La vida bajo los misiles
La desesperación de la pequeña colonia de españoles en Gaza: «Somos testigos del intenso bombardeo por tierra, mar y aire»
El doctor Salah Awad el-Sousi, hispano-palestino nacido en la Franja que vivió en Madrid durante su juventud, habla con LA RAZÓN para explicar sus sensaciones sobre el conflicto israelí-palestino
En pleno corazón de la ciudad de Gaza, ayer seguían comprobando el impacto de la destrucción de torres residenciales, edificios de medios de comunicación e infraestructuras civiles y militares de Hamás tras los masivos bombardeos israelíes. En un breve compás de silencio, el doctor Salah Awad el-Sousi, hispano-palestino nacido en la Franja que vivió en Madrid durante su juventud, atendió la llamada de LA RAZÓN para explicar sus sensaciones sobre el terreno.
«Esto es una auténtica catástrofe creada por el hombre. En nombre de la lucha contra el terrorismo, están generando un terrible daño psicológico, social y económico sobre otros seres humanos». Respecto a las reiteradas acusaciones mutuas y la batalla narrativa sobre quién empezó la enésima escalada del conflicto, apostilló: «Son excusas falsas, que siempre utilizan los países poderosos. Creen que la razón de la fuerza vence a la fuerza de la razón».
Sousi regresó a la Franja de Gaza en 1994, reclutado «para un proyecto de paz impulsado por la Autoridad Nacional Palestina (ANP)». Además de participar en la fundación de la facultad de Farmacia en la Universidad Al-Azhar, es decano de este ente académico en otros programas. «Hace media hora, cayó un bombazo justo delante de casa. Todos los cristales vibraron. Somos testigos del intenso bombardeo por tierra, mar y aire. Veo a las fragatas militares en el mar, yo vivo pegado a la costa. Los drones vienen, marcan las coordenadas, y luego las cazas derriban los edificios», explicó.
Así ocurrió ayer con la torre Al Jalaa, sede de la agencia AP y la cadena Al Jazeera. Los ocupantes recibieron una orden de desalojo antes de producirse el ataque. Se trata de la quinta alta torre que la aviación israelí bombardea en la actual escalada bélica con las milicias de Gaza. La torre Anadi fue el primer gran edificio que quedó hecho añicos. Justo ahí, era donde anteriormente el doctor tenía su apartamento. «Albergaba oficinas y gimnasios. De repente, llegó un aviso a todos los vecinos para que desalojen sus casas». El ataque aéreo llegó instantes después: «La bomba arrancó el edificio de raíz». Y no solo eso: buena parte de las viviendas y edificios de alrededor quedaron dañados y están abandonados. «Hay que reconstruirlo todo por las pérdidas», destacó.
Preguntado por las familias que se ven forzadas a dejar sus casas y huir, Sousi recordó que Gaza es la ciudad más poblada del mundo por metro cuadrado. «Toda la ciudad es como una familia, de norte a sur. Todos tienen parientes y amigos, y la acogida es una costumbre tradicional. Quienes huyen son atendidos por otros, y es un consuelo, que en parte mitiga el dolor que vivimos».
Los intensos bombardeos sobre el enclave palestino coincidieron con el Eid al-Fitr el jueves, la festividad musulmana que marca la ruptura del ayuno de Ramadán. «Es como si fuera la noche de Reyes en España. En lugar de vivir ese entusiasmo e ilusión con los niños, nos castigan con este dolor físico y psicológico. Así es como se impulsa el odio y el deseo de venganza», opinó con enojo.
Israel acusa a Hamás de usar infraestructuras civiles en zonas densamente pobladas –junto a escuelas o mezquitas– para lanzar sus salvas de misiles. Pero para el doctor, «ellos lo crean y lo agigantan para tener un enemigo, y así alegar después el derecho a la autodefensa. El resultado final es la permanencia de Hamás y más víctimas humanas».
Con tres guerras libradas entre 2008 y 2014, y junto a la actual operación «Guardián de los Muros», hay toda una generación de gazatíes nacida y crecida al albor del bloqueo y la guerra. «Generación tras generación, los jóvenes se pierden en un desierto de incertidumbre entre los ataques y las represalias. No tienen trabajo ni esperanzas», aseguró Sousi.
Si bien reconoce que Israel no puede vencerse por la fuerza porque «dispone del armamento más sofisticado», defiende que la única vía es la movilización popular. «Hemos nacido en esta tierra, y tenemos derecho a una paz verdadera y a convivir el uno con el otro». Ante los moribundos Acuerdos de Oslo (1993), para Sousi la solución pasa por «un único estado, en que vivan todos en armonía bajo un mismo parlamento y plenos derechos, ya que sin unión geográfica –Gaza y Cisjordania desconectadas–, no hay patria».
Según el consulado de España en Jerusalén, ente diplomático que lidia con los territorios palestinos, actualmente hay 98 personas con doble nacionalidad española-palestina en Gaza. Por ahora, no hay un plan en marcha para evacuar a la colonia española, aunque están «en contacto periódico» para conocer su situación. Habitualmente, los operativos de socorro –como ya ocurrió en la guerra de 2014–, se hacen en coordinación con países europeos para facilitar los trámites y la logística del operativo.
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