Crimen organizado
Giovanni Falcone, el juez que marcó un antes y un después en la lucha contra la mafia italiana
El magistrado fue asesinado en un atentado cuando viajaba de Trapani a Palermo. Una bomba de 1.000 kilos estalló y lo catapultó a una distancia de 300 metros
A finales del siglo XX la ciudad de Palermo se convirtió en la principal zona de operaciones de la mafia Cosa Nostra, por lo que reinaban los atentados, los crímenes y el narcotráfico por doquier. Es por ello que se desató una cruenta y sangrienta batalla no solo contra los funcionarios del Estado (principalmente contra la judicatura), sino también contra partidos políticos opositores y capos rivales.
En ese contexto surgió la figura del juez Giovanni Falcone, quien fue designado el 25 de septiembre de 1979 a un juzgado de instrucción en Palermo por orden del Vocal Instructor Superior Rocco Chinnici tras el fallecimiento del juez Cesare Terranova a manos de la mafia.
Junto al “pool” (grupo) antimafia conformado por el también magistrado Paolo Borsellino, Giuseppe di Lello y Leonardo Guarnotta, Falconecentró su investigación en la ciudad de Palermo, el foco de actividad de la mafia y desarrolló una metodología de investigación basada en el rastro del dinero.
Tras la instrucción a Rosario Spatola, presunto miembro de la mafia, Falcone perfeccionaría su técnica “revolucionaria” para la época ya que pidió a los bancos de Palermo, el registro detallado y minucioso de todos los movimientos financieros de todos aquellos involucrados con la mafia, lo que actualmente puede parecer algo obvio para aquel tiempo no lo era, y fue una estrategia que comenzó a dar frutos rápidamente.
Buscetta, el mayor traidor a la mafia
Además, tras la designación de Antonino Caponnetto como Vocal Instructor Superior tras la muerte de Rocco Chinnici a manos de la mafia tras un coche bomba a las afueras de su casa, se brindan las condiciones necesarias para el interrogatorio a Tomasso Buccetta, ex miembro de la mafia, luego de que fuera extraditado desde Estados Unidos, quien expresa su deseo de colaborar con el juez Falcone.
Son 45 días de interrogatorio a quien sería pieza clave para la instrucción del Maxijuicio de Palermo. Durante el interrogatorio, Bucceta dio información clave sobre la estructura, los métodos de reclutamiento, las funciones de la mafia Cosa Nostra y sobre todo, de la “traición” de la familia de los Corleonesi hacia los códigos y principios de la misma mafia, en cuya cabeza se encontraba el despiadado “Toto” Rina.
La mafia ya tenía conocimiento de todos estos sucesos, por lo que dejó clara su posición asesinando a sangre fría a Beppe Montana y Ninni Cassara en 1985, ambos miembros de policía encargados de la seguridad del “pool” antimafia, por lo que fue necesario desplegar una red logística de seguridad nunca antes vista y la designación de nuevos jueces que se aboquen al expediente contra los capos mafiosos debido a la excesiva carga procesal, todo ello con el objetivo de dar inicio, de una buena vez, al maxijuicio de Palermo, que tuvo como principal propulsor al juez Giovanni Falcone.
Maxijuicio de Palermo
Este juicio tuvo lugar el 10 de febrero de 1986 en una cárcel de Palermo, especialmente fabricada para el juicio, y se dictó sentencia en primera instancia casi dos años después en diciembre de 1987. Fueron llevados a juicio 475 acusados, 119 de ellos fueron juzgados en ausencia (siendo Salvatore “Toto” Riina, líder de la familia de los Corleonesi, uno de ellos). Entre los miembros más avezados que se encontraban presentes al momento del juicio, podemos mencionar a Giussepe Caló, Michele Greco o Luciano Leggio, todos ellos miembros o ex miembros de la “Cupola” (cúpula mafiosa).
Los cargos atribuidos incluían 120 asesinatos, narcotráfico, extorsión y la introducción del nuevo delito de asociación mafiosa en el Código Penal Italiano. De los 475 acusados, 360 fueron condenados y 115 absueltos, se dictaron 19 cadenas perpetuas y más de 2660 años de prisión divididos entre todos los condenados.
A pesar del esfuerzo realizado, los estragos se sintieron no por parte de la mafia, sino dentro de la misma institución judicial, ya que el método instructor del juez Falcone había generado el recelo por parte de otros magistrados quienes mostraron una crítica insidiosa frente a su trabajo. Por tal motivo, el juez Antonino Caponetto fue reemplazado por el juez Antonino Meli, designado por el Consejo Superior de la Magistratura, a pesar de su nula experiencia en la lucha contra la mafia, y terminó por disolver el “pool” mediante un proceso de “normalización”.
Sentencias anuladas
Además, muchas sentencias emitidas durante el maxijuicio fueron anuladas posteriormente por el Tribunal de Casación cuya corte presidía el juez Corrado Carnevale quien fue apodado como el “matasentencias” (amazza sentenze) ya que tenía una tendencia a anular sentencias por defectos de forma, por lo que posteriormente sería acusado de estar coludido con la mafia y del que finalmente sería absuelto.
Esto tuvo como consecuencia que para 1989 solo 60 acusados estaban bajo rejas, donde muchos de ellos se encontraban en hospitales psiquiátricos simulando enfermedades imaginarias, mientras otros seguían conservando enormes privilegios dentro de sus celdas. Afortunadamente, para el verano de 1992 la situación empezó a mejorar, puesto que los jueces Falcone y Borsellino retomaron las apelaciones que quedaban pendientes del maxijuicio y rechazaron muchas de ellas, al mismo tiempo que consiguieron revertir algunas absoluciones que no se ajustaban a Derecho.
Asimismo, Falcone asumió la responsabilidad de coordinar a nivel nacional la lucha contra el crimen organizado. Siendo el principal promotor de la creación de la DIA (Dirección de Investigación Antimafia) y la DNA (Dirección Nacional Antimafia), las cuales aún operan hoy en día. Asimismo, presentó ante el Ministro de Justicia Italiano Martelli un paquete de medidas antimafia referidas a la de confiscación de bienes, reclusión para jefes mafiosos y una ley de protección de testigos, quien a su vez sería remitida al Presidente de la República en ese entonces, Giulio Andreotti.
Atentado contra Falcone
Como era de esperar, la labor incesante de Falcone y del “pool” antimafia no iba a ser perdonada por los capos de la mafia. Y es que en 1992 mientras el juez conducía su coche en la vía que se dirige al aeropuerto de la ciudad de Palermo, 1000 kilos de explosivos escondidos bajo tierra estallaron causando la muerte instantánea de Falcone, su esposa -la también magistrada Francesca Morvillo- y los miembros de su escolta -Rocco Di Cillo, Vito Schifani y Antonio Montinaro-. La orden de ejecución fue emitida por el líder de la familia de los Corleonesi, Salvatore “Toto Rina” y llevado a cabo por Giovanni Brusca y Nino Gioé.
El magistrado Paolo Borsellino también sería asesinado, 57 días después, tras el estallido de un coche bomba en frente de su casa. Esto último hecho generó una enérgica respuesta de la ciudadanía en contra de la mafia, por lo que el gobierno italiano se vio obligado a hacer una redada contra la mafia en su conjunto, capturando a Rina un año después en Palermo, y siendo condenado por más de 100 homicidios a cadena perpetua y confiscándosele bienes por más de 125 millones de dólares. La detención de Rina como cabecilla y la de sus principales asociados (entre ellos los ejecutores de Falcone y Borsellino) supusieron el debilitamiento de la mafia Cosa Nostra.
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