línea ideológica clara, ante lo que él se defiende con el argumento de que trata de practicar una “oposición constructiva”. El sector más radical de sus filas lo han instado a que se fije una fecha límite para avanzar en áreas perdidas ante los conservadores en las generales de 2019 o, de lo contrario, presente su dimisión para evitar entregar a los “tories” otro mandato de cinco años.