Elecciones en Alemania

La socialdemocracia alemana lucha por evitar caer en la irrelevancia política

El SPD, tercero en los sondeos por detrás de Los Verdes, promete subir el salario mínimo y guarderías gratuitas en un intento de recuperar a sus votantes tradicionales

El candidato socialdemócrata a la Cancillería y ministro de Finanzas, Olaf Scholz, en el congreso que celebró el SPD este domingo
El candidato socialdemócrata a la Cancillería y ministro de Finanzas, Olaf Scholz, en el congreso que celebró el SPD este domingoCLEMENS BILAN / POOLAgencia EFE

El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) ha celebrado este domingo su congreso e inaugurado de forma oficial su particular campaña electoral, con la votación de su candidato y de su programa para los comicios federales del 26 de septiembre. El socio de Gobierno de la canciller Angela Merkel en la eterna Gran Coalición sabe que las encuesta no dan margen para la continuidad de este matrimonio de conveniencia por las pérdidas que se prevé tengan los dos grandes partidos alemanes.

Tal vez por eso los dirigentes del SPD no ahorraron hoy en críticas contra La Unión. Como invitados al congreso hablaron el primer ministro portugués y líder socialista, Antonio Costa, así como el jefe de la Federación Alemana de Sindicatos, Reiner Hoffmann, que aseguró que el amplio programa de subvenciones durante la pandemia de coronavirus se debió en buena parte al trabajo del SPD en la coalición.

El candidato socialdemócrata, Olaf Scholz, actual ministro de Finanzas de Merkel y vicecanciller, aseguró en su discurso que «un gobierno más dirigido por la CDU y la CSU sería un riesgo para el bienestar y los puestos de trabajo, un riesgo para nuestro país».

Scholz, que salió respaldado por el voto del 96,2% de los 600 delegados socialdemócratas participantes, presentó un plan con cuatro puntos principales para las elecciones de septiembre: el fortalecimiento de la infraestructura de transporte público, la neutralidad climática de la industria, la digitalización y un sistema sanitario reforzado.

El secretario general del SPD, Lars Klingbeil, aseguró que «esa La Unión [como se conoce a la alianza entre la CDU y sus socios bávaros de la CSU] está rota y vacía de contenido, y para Alemania será positivo si esos conservadores no tienen más responsabilidades».

También criticó el escándalo de la posible corrupción en torno a la compra de mascarillas en la CDU y la CSU. Alemania, aseguró Klingbeil, necesitaría un «cambio cultural» que «es necesario dirigir», aseguró en relación a la estructura del partido de los conservadores, dominado por hombres mayores: «80 de los candidatos y candidatas directos del SPD al Bundestag tienen menos de 35 años». El país necesitaría políticos «más jóvenes, más diversos, más femeninos».

El co presidente del SPD, Norbert Walter-Borjans, también reprochó a La Unión su curso poco decidido en política climática: «A quien como la CDU y la CSU salta entre el freno por una parte y las maniobras de adelantamiento por otra, hay que quitarle el carné de conducir». Por si el símil no estaba claro dijo a continuación que «tienen que bajarse del volante, y ello también en el terreno político». Los democristianos serían «un riesgo para el común de los ciudadanos» también en sentido económico, de bienestar y de convivencia.

El candidato por Turingia del sur, Frank Ullrich, criticó asimismo a la CDU por haber escogido a Hans-Georg Maaßen como candidato para dicho distrito. Maaßen, que fue jefe de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfW), destacó en los últimos meses por su cercanía a posiciones de la extrema derecha y de Alternativa para Alemania (AfD). La CDU habría demostrado con su elección «que ha perdido el norte completamente», lamentó Ulrich por videoconferencia, ya que el congreso se celebró on-line por la pandemia.

Un 99% de los delegados aprobó el programa electoral, que contempla una subida del salario mínimo a 12 euros la hora, la gratituidad de las guarderías y del transporte público para los menores, la subida de impuestos para los salarios más altos y una economía sostenible en términos climáticos con la vista puesta en 2024.

Otra medida que prometen los socialdemócratas alemanes a su menguante electorado son la construcción de 400.000 viviendas al año. El partido aprobó una resolución en base a la cual se compromete a fomentar «el trabajo conjunto internacional» que asegura que las patentes de los medicamentos no pueden ser un impedimento para la lucha global contra la pandemia. Este último punto podría ser un elemento de fricción con los democristianos de la CDU/CSU, ya que el sábado la canciller se mostraba en contra de liberar la protección intelectual de las vacunas.

Futuras coaliciones

Scholz aseguró que quiere liderar «una alianza para el progreso», sin hacer mayor mención a posibles socios de coalición. La co-presidenta Saskia Esken aseguró que Alemania está ante la disyuntiva de elegir «un Gobierno progresista» o uno de «bella durmiente conservadora», si bien estas palabras en Alemania son muy relativas, ya que hasta ahora el SPD siempre se ha negado a realizar una coalición con el partido de La Izquierda («Die Linke»), que en conjunto con Los Verdes, según las encuestas sería posible.

Los sondeos y las últimas elecciones regionales en Renania Palatinado y Baden Württemberg anuncian cambios importantes en Alemania y prevén una pérdida sustancial para el SPD, que pasaría a tener del 20% obtenido en 2017 a un 14 a 16%, pasando a ser la tercera fuerza en el Parlamento. La Unión de Merkel cae también, bajando al 24-26%, dependiendo de las encuestas, lo que supone unos ocho puntos de caída y quedando en segundo lugar. El primer partido serían Los Verdes, que aparecen como ganadores desde esta semana.