Bielorrusia
El prestigioso bloguero que hace temblar a Lukashenko: “Aquí me enfrento a la pena de muerte”
Roman Protasevich se enfrenta a quince años de prisión acusado de “organización de disturbios y acciones colectivas que vulneran gravemente el orden público”
Con tan solo 26 años Roman Protasevich se ha convertido en el enemigo público número uno del régimen de Alexander Lukashenko, conocido como “el último dictador de Europa”. El presidente de Bielorrusia ordenó desviar un avión de Ryanair para detener a este activista y periodista bielorruso que ha logrado poner en aprietos a las autoridades de la ex república soviética. La operación, digna de una película de acción, se llevó a cabo con el despliegue de un caza MiG-29, lo que supuso el desvío de un Boeing en el que viajaban a bordo 170 pasajeros de 12 nacionalidades. ¿Por qué Lukashenko teme tanto a este joven periodista?
Protasevich es muy seguido por miles de bielorrusos a través de las redes sociales en un país donde los medios críticos con el Ejecutivo han sido silenciados. Las palabras de este bloguero son seguidas por la oposición del país, cansada de un régimen al que califican de corrupto y autoritario. Durante las protestas sociales en contra el Gobierno el año pasado, Protasevich estuvo al frente de Nexta y Nexta Live, dos canales de Telegram con cientos de miles de suscriptores y que tienen su base en Polonia
Desde Nexta, fundada en 2015, Protasevich animó a la gente a salir a la calle y fue clave en la movilización contra la reelección en 2020 de Lukashenko, en el poder desde 1994, difundiendo consignas y compartiendo fotos y videos de las manifestaciones y de la represión. Por este motivo, la justicia de Bielorrusia la considera una “organización extremista” al convocar huelgas y alentar el bloqueo de carreteras. Su detención se produjo, según Minsk, por “organización de disturbios y acciones colectivas que vulneran gravemente el orden público”, cargos que le podrían acarrear 15 años de prisión.
Protasevich forma parte de la generación de jóvenes bielorrusos opositores, cercanos al entorno de Belsat, un canal dirigido a Bielorrusia, pero financiado por el gobierno polaco. Desde muy joven se involucró en las actividades de la disidencia. En 2011, fue expulsado de una prestigiosa escuela por participar en un mitin de protesta y después fue expulsado también del programa de periodismo de la Universidad Estatal de Minsk, según informa The New York Times. También participó en las manifestaciones de Ucrania del Maidán”, pero solo como “espectador”, según reconoció en una entrevista. Además permaneció un año en el Donbass, el este de Ucrania tomada por los separatistas prorrusos, como periodista “freelance”.
Recientemente, quedó incluido en una lista de “individuos implicados en actividades terroristas” confeccionada por los servicios de seguridad bielorrusos (KGB), herederos del período soviético. Actualmente, Protasevich formaba parte de otro canal de Telegram conocido como Belamova.
Como tantos otros opositores al régimen, el periodista ahora detenido había estado viviendo en el exilio en Lituania, donde se le concedió asilo político en 2019. Este país rechazó una solicitud de extradición enviada por Minsk. Pero las ganas de atraparlo han sido muy tentadoras para Lukashenko, quien finalmente ordenó detener un vuelo dentro de la UE que iba de Atenas a Vilna, la capital de Lituania, para desviar el aparato a Minsk. Según los datos de vuelo, el avión estaba sobre el espacio aéreo bielorruso cuando desvió el rumbo, pero estaba más cerca de Vilna que de Minsk.
“Aquí me enfrento a la pena de muerte”, dijo un tembloroso Protasevich a un pasajero del avión antes de que la policía bielorrusa se lo llevara tras aterriza en Minsk. Al parecer, Protasevich entró en pánico cuando se dio cuenta de que el avión cambiaba de rumbo. Una pasajera narró después que el bloguero revolvió entre su equipaje de donde extrajo un teléfono móvil para entregárselo a su novia. Otro pasajero relató a la agencia France Presse que el joven “tenía mucho miedo” y que “parecía que si la ventana hubiera estado abierta, habría saltado”.
Los editores de Nexta, casi todos exiliados, viven bajo la amenaza constante del entorno del Gobierno, según manifestó a The Guardian Stepan Svetlov, su fundador. “Dicen que van a volar la oficina, que nos secuestrarán y nos llevarán de regreso a Bielorrusia”.
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